Este viernes seguirán las dudas y la volatilidad para la cotización de la moneda de EEUU. Es probable que la fuerza compradora se imponga porque los vendedores no están muy presentes en el mercado
El mercado venía negativo y con malas señales para el Gobierno. Por eso, cuando el dólar mayorista tocó el récord absoluto de $46,40 y el riesgo país superó los 1.000 puntos básicos, comenzaron a tomarse medidas extremas y a maquillar los precios de los bonos con la ayuda de la Anses.
Mauricio Macri seguía atento la evolución del mercado y mantenía comunicación con Hacienda y el Banco Central, desde donde le decían lo que estaba sucediendo en las pantallas de las mesas de dinero de los bancos.
Guido Sandleris, titular del Central, disparó su propio arsenal subiendo las tasas de las Letras de Liquidez por encima de 70 por ciento. Es decir, volvió al punto de partida de cuando se crearon estos títulos a principios de octubre pasado.
Nicolás Dujovne, el ministro de Hacienda, a una hora del cierre del mercado le pidió al Banco Nación que vendiera dólares y a la Anses que con los dólares que tenía por el cobro del Bonar 2019, comprara títulos de la deuda porque la paridad ya había superado el techo psicológico de mil puntos.
A ninguno de ellos les interesaba que el mundo también padeciera los mismos males que el país, pero en una escala infinitamente menor. Las elecciones opacan la vista. Los bonos de emergentes estaban en baja en el mundo y Turquía y la Argentina eran los carteles luminosos de esa decadencia.
El culpable de la movida era el dólar que llegó a su precio más alto desde mayo de 2017 frente a las seis principales divisas del mundo. En Latinoamérica subió frente al peso chileno, pero cayó frente al real de Brasil y al peso mejicano.
Los rumores de cambio de Gabinete inundaron la plaza y cuando el dólar tocó un precio que consideraron elevado, comenzaron las ventas de los exportadores que en el rango de $46,20 a 46,40, encontraron una oportunidad.
A ellos se les sumaron otros vendedores que se dieron por conformes con que el dólar estuviera en ese momento 3,50% arriba del día anterior. Temían que una reacción desesperada del Gobierno, como incumplir el trato con el FMI o conseguir una autorización especial, los hiciera salir al mercado a vender más dólares que los previstos.
«El que toma ganancias no tiene pérdidas», dijo un operador. Y eso hicieron muchos de los que estaban comprados a futuro que se convirtieron en vendedores y, junto al Central que fue vendedor de fines de abril y mayo, empujaron al dólar a un piso de $44,80. Pero la «victoria» duró poco. A minutos del cierre rebotó a $45,16 lo que representó un aumento de $1,18 (+2,68%). En dos días el dólar mayorista aumentó 6,43 por ciento. En ese lapso mínimo, derrotó a cualquier tasa de interés y a los índices de inflación de marzo y a los que se calculan para abril.
El monto de negocios fue inferior a las dos ruedas anteriores, porque faltaron vendedores. Las operaciones bajaron a USD 783 millones contra USD 942 millones que se operaron el martes.
En bancos y casas de cambio, el público pagó al dólar $1,11 más caro a $46,09 (+2,60%). El «blue» subió 1,50% a $45 con una demanda algo más floja sobre el final.
El riesgo país, que era otro de los factores que preocupaban en Casa Rosada, se solucionó cuando la Anses salió a comprar bonos de la deuda para mejorar la paridad. De esta manera, pudieron bajarlo 1,35% a 958 puntos básicos. Una hora antes del cierre del mercado accionario, estaba en mil puntos, un techo que el Gobierno no soportó porque le recordaba los días de default de su antecesora. Por eso, la solución más cercana fue echar mano al Fondo de Garantía de Sustentabilidad, que se formó con el dinero que la gestión kirchnerista tomó de las AFJP. Esta práctica comenzó a acentuarse el martes pasado en la licitación de Letes en dólares donde el organismo de los jubilados tuvo un rol protagónico para que no fracase la colocación de estos títulos que vencen el 29 de noviembre.
La compra del jueves se centró en los Bonar 2024, el bono de referencia de la deuda, que aumentó 2,45 por ciento.
El Banco Central a su vez licitó los dólares del Tesoro en dos tiempos. El promedio de la venta de los USD 60 millones fue de $45,59 y ayudó a quitarle presión a la divisa porque al ponerle un precio inferior le quitaron compradores al mercado mayorista.
En la licitación de Letras de Liquidez (Leliq), colocó $183.383 millones a una tasa promedio de 71,03% anual que es 2,67 puntos más alta que la del día anterior y está próxima al récord de 735 con que nacieron en octubre. A pesar de esta tasa, el menor ritmo de renovación de los plazos fijos, hizo que el Central no pudiera cubrir los vencimientos y liberó para el viernes $36.000 millones. En la semana libero casi $90 mil millones que aumentó el poder de compra de los que están dolarizando sus carteras.
Las reservas, en tanto bajaron USD 248 millones a 72.081 millones. En el exterior por la caída del euro y otras divisas, más el retroceso del oro, se perdieron USD 82 millones. A esto hay que sumarle los 60 millones que retiró de encajes el Tesoro para la licitación diaria. El único pago al exterior fue a Brasil por 3 millones.
La Bolsa, tuvo otra rueda negativa. El S&P Merval, el índice de las acciones líderes, después de alcanzar una suba de 0,98% a una hora del final terminó con una caída de 0,64 por ciento. El monto de negocios de $1.300 millones fue elevado y muestra la decisión de los inversores de no permanecer en activos de riesgo a pesar de que hallaron una oportunidad en la fuerte caída del día anterior que afectó a los bancos por encima de las demás acciones.
Los papeles que más ganaron fueron los de Edenor (+7,57%), Banco Supervielle (+6,55%) y Mirgor (+5,72%).
En Wall Street, los ADR’s argentinos -certificados de tenencia de acciones que cotizan en dólares- cayeron hasta 4,49% como fue el caso de Telecom. Loma Negra siguió cayendo. Bajó 4,41 por ciento. En dos días perdió 18% en dólares.
Para el viernes es una incógnita el destino del dólar. Se acerca el fin de mes y el comportamiento de los inversores cambia. Pero es probable que la fuerza compradora se imponga porque los vendedores no están muy presentes en el mercado. De todas maneras, se espera una rueda tan volátil como la del jueves.