En el documento presentado al Congreso, se incluye un artículo en donde señala la necesidad de «desalentar el uso de criptomonedas» para prevenir «el lavado de dinero, la informalidad y la desintermediación».
En varias ocasiones, Martín Guzmán el ministro de Economía y Miguel Pesce, Presidente del Banco Central manifestaron su desacuerdo con el mercado de las criptomonedas. Pero esta vez lo que comenzó como una expresión unificada del equipo económico se concretará en ley en el envío del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) al Congreso.
En la página 19, de las 44 que incluye el documento para cerrar el acuerdo con el FMI, el último punto del apartado dedicado a las “Políticas de crecimiento y resiliencia”, señala: “Para salvaguardar mejor la estabilidad financiera, estamos tomando medidas con el objetivo de desalentar el uso de criptomonedas con miras a prevenir el lavado de dinero, la informalidad y la desintermediación”.
Al mismo tiempo afirma que buscará «brindar más respaldo al proceso actual de digitalización de los pagos para mejorar la eficiencia y los costos de los sistemas de pagos y gestión de caja». Y también anuncia que habrá mayores regulaciones para «salvaguardar la protección del consumidor financiero».
En el último tiempo, Bitcoin y las criptodivisas se popularizaron en el mercado local y los argentinos las usan no solo como una herramienta más de ahorro sin restricciones sino también para fondear tarjetas de crédito especiales y recibir cashback u otras operaciones como comprar autos, alquilar departamentos, entre otros usos.
Esta rápida adopción fue medida por la consultora australiana Finder, que posicionó a la Argentina como uno de los países con más inversores de criptomonedas en América latina; y el número 13 a escala global. En esta línea, según datos de Research de Chanalysis, el mercado argentino ya mueve u$s68.800 millones, lo que representa el 17% del PBI de la Argentina del 2020, que fue de u$s383.100 millones.
Este alto volumen de inversiones -y también la rápida adopción local- tienen lugar por varias razones: por un lado, es un mercado poco regulado y sin control gubernamental; y por otro lado, es totalmente descentralizado, es decir, no depende de ninguna entidad financiera tradicional.
El Fondo Monetario Internacional no desconoce estos números. En reiteradas ocasiones, criticó a las criptomonedas y la tokenización de las economías. Puntualmente, considera que las criptomonedas son un riesgo «mayor» en los países emergentes -como Argentina- porque pueden ser usadas por los ciudadanos para «reemplazar la moneda nacional» y así «eludir las restricciones cambiarias y las medidas de gestión de capital».
A principios de diciembre del año pasado, el FMI publicó un artículo en su blog oficial hablando específicamente sobre las criptomonedas y destacó que «su relación con el sistema financiero regulado está aumentando rápidamente en los últimos años». En este contexto, la entidad señaló que todos los países deben tener responsables que formulen políticas y monitoreen los riesgos del sector en evolución ya que «muchas de estas actividades no están reguladas».
«De hecho, creemos que estos riesgos para la estabilidad financiera pronto podrían volverse sistémicos en algunos países», advierten y explican que las medidas descoordinadas pueden facilitar mayores flujos de capitales digitales, que son «potencialmente desestabilizadores» del sistema monetario y financiero internacional.
«Los criptoactivos están cambiando potencialmente el sistema monetario y financiero internacional de manera profunda. El FMI ha elaborado una estrategia para seguir cumpliendo con su rol en la era digital», reconoció la entidad.
¿Cuál es la estrategia del FMI a largo plazo para continuar teniendo relevancia en economías totalmente tokenizadas? En el informe oficial la entidad detalla que su plan es «mantener el sistema financiero internacional estable y eficiente».
«El dinero digital debe ser regulado, diseñado y proveído por los países para mantener total control de la política monetaria, de las condiciones financieras y de los capitales», señalan y dicen que el rol del FMI será justamente ayudar a que esto suceda y a garantizar la estabilidad macroeconómica mundial.
Cuál es la postura de la Argentina
En el país todavía no hay una regulación precisa ni marco regulatorio sobre las criptomonedas. Frente a su auge en el mercado local, el Banco Central de la República Argentina y la Comisión Nacional de Valores (CNV) alertaron a todos los argentinos por posibles «implicancias y riesgos» y señalaron que «no son dinero de curso legal».
Por otro lado, la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) recopila información mensualmente sobre saldos en criptomonedas, operaciones y movimientos en cuentas de exchanges locales como SatoshiTango, Buenbit, Ripio, Lemon Cash, entre otras plataformas. Precisamente, la AFIP tiene información sobre los movimientos, el monto total de ingresos o egresos en criptomonedas y de dónde ingresó el capital (si desde un banco o en efectivo) y el saldo mensual de las cuentas en pesos, en moneda extranjera y en criptomonedas.
En este contexto, cada vez más argentinos se vuelcan a billeteras digitales descentralizadas y plataformas que no residen dentro de la Argentina y por tanto, el organismo de recaudación no tiene información sobre sus movimientos financieros e inversiones en criptomonedas.