Termina la primera etapa del blanqueo y los depósitos en dólares alcanzaron niveles máximos en más de 22 años, es decir, desde febrero de 2002. El mercado analiza el proceso y anticipa lo que espera hacia adelante
Termina la primera etapa del blanqueo, que había sido extendida por un mes hasta este 31 de octubre, y es momento de balances en la city. La mirada de los analistas es, en general, positiva, ya que entraron al sistema financiero unos u$s18.000 millones gracias al régimen de exteriorización de activos. Así, los depósitos de los bancos en dólares ya superan el máximo nominal que habían alcanzado el 12 de agosto de 2019, que fue de u$s32.492 millones, hoy, ya rozan los u$s33.000 millones, pueden llegar a los u$s35.000 millones el lunes a la tarde (cuando, por la demora de 2 días de los datos públicos, se conocerá el resultado final), y es el nivel más alto desde febrero de 2002, antes de que se abriera el «corralito». El mercado ahora analiza cómo impactó la primera etapa en las variables financieras y proyecta cómo seguirá el proceso.
Sin dudas, el blanqueo fue clave en el proceso de incremento de depósitos en dólares en los bancos dado que, previo a la reglamentación de este régimen de exteriorización de activos, al 14 de agosto, había unos u$s18.600 millones. Los números reflejan que a este régimen de regularización de activos le va incluso mejor que el del gobierno de Mauricio Macri, al menos en materia de ingreso de billetes (hay que ver cómo terminan los números totales), y por eso significó un fuerte impulso para las reservas del Banco Central (BCRA).
Y es que, según señala la economista Elena Alonso, «muchas personas se animaron a entrar a medida que iba avanzando el blanqueo, algunos como una estrategia para comenzar a generar intereses con los dólares que tenían bajo el colchón» y destaca que fue una oportunidad para poner a trabajar esa plata. «Creo que fue mejor planteado que el blanqueo que se había lanzado en la gestión de Mauricio Macri porque fue muy beneficioso en materia tributaria, lo que atrajo a pequeños ahorristas, y también fue muy positivo el umbral de u$s100.000 con condiciones especiales.
El Gobierno utilizó el blanqueo como un mensaje al mercado respecto de que iba encaminado a cumplir con los pagos de deuda de 2025. Esto se debe al «potencial que significa para el crédito en moneda extranjera«, destaca un informe de la consultora 1816. Eso se combina con mayor protagonismo la emisión de deuda de las empresas que se ve alimentado por los dólares del blanqueo. Y es que, tal como señaló en su informe de mediados de la semana Econviews, «el sector privado en los últimos tres meses lleva emitidos u$s3.000 millones en obligaciones negociables (ONs), lo cual está representando una fuente de dólares muy importante para que el Banco Central pueda comprar reservas».
Así es como, tal como dice el economista Federico Glustein a Ámbito, «el blanqueo fue exitoso para el Gobierno y estamos en una etapa en la que se tienden a replicar los mecanismos de ingreso de dólares». Eso prende bien en un mercado en el que, tal como explica, «tener dólares abajo del colchón implica perder entre 4% y 5% de rentabilidad por año en un contexto en el que las tasas rinden bien».
En consecuencia, desde mediados de septiembre, que es cuando comenzó el blanqueo, pero, sobre todo, más hacia finales de ese mes, se observó un crecimiento de los depósitos en dólares. Eso se sostuvo en octubre, por ahí con menor caudal, pero se sostuvo. «Si bien hubo variaciones en la intensidad del flujo a lo largo del proceso, los datos, al día de hoy, demuestran que la medida para el Gobierno es exitosa y aportó a la estabilidad cambiaria», evalúa Glustein.
«El blanqueo fue exitoso y no solo por la cantidad de dólares que lograron ingresar, sino también porque, en esta primera etapa, gran parte de los dólares que entraron quedaron dentro del sistema», apunta el economista experto en mercados Christian Buteler. Destaca que el régimen capto mayores fondos en efectivo que el blanqueo de Macri y que eso hizo que fuera muy exitoso.
No obstante, Buteler plantea que hay que ver cómo sigue la dinámica de la segunda etapa, si los fondos se quedan en el sistema financiero o no y qué activos siguen entrando en el programa.