Se trata de Letras Intransferibles sin valor de mercado que, de todas formas, figuran en el balance del Central y generan ganancias contables que permiten emitir dinero
El Ministerio de Economía le colocó hoy una Letra Intransferible al Banco Central por USD 7.500 millones con vencimiento en 2031. Con la operación, el Tesoro Nacional no toma prestado un centavo de parte de la autoridad monetaria, apenas si renueva y patea hacia adelante una letra por el mismo monto que data del año 2011. En ese momento, el Gobierno utilizó las reservas internacionales para pagar deuda. La operación, un trámite sin mucho efecto real, se vuelve relevante si se tiene en cuenta que esas letras sin valor de mercado que el Tesoro no muestra intención de pagar figuran en el balance del Central y le permiten a la entidad emitir pesos como resultado de ganancias que son puramente contables.
“Dispónese la emisión de una Letra del Tesoro Nacional Intransferible en Dólares Estadounidenses, a ser suscripta por el Banco Central de la República Argentina (BCRA), (…) por hasta un monto de siete mil quinientos seis millones doscientos nueve mil trescientos veintiocho dólares estadounidenses (USD 7.506.209.328)”, ordena la resolución conjunta 3 de 20201 publicada esta mañana en el Boletín Oficial.
La letra tendrá un plazo de 10 años, con vencimiento el 7 de enero de 2031, amortización íntegra al vencimiento y pagará intereses según la tasa Libor de referencia menos un punto porcentual.
La operación empalma con el vencimiento de otra letra idéntica emitida el 7 de enero de 2011 y dispuesta en una prórroga a la Ley de Presupuesto 2010. En ese entonces, durante el primer mandato presidencial de Cristina Fernández de Kirchner, el Tesoro había tomado USD 7.504 millones para el pago de deuda, como parte del Fondo de Desendeudamiento Argentino (FONDEA).
El verano anterior había tenido lugar el conflicto por las reservas que terminó con la salida de Martín Redrado de la autoridad monetaria.
Fuentes del BCRA descartaron la operación como una renovación sin mayores consecuencias, dado que era esperable que ante el vencimiento no hubiera forma de cancelar la deuda. No hay manera de que el ministro de Economía, Martín Guzmán, consiga USD 7.500 millones para devolver las reservas a la autoridad monetaria.
Pero más allá del trámite burocrático, las tenencias de Letras Intransferibles tienen impacto sobre las operaciones del BCRA. A pesar de que es deuda intransferible, es decir que no tiene valor de mercado ni se puede vender a un tercero para engrosar las reservas internacionales- figura a valor nominal en el balance de la autoridad monetaria.
Así, la entidad conducida por Miguel Pesce cuenta con un activo de casi USD 46.700 millones que aunque no tiene ningún precio concreto está nominado en dólares, y su valor contable medido en pesos sube cada vez que el dólar avanza.
Junto con las tenencias que componen a las reservas internacionales, las Letras Intransferibles le generan ganancias constantes al BCRA, sobre todo en 2018 y 2019 como resultado de la disparada del dólar oficial.
Este año esas ganancias cobraron más relevancia que nunca porque la Carta Orgánica de la autoridad monetaria permite “girar utilidades” al Tesoro, el accionista único del BCRA. Y, en base a esos resultados Pesce giró este año más de $ 1,6 billón en concepto de utilidades para financiar los gastos extraordinarios asociados con la pandemia de coronavirus covid-19.
Las reservas netas del BCRA -las reservas brutas menos los dólares de deuda, encajes y otros conceptos que no son propiedad de la entidad- cayeron 65% el año pasado, cerrando en torno a los USD 4.800 millones, el menor nivel de los últimos 5 años.