Este nivel en el indicador de deuda soberana implica que la Argentina debería pagar 10% anual en dólares para la emisión de nuevos títulos, una tasa que impide el financiamiento
Por ahora, Argentina permanecerá lejos de los mercados voluntarios de deuda. El riesgo país, un índice que mide la calidad crediticia, sigue en rangos muy elevados para el país, reflejo de las dudas que despierta la solvencia de la economía.
Este martes, el riesgo país volvió a superar los 700 puntos básicos, nivel similar al del 12 de septiembre pasado, para tocar las 708 unidades. La máxima puntuación de 2018 se registró el 4 de septiembre, con 783 unidades.
El indicador de JP Morgan mide el diferencial de tasa de los bonos del Tesoro de los EEUU con sus similares de economías emergentes.
Como los Treasuries a 10 años ofrecen este martes una rentabilidad de 3,06% anual (306 puntos básicos) en dólares, implícita en su cotización en el mercado secundario. Si la Argentina acudiera a los mercados para financiarse, debería emitir bonos a 10 años con una tasa superior al 10% anual.
El incremento de las tasas que demanda el mundo financiero para financiar al Tesoro argentino se duplicó en 2018, desde los 351 puntos básicos de riesgo país con los que la Argentina comenzó el año. La imposibilidad para el Estado nacional de obtener fondos para cubrir el déficit fiscal a tasas razonables fue el fundamento por el cual el gobierno de Mauricio Macri decidió acudir al auxilio financiero del Fondo Monetario Internacional.
En el camino al nivel actual, el riesgo país pasó por subas y bajas considerables en el medio de las fuertes fluctuaciones cambiarias que se trasladaron a la macroeconomía.
Subas y bajas desde el comienzo de la turbulencia
Para contextualizar, nueve hitos del riesgo país en los últimos siete meses, como se muestra en la infografía: desde el comienzo de la crisis cambiaria, hasta el nuevo pico de hoy.
En el comienzo de la crisis, a fines de abril, el adicional argentino sobre la tasa de interés de los Treasuries a 10 años estaba en 402 puntos básicos, acompañando la percepción de riesgo a medida que subía el valor de la divisa.
A lo largo de las siguientes dos semanas llegaría por primera en el año a 500 puntos. En esa rueda, el Banco Central había intervenido fuertemente en el mercado cambiario con una oferta de USD 5.500 millones a un precio de $25, por debajo del cierre del dólar a $25,51. Por el lado político, el Gobierno trató de proveer certezas a través de una comunicación telefónica entre el presidente Macri y Donald Trump.
Las semanas siguientes fueron acompañadas de subas hasta que a principios de julio el riesgo país llegó a los 607 puntos. Pero, aprovechando lo que terminó siendo un mes de considerable paz cambiaria en el que el dólar cayó un 5%, para fines del mes los 607 puntos habían retrocedido hasta 552.
Uno de los momentos más fuertes de incremento ocurrió en la primera quincena de agosto, período en el que el mercado internacional castigaba a los activos argentinos por el doble efecto de una corriente económica que empezaba a ir en contra de las economías emergentes y el factor interno que desató la causa de los cuadernos de las coimas K. Ese combo resultó en una escalada en el riesgo país, que primero llegó el 13 de agosto a 748 puntos, tuvo un «valle» de 663 (el 16 de agosto, con los mercados en una momentánea recuperación) y cerró con un pico en 783, el 4 de septiembre, luego de que el ministro de Hacienda Nicolás Dujovne anunciara nuevas medidas económicas para alcanzar el déficit fiscal cero en 2019 como parte de la estrategia del Gobierno para asegurarse un nuevo acuerdo stand-by con el FMI.
Desde entonces, el costo de asegurar los bonos argentinos comenzó una tendencia bajista hasta llegar al 21 de septiembre, día en el que tocó los 588 puntos en respuesta a la expectativa del mercado internacional de un nuevo acuerdo stand-by. Por entonces, el viaje de Dujovne y el presidente Macri a Nueva York, para participar de la asamblea general de las Naciones Unidas y reunirse con Christine Lagarde, directora gerente del Fondo, era visto por los operadores de mercado como una señal de un anuncio inminente.
Coyuntura actual
El FMI aprobó esta semana la revisión de las cuentas de Argentina y se espera que en diciembre habilite el giro de unos USD 7.600 millones como parte del acuerdo stand-bypor USD 57.100 millones, que garantiza el repago de la deuda en moneda extranjera hasta 2020.
«El Fondo elogió a las autoridades locales por los continuos esfuerzos para avanzar en su programa de reforma económica, incluido el apoyo político para la aprobación del Presupuesto», indicó un reporte de Research for Traders.
Para Gustavo Ber, economista del Estudio Ber, el riesgo país no cede «dado que crecen las preocupaciones respecto al programa financiero 2020, el cual requiere regresar a los mercados voluntarios de deuda en el exterior, bajo el actual incierto escenario económico y político».
Según Matías Roig, de Portfolio Personal Inversiones, «no hay mucho misterio en la razón: las elecciones presidenciales en el medio. Es más, entendemos que la probabilidad de una compresión mayor en el riesgo país –al menos, de forma concreta y fuerte- estará limitada en los próximos meses por el escenario político».
Roig comentó que para las acciones habrá un contagio en las cotizaciones de esta debilidad de los bonos soberanos, pues «hasta que no mejore el riesgo país, la posibilidad de un fuerte rally en renta variable se mantendría más bien limitado».
La suba del riesgo país se ve claramente en las tasas excepcionales que los bonos argentinos ofrecen en el mercado secundario, que son la otra cara de la caída de los precios. El Bonar 2020 paga una tasa 9,5%; el Bonar 2024, un 11,5%, el Discount 2033, 12,5%; el Bonar 2037, un 12%, y el llamado bono «a un siglo», el Argentina 2117, (AC17), un 10,25% anual en dólares.
Nery Persichini, gerente de Inversiones de GMA Capital, consideró que los fondos extranjeros «se mantienen alejados de los bonos en dólares que vencen más allá de 2019», pues «no tienen el ‘colchón’ que ofrece el Fondo Monetario Internacional en el caso de que el próximo presidente no pueda colocar deuda en el exterior en 2020″.
«La otra maniobra verificable es la selectividad jurisdiccional. En caso de tener que conservar los bonos argentinos, los inversores optan por aquellos regulados por la Ley Nueva York. Los títulos emitidos bajo legislación extranjera rinden, en promedio, 1 punto porcentual por debajo de los Ley Argentina», añadió Persichini.