Desde el Banco Central de la República Argentina le dejaron en claro en las últimos días al Gobierno de Mauricio Macri, en especial a algunos ministros que no creen en seguir defendiendo la meta anual inflacionaria de 17% como tope, que continuará en su línea política de garantizar ese porcentaje y de no modificar las proyecciones previstas por la entidad que maneja Federico Sturzenegger para este año. El BCRA incluso va más allá y argumenta tanto dentro como fuera del banco, que los números que se proyectan hacia el resto de 2017 permiten la defensa de la previsión. Aun cuando muchos integrantes del gabinete económico del Poder Ejecutivo ya discuten internamente si no es el momento de comenzar a trabajar bajo la hipótesis de un nuevo techo más cercano al 30%. En esta línea milita, entre otros, el vicejefe Mario Quintana, quien ya habría planteado dentro del Gobierno la necesidad de comenzar a trabajar con la nueva hipótesis; y, en contrapartida, tender puentes de diálogo duro y directo con el Central para presionar por una baja en las tasas de interés. La decisión de ayer de llevar las Lebac 25,5% (15 puntos más que el cierre de ayer), demuestran que el directorio que encabeza Sturzenegger está lejos de la idea del gabinete.
La visión del BCRA es diferente y concreta. El optimismo se basa en que las comparaciones de la mayoría de los analistas privados se realizan aún contra los niveles de 2016, con lo que tendrían una visión distorsionada sobre lo que sucederá en el segundo semestre del año. Más allá de lo que sucede en mayo (los analistas privados hablan de un alza cercana al 2% y en el Central se habla de una comparación interanual por debajo del 25%), se confía en el Central en que en julio el incremento interanual se ubicará entre 21 y 22%, con lo que la medición a 12 meses habrá bajado de 36% en diciembre a 21% para comienzos del segundo semestre. Esta meta, fácilmente lograble según la visión de la entidad, demostrará que la inflación habrá sido reducida a mitad de año prácticamente a la mitad. Y que lo mejor estará por llegar.
Para ese momento, de conseguirse la comparación de 21%, el alza de los precios sería el menor de los últimos cinco meses y la inflación más baja en 10 años; y que una vez que se hable de esta situación las expectativas comenzarán a ser mejores a través de un shock de confianza. Para mejor, el dato aparecerá cuando el gobierno tenga que enfrentar las elecciones Paso del 13 de agosto y las legislativas nacionales del 22 de octubre. Siguiendo esta línea es que en el Central afirman que para fines de año, comparando el último trimestre de 2017 y el mismo período de 2016, la medición arrojaría un porcentaje menor al 20% y muy cercano a la meta pactada en el presupuesto 2017. Se afirma además que la presión sobre los precios por cuestiones monetarias tenderá a estabilizarse en junio y que este dato comenzará lentamente a normalizar la confianza en que finalmente el Gobierno está logrando controlar el alza de precios.
Si bien en el Ejecutivo hay varios ministros que tienen otra visión y que reclaman por un cambio de perspectivas a nivel nacional para poder destrabar conflictos (es el caso de Jorge Triaca en el Ministerio de Trabajo), el principal apoyo que tiene Sturzenegger en su visión no es menor. El propio Mauricio Macri cree que el presidente del Banco Central tiene razón, y que habría demostrado hasta ahora profesionalismo y voluntad para controlar el alza de precios con instrumentos lógicos. Se desliza dentro del Gabinete que hubo la semana pasada, antes del viaje del Presidente a China, varios diálogos entre el jefe de Estado y algunos altos integrantes del gabinete económico para ejecutar la mencionada presión sobre Sturzenegger, y que fue el propio Macri quien abortó cualquier posibilidad de este tipo con dos argumentaciones. La primera, económica, afirmando que cree que la visión del BCRA sobre la evolución inflacionaria para el resto del año será la correcta y que hacia el último trimestre se proyectará un incremento menor al 20% que algunos integrantes del gobierno ya comienzan a creer. El segundo argumento de Macri hacia los que le aconsejaban presionar al BCRA, era institucional: el jefe de Estado es un convencido de la necesidad de fortalecer la autonomía de la entidad. Afirman que éste es uno de los capítulos sobre los que más se debe insistir en el exterior cada vez que viaja y que la garantía de independencia que se le da al Central es uno de las políticas que más se le ponderan al Gobierno fuera del país. «Que no se pierda la perspectiva», afirma el jefe de Estado ante sus colaboradores del Gabinete Económico cada vez que hay inquietudes sobre la meta ya pactada de la inflación en 2017 y que el BCRA sigue defendiendo.
Fuente: http://www.ambito.com/883157-gobierno-ratifica-meta-de-17-para-2017