Así surge una encuesta del Movimiento CREA. Asimismo, el 30% de los casos relevados indicaron que no esperan cambios en las expectativas futuras, mientras solo un 5% creen que mejorarán.
La incertidumbre económico-política y un clima cada vez más desafiante e impredecible se han vuelto dos verdaderos escollos para la producción agropecuaria en estos últimos tiempos. Si bien las crisis en Argentina son recurrentes y los embates climáticos se pueden dar en cualquier momento, en estos últimos años se profundizaron afectando de manera considerable al campo. Por supuesto, a esto hay que sumarle las políticas gubernamentales cambiantes y la presión fiscal en constante crecimiento sobre el sector.
Es por eso en la última encuesta realizada por Movimiento CREA pone de manifiesto que el 65% de los 1.158 productores relevados cree que en el próximo año la situación económica del país será peor a la actual, mientras que en un 30% entiende que no se producirán cambios al respecto. Lo también preocupante del actual relevamiento es que solo el 5% mantiene expectativas futuras positivas, mientras que el año pasado el mismo llegaba al 13%.
Desde CREA explicaron que estos magros resultados se dan “tanto por el contexto institucional local, dado por la incertidumbre en cuanto al marco normativo vigente en el que tienen que operar las empresas, como por el riesgo productivo, dado el impacto del clima por la sequía y los incendios”. Es por esto que los empresarios del sector “están atravesando una situación compleja que impacta en la toma de decisiones, no solo en las del día a día, sino también de mediano y largo plazo”, indicó el estudio.
Una de las consecuencias de esta inestabilidad político-económica deriva en que existan un considerable número de empresas que estén dispuestas a invertir, pero no necesariamente porque exista un buen clima de negocios. Según la encuesta, el 44% de los casos relevados entiende que es “un buen momento” para volcar inversiones en el sector, pero la mayor parte de las mismas, ya sean concretadas o programadas, “no estarían fundadas en un cambio de expectativas, sino en la necesidad de proteger el capital propio frente a la creciente desvalorización del peso argentino”..
Ganadería y lechería
Esta marcada incertidumbre tiene sus efectos directos en la ganadería por la constante pérdida de valor del peso y la espiralización de la inflación. “Tal como viene sucediendo desde fines del año pasado, más de la mitad de los ganaderos consultados proyecta aumentar el stock de vientres en un contexto en el cual esa categoría de hacienda opera como reserva de valor frente a un contexto inestable”, explicó la encuesta.
Asimismo, los planteos ganaderos de cría proyectan destetar en promedio un 2,4% más de terneros que en 2021, lo que “representa un importante logro, pues muchas regiones resultaron afectadas en los últimos meses por sequías e incendios”. Respecto a la invernada, la encuesta reveló que, en promedio, la duración media de la terminación de vacunos en marzo pasado fue estimada en 13,2 meses, mientras que un año atrás era de 10,9 meses. Esto es así porque “los sistemas se están tornando más pastoriles como estrategia defensiva frente al aumento generalizado de costos de producción”.
En cuanto a lechería, aún cuando dos de cada tres encuestados indicó que sufrió sequía como adversidad climática en el último ciclo, se espera un aumento en la producción de leche en los próximos cuatro meses a causa principalmente de un aumento de la cantidad de vacas en ordeñe.
Agricultura
Para la agricultura, los empresarios agrícolas encuestados planean este año reforzar la sostenibilidad de los sistemas productivos por medio de un incremento de la siembra de cultivos de invierno, fundamentalmente de cebada, como de servicio, cuyo propósito es brindar exclusivamente un servicio ambiental. “Eso representa un esfuerzo importante en un contexto caracterizado por una suba extraordinaria del costo de los principales insumos empleados por los cultivos”, explicó el trabajo de CREA.
.Así, una de cada seis hectáreas que se planifican sembrar en el presente invierno se hará con un cultivo que no tiene como finalidad la cosecha. La siembra de trigo registraría un descenso relativo (60% respecto al 66% del año pasado) debido a que las condiciones comerciales presentes en el mercado del cereal “no son las ideales a causa de la intervención oficial y a la consiguiente incertidumbre respecto al mercado de este cereal”, aunque, de todas maneras, en términos nominales el área de trigo se mantiene estable, puntualizó el informe.