Las expectativas que los inversores tienen sobre el dólar parecen mantenerse en calma a pesar de la suba repentina que reflejó el tipo de cambio en las últimas semanas. E incluso más allá de que, ayer, frente a la demanda sostenida en el mercado cambiario, el Banco Central se haya visto forzado a aparecer por primera vez en la era Sturzenegger con una venta de divisas que algunos estimaron en los u$s 45 millones.
La visión de los bancos sobre la divisa en el mediano plazo parece ser diferente a la que se ve por estos días en las mesas. En el mercado de futuros local los inversores todavía creen que la cotización se mantendrá en torno a los $ 15 al menos hasta fin de abril, precisamente la época en que se espera que se perciba con fuerza la llegada de las divisas del agro por la liquidación estacional de las exportaciones de soja. En el Rofex, la plaza rosarina en la que se operan contratos para tomar coberturas frente a la devaluación, el contrato de dólar a fin de febrero cerró ayer a $ 14,94 (por debajo del tipo de cambio de referencia, que quedó ayer en $ 15,10); y a fin de marzo, a $ 15,15.
Si estas presunciones se confirman, el ritmo de suba del dólar en el primer trimestre se habrá ubicado cercano al nivel de inflación y de tasas de interés actuales (28% anual). Y reflejará que, a pesar de la fuerte volatilidad que parece haber ahora en el mercado cambiario, el valor del billete evolucionará en sintonía con el resto de los precios de la economía.
Habrá que esperar a julio para verlo superar el techo de los $ 16 por primera vez en lo que va de este Gobierno: para el último día de ese mes, los inversores que operan en la plaza de Rosario estiman que se acomodará en los $ 16,19.
En Nueva York, mientras tanto, los contratos se negocian en valores similares. Los operadores presumen que el 18 de marzo el tipo de cambio en la Argentina se ubicará en los $ 15,22; y el 18 de abril, en los $ 15,45.
En los bancos consideran que el argumento de estas expectativas se apoya, en primer lugar, en la oferta estacional de dólares que suele haber entre abril y junio, en el llamado «trimestre de oro» de la economía. El mercado supone que es razonable que las presiones actuales sobre el billete desaparezcan una vez que llegue la liquidación de divisas y que el tipo de cambio deba ser sostenido desde entonces por el Banco Central, para evitar una pérdida de competitividad. Y en segundo lugar, en los efectos que pueda generar en el mercado una resolución sobre el conflicto de deuda que la Argentina mantuvo a lo largo de estos años con los holdouts.
Éste es, al mismo tiempo, el fundamento que está detrás de la decisión de Federico Sturzenegger de no subir demasiado las tasas de interés de referencia de la economía para frenar al dólar. Su mesa de dinero convalidó esta suba del dólar oficial que se da por un factor puntual, que en el sector relacionan con cuestiones de la coyuntura: una caída de la actividad y de la demanda de dinero, que suele darse en febrero de cada año y que da como resultado, en general, un exceso de pesos en el sistema financiero. Por esta razón, este mes suele ser, junto a enero, el de mayor crecimiento de los depósitos en los bancos. La dinámica se interrumpirá necesariamente en el segundo trimestre, cuando la actividad empiece a traccionar y la oferta de dólares sea, como todos los años en esta época, muy superior a la demanda.
Fuente: http://www.ambito.com/diario/noticia.asp?id=828184