Los «anabólicos» se concentrarán en pagar los intereses no devengados hasta el 31 de julio de 2020. La propuesta navegará en un VPN de entre el 53 y el 54%
Martín Guzmán quitará uno de los “anabólicos” fundamentales de la oferta que mantuvo abierta hasta el jueves 18 de junio pasado, para mejorar y aumentar otro. La alternativa upgrade con un cupón que liquide según la evolución del PBI o de las exportaciones quedarían fuera de la propuesta, mientras que la posibilidad de reconocer intereses no devengados hasta julio de 2021 con un upgrade de los intereses reconocidos, sería ahora la principal mejora para convencer bonistas.
Se combinaría, además, con tasas de interés generales más atractivas, y un bonus del 2% en los intereses en el caso que el país ingrese nuevamente en problemas de deuda en el futuro. En todos los casos, la oferta del ministro navegará entre el 53% y el 54% de Valor Presente Neto (VPN), casi el mismo nivel de las demandas de al menos dos de los grupos que representan a los acreedores. Hasta ayer, sólo BlackRock y Ashmore se mantenían en el 55%/ 56% con el reclamo por la eliminación de las cláusulas antibuitre. Guzmán nunca estuvo cómodo ante la posibilidad de introducir un cupón PBI en su oferta. Mucho menos en la alternativa de un bonus por el crecimiento de las exportaciones.
En sus teorías elaboradas desde la Universidad de Columbia siempre consideró que atar el pago de las liquidaciones fruto de reestructuraciones de deuda a través de beneficios extras con variables imposibles de anticipar (como cuanto crecerá una economía o cómo evolucionará su balanza comercial), implican “saltos al vacío” con compromisos que no se sabe si se podrían cumplir. Y terminan siendo un aporte más a la inconsistencia de las ofertas que a la solidez de las reestructuraciones. Por esto descartó de plano este tipo de “endulzantes” en su primera, y fallida, propuesta presentada en sociedad el 21 de abril y que quedó sepultada con una aceptación del 18,6% el 8 de mayo.
Luego, por presiones políticas internas del Gabinete de Alberto Fernández, aceptó introducir alguna alternativa como mejora de su propuesta, lo que derivó en el planteo de un primer atisbo de cupón PBI, aclarando que hacia adelante negociaría la “propuesta política del Gobierno” y no la propia. La idea fue bien recibida en la segunda etapa de discusiones por parte de los fondos de inversión, pero rápidamente comenzaron los problemas.
El planteo tropezó cuando el fondo BlackRock pidió mutar la medición de ese cupón PBI del INDEC al Fondo Monetario con las aplicaciones del “Artículo IV”. Recuerdan los negociadores locales, que el momento en que Alberto Fernández se enteró de la contraoferta del fondo de Larry Fink fue uno de los picos de enojos de parte del Presidente. La persistencia del reclamo del financista en evitar al INDEC para medir la evolución de la economía, fue lo que derivó en el pedido personal del Jefe de Estado a su colega mexicano Andrés Manuel López Obrador para que haga una gestión personal ante Fink, la que también resultó fallida. La idea de mutar el anabólico del PBI a las exportaciones surgió de una de las rondas negociadoras con el Exchange Bondholders, el grupo de acreedores que representan, en su mayoría, a los tenedores de deuda emitida durante el kirchnerismo.
En una de las comunicaciones virtuales aceptaron que no sea el Fondo el que mida la economía, pero tampoco que sea el INDEC. Propusieron así otra variable: el nivel de dólares que el país facture durante un período determinado a partir de sus exportaciones, pero con la condición de no cruzarlo con la existencia o no de un superávit comercial. Tampoco con la posibilidad que el país crezca o continúe estancado. Sólo el nivel de exportaciones. Para Guzmán la alternativa era un espanto. Sin embargo, y cumpliendo órdenes, llevó la idea a Olivos y, para su sorpresa, en principio fue avalada por el ala política oficial. Formó luego parte de los avances en las negociaciones con el Exchange Bondholders y con el Comité de Acreedores de Fintech, Gramercy y Greylock, pero continuó siendo rechazada por BlackRock. Luego, al finalizar la tercera etapa de negociaciones, y viendo que no rendía los resultados esperados ante el grupo Ad Hoc, Guzmán propuso reelaborar criterios generales para la cuarta, actual y última, etapa de discusiones; concentrando los anabólicos en variables financieras de intereses, plazos y condiciones que el país pueda dominar hacia futuro.