Para el oficialismo, perdieron los que apostaron al “carry trade”. Se asegura que perderán los que apostaron a vender dólares, entrar a las Lebac y recomprar divisas baratas. Preocupación por la inflación.
En el gobierno analizan un costado positivo en la suba del dólar de los últimos diez días. Se asegura que con el alza de la divisa y la perforación de la barrera psicológica de los 17 pesos, y al menos por el momento, se terminó el «carry trade»; y con saldo negativo. Al menos para los que apostaron a que esta «bicicleta» les hubiera generado ganancias de más de 15% anual ingresando y saliendo del mercado a un precio similar de venta y recompra de los dólares. Esto se analizaba ayer en los despachos del ministerio de Finanzas de Luis Caputo y el Banco Central de Federico Sturzenegger, al considerar casi como un éxito secundario que los que hayan apostado a la venta de dólares para generar ganancias financieras y luego volver al dólar para salir del mercado local, hayan perdido algo de sus rentas previsionadas. Al menos si la idea de estos inversores golondrina era la de volver a comprar a tiempo las divisas vendidas para apostar a las licitaciones de las Lebac, esperar a los vencimientos de las colocaciones del Central, para luego recomprar los dólares a valores similares a los de ingreso.
Sturzenegger había dicho el 28 de junio pasado, al concurrir al Senado a explicar la política monetaria y cambiaria del BCRA, que la operación no era una especulación con futuro. «Con el «carry trade» le puede ir bien o mal. Mirando el comportamiento de los últimos meses vemos que el 50% de las veces les fue mal». Sturzenegger se refería a la operación del 20 de junio, donde vencían unos 540.000 millones de pesos en Lebac, lo que representaba el 60% del stock total de letras que ascendían a los $940.000 millones. Se colocaron $427.000 millones dejando fuera unos 122.000 millones. Se interpretaba que ese dinero debía quedar en liquidez en el mercado interno ante la demanda de pesos que se vendría a partir de la cuarta semana de junio y la primera de julio en parte para el pago de aguinaldos por parte de las empresas y en parte para la suba de demanda estacional de particulares para el comienzo del segundo semestre de cada año. Esa jornada el Central mantuvo la tasa en 25,50% enviando un mensaje a los mercados sobre su visión sobre la persistente presión de la inflación. Afirmaba el presidente del Central que «No vendemos un seguro de tipo de cambio. Y nunca vamos a hacerlo. No les estamos asegurando ganancia a nadie».
Donde sí hay preocupación, tanto en el palacio de Hacienda como en el Central, es en los posibles efectos inflacionarios del alza del dólar de los últimos diez días. Ya contabilizaba tanto Hacienda como el BCRA, que julio sería un mes con mayor presión sobre los precios por cuestiones estacionales. Se preveía un incremento de 2% en el mes, con un acumulado en los primeros siete meses que superaría el 13% y que alejaría la meta de 22% para todo el 2017. Para peor, se sumó a la presión sobre los precios, el alza de 7,2% en las naftas y 6% en gasoil dispuesta por el oficialismo desde este lunes; que tendrá un efecto negativo sobre las proyecciones oficiales para controlar el alza de julio. Ahora el gobierno deberá monitorear los efectos siempre alcistas que en la Argentina tiene cualquier incremento en la divisa. El clásico criollo es que sólo por expectativas, los precios de productos finales que contengan, o no, insumos o servicios nominados en dólares se incrementen sólo por el efecto de reposición. Fue el fenómeno que el mismo macrismo experimentó entre diciembre de 2015 y marzo de 2016, luego de la salida del cepo y del «sinceramiento» (según la versión oficial) del precio de la divisa que pasó de los 9,79 pesos de cotización del final del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner a 15,50 pesos de marzo del 2016; siempre dentro de lo que los economistas que acompañaban a Mauricio Macri antes de las elecciones presidenciales había previsto para la evolución de la divisa una vez liberada la demanda. Esa devaluación provocó, sin embargo, un incremento en la presión inflacionaria que directamente no había sido tenida en cuenta o que, en el mejor de los casos, se subestimó. Esta alza primaria de la gestión macrista, fue la que provocó que se sobrepasara la previsión de un alza de precios para todo el 2016 de no más de 25%, con un resultado final que se ubicó cerca del 40%. El macrismo quiere ahora evitar que se repita el fenómeno y que la revaluación del dólar genere expectativas inflacionarias injustificadas, más allá de las que el propio gobierno aporta por el sostenimiento del déficit fiscal.
Fuente: http://www.ambito.com/889058-en-el-gobierno-se-habla-de-un-golpe-contra-la-bicicleta