Si se pretendiera hacer una comparación entre la devaluación de enero de 2014 y la de estos días sin dudas serían mayores las diferencias que las similitudes que se podrían enumerar entre ambos fenómenos. En los últimos días del primer mes del año pasado, sin previo anuncio ni explicaciones, el tipo de cambio que venía moviéndose a un ritmo del orden del 2,5% mensual, saltó de los 6,50 pesos por dólar a los 8 pesos en dos ruedas cambiarias convalidando una devaluación del tipo de cambio del 23% mensual.
Por su parte, la depreciación del peso que tuvo lugar la semana pasada como consecuencia del salto discreto en el tipo de cambio fue del orden del 35%, al comienzo superó el 40% pero con un tipo de cambio por debajo de los 13,50 pesos por dólar, la depreciación se ubica aproximadamente en el 35%.
La principal diferencia entre ambos acontecimientos fue que en esta oportunidad el salto cambiario se dio en conjunto con la eliminación casi total de las restricciones en el mercado cambiario (sólo quedaron restringidos los stocks acumulados), dejando actuar libremente a la oferta (aunque comprometida de antemano) y demanda de divisas hasta encontrar el precio de equilibrio. Por el contrario, la devaluación que se dio bajo el comando de Kicillof en el Ministerio de Economía y Vanoli en el BCRA tuvo lugar mientras todas las restricciones a la operación de divisas se mantenían, y sólo después de anunciar que “la nueva tasa de cambio de $8 era el precio de equilibrio” y que no había que esperar más saltos se llevó a cabo una mínima apertura con la habilitación del “dólar ahorro”. Es decir que en un caso se anunció el fin de las restricciones y el regreso a un libre juego de oferta y demanda y en el otro se continuó con las restricciones a pesar de que teóricamente el precio estaba equilibrado.
Complementariamente a la regulación o desregulación del mercado cambiario también fueron distintas las estrategias por parte de la política monetaria que se implementó. En los gráficos presentados a continuación se puede apreciar claramente las distintas señales que envió el Banco Central a través de la licitación de letras con las que regula la base monetaria y mediante la cual se coordina todo el esquema de tasas de interés del sistema financiero. La política monetaria llevada a cabo por Vanoli en su momento consistió en elevar casi imperceptiblemente las tasas de interés que pagaban las Lebacs en la licitación de la semana en que se llevó a cabo la devaluación cambiaria respecto de la inmediatamente anterior. A la semana siguiente, las tasas post-devaluación sufrieron un nuevo y mayor aumento que las colocó entre los 26 y 28 puntos porcentuales al año dependiendo de la duración de las letras. Lo que se estaba indicando claramente era que se temía un mayor deslizamiento del tipo de cambio.
En el segundo gráfico se presenta el esquema de curvas de tasas de interés derivado de las licitaciones de Lebacs llevadas a cabo por el BCRA bajo la conducción de Sturzenegger. El fenómeno relevante es el fuerte aumento de las tasas de interés entre la última licitación de Vanoli (línea verde pre-devaluación) y la primera de Sturzenegger (línea azul) que se llevó a cabo en la misma semana en que se liberó el tipo de cambio. Además de haber aumentado el rendimiento de las Lebacs hasta en 800 puntos básicos, la forma de la curva cambió de una recta ascendente a una curva convexa, indicando que los mayores ajustes de tasas eran necesarios en el corto plazo por el salto inicial del tipo de cambio pero no en el mediano plazo. El segundo fenómeno y de mayor relevancia es que en la licitación de esta semana (línea roja), es decir, luego del levantamiento del cepo y el aumento de la tasa de cambio, se convalidaron tasas inferiores a la de la semana pasada. Esto estaría indicando que el tipo de cambio tocó un piso que el BCRA no está dispuesto a convalidar. Es decir que sin necesidad de intervenir directamente comprando divisas en el mercado cambiario el BCRA ha indicado su banda inferior de flotación, en el esquema de flotación administrada que anunció el Ministro Prat Gay en la conferencia de prensa del levantamiento del cepo. Al incrementar fuertemente las tasas en la semana de la devaluación lo que se buscaba era apuntalar la demanda por pesos para evitar un salto repentino y desordenado del tipo de cambio. Al relajar esos incrementos, el BCRA estría diciéndole al mercado que no sería malo que aumente algo la demanda de divisas y de esta manera, se incremente su precio.
Se levantan los controles cuantitativos y se reducen las tasas luego de haberlas subido fuertemente: dos señales claras que estarían indicando que por primera vez en mucho tiempo el BCRA no tiene miedo a una suba del tipo de cambio.
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