Es una cifra equivalente a 12 millones de salarios mínimos vitales y móviles. Por contratos abiertos en Rofex fueron $ 45.000 millones y otros $ 25.000 millones por MAE. Es emisión monetaria que con el correr del tiempo genera efectos inflacionarios. Quieren dólar calmo
«Un regalo con moño y todo».
Así definen en el mercado la venta de contratos de dólar futuro que hizo el Banco Central bajo el mandato de Alejandro Vanoli, razón por la cual declarará hoy Cristina Kirchner en los tribunales de Comodoro Py.
Por la pérdida para el BCRA, de $ 70.000 millones, se podrían haber pagado casi 12 millones de salarios mínimos vitales y móviles de $ 6060 cada uno. La cifra surge de los casi $ 45.000 millones que se perdieron en el mercado de futuros de Rofex y $ 25.000 millones por MAE, segmento donde operan los bancos. En monto de contratos, los dos mercados de futuros venían igual, hasta que los rosarinos le levantaron los límites al BCRA.
Esta emisión monetaria que debe hacer el Central, al darle máxima velocidad a la maquinita de hacer billetes, genera con el correr del tiempo efectos inflacionarios, al haber más dinero en la calle. Por eso, en la City apuestan a que mantengan el dólar bajo hasta por lo menos el cierre de junio, que es cuando vence la gran masa de contratos vigentes.
De lo contrario, la emisión que deberían hacer exacerbaría en gran medida la inflación. De todos modos, abril, mayo y junio es el trimestre dorado para la liquidación de divisas de los sojadólares, con lo cual se estima que la divisa podría quedar estable en torno a los $ 15.
Es más: el BCRA viene autorizando a varias mesas de multinacionales a girar los dividendos atrasados a sus casas matrices, como así también mayores montos a importadores, de modo que el dólar no caiga por debajo de $ 14,50 y se pierda competitividad.
Otro dato interesante en el mercado de futuros es que, por cada centavo que el BCRA hizo bajar el dólar el 31 de marzo, se ahorró $ 27 millones. Aunque se hace el «mark to market» todos los días, y se liquidan las diferencias, todo depende de cómo se mueva el tipo de cambio.
Si sube, el vendido paga la diferencia entre lo que vale hoy y lo que cerró ayer. Se hace esto diariamente. Si baja, el BCRA recupera plata de lo que ya pagó. De todos modos, a los $ 70.000 millones de pérdida hay que deducirle el 35% por el impuesto a las ganancias, pero sigue siendo una salida para el Central, dado que eventualmente es un ingreso para el fisco.
Es más: el ajuste tributario no habría que tenerlo en cuenta, dado que podría tomárselo a cuenta o no del impuesto a las ganancias. Respecto al desagio, ya hay muchas medidas cautelares al respecto, con lo cual el BCRA debería previsionar los montos no pagados (y retenidos) como una posible contingencia. Ergo, sigue siendo una pérdida en el balance.
Con que uno solo le gane un juicio al Rofex, ya sienta precedente, y por esa jurisprudencia deberían pagarle a todo el resto. Lo particular fue que nadie más (personas físicas y jurídicas), aparte del Banco Central, tenía vendidos contratos a esos precios, lo cual es lógico, dado que nadie se animaba a vender a esos precios. Además, el BCRA no vendió más contratos a partir de que los mercados de futuros se reabrieron con la nueva gestión.
Los jugadores más activos del mercado de los futuros fueron las compañías exportadoras y los importadores de insumos para el sector industrial, que acudieron a Rofex para cubrirse ante una eventual mayor devaluación del peso. También lo hicieron las compañías multinacionales, y hasta las pequeñas y medianas empresas, e incluso personas físicas como inversores individuales. Los bancos eran players activos hasta enero del año pasado, cuando por normativa del BCRA no podían tener más del 20% en moneda extranjera.
Los derechos de registro y clearing para hacer la operación es de u$s 0,19 por cada u$s 1.000. Quienes llevan a cabo la transacción a través de un agente bursátil deben cargarle además la comisión, que puede ser entre el 0,25 y el 1%, de acuerdo al tipo de cliente y el volumen que opere.
En la actualidad, la estrategia del ex Morgan Stanley Agustín Collazo, jefe de la mesa del Central, consiste enhacer fluctuar al dólar para no ser predecible: sólo intervendrá si hay varias jornadas consecutivas de suba, pero sin que haya un valor de piso y de techo, para que el mercado no los ?cachetee? previendo lo que va a suceder, como pasaba con Vanoli, cuando la política monetaria giraba en torno al dólar, mientras la actual busca bajar la inflación.
Mientras, el Central se prepara para sacar en junio el billete de $ 500 y en octubre el de $ 200, aunque demoran en llegar al público, porque se distribuyen a través de los tesoros regionales del BCRA en el interior del país y por medio de los propios bancos sucursaleros.