Alberto F. está conforme con el ritmo de recuperación de divisas impuesto desde las elecciones presidenciales. Las restricciones podrían ampliarse a las compras turísticas del exterior. Se mantendría el acceso para las empresas que giren ganancias a las casas matrices.
Alberto Fernández y su potencial equipo económico están más que conformes con el ritmo de compras de dólares que vienen sosteniendo el Banco Central, desde la aplicación del cepo hard. Al punto de coincidir en que las restricciones continuarán, o incluso se profundizarán para las compras en el exterior con tarjetas de crédito, hasta al menos el segundo semestre de 2020.
Recién hacia julio del próximo año se hará un balance de la situación y evolución de las reservas, para saber si las restricciones para el acceso a las divisas para el público con el fin de atesoramiento se sostienen. En el caso que el ritmo de evolución de los dólares depositados en el BCRA se mantenga al ritmo actual, tampoco habría una liberalización total, sino algún tipo de levantamiento leve de las restricciones. Lo más probable, incluso, es que el cepo en cualquiera de sus variantes se sostenga hasta el final de la gestión de cuatro años de Alberto Fernández.
Los números sobre los que se entusiasma el próximo gobierno son concretos. Hasta el lunes pasado, el contador de la entidad que manejará Sandleris hasta el 10 de diciembre (ver página 4) indicaba que se habían comprado unos u$s2.427 millones, desde la aplicación del cepo hard el 28 de octubre. Se proyectan para el lunes 9 de diciembre, unos u$s 2.700 millones, con lo que se habrían recuperado casi la totalidad de los u$s2.700 millones perdidos de las reservas en la última semana antes de las elecciones del 27 de octubre. Sin embargo, la cifra está muy lejos de la fuga de divisas de u$s7.500 millones alcanzada entre el fatídico lunes 13 de agosto (un día después de las PASO) y el 25 de octubre, último día hábil antes de las elecciones presidenciales y del consecuente cepo hard. Si se siguiera el ritmo de recuperación de divisas registrado desde el 27 de octubre, se llegaría al nivel anterior de las PASO entre marzo y abril de 2020.
Curiosa y coincidentemente sería en el mismo tiempo en que el Gobierno deberá terminar de renegociar la deuda con los privados y el Fondo Monetario Internacional (FMI) ya que el dinero de las reservas sólo alcanzaría para garantizar los pagos de intereses y capital hasta abril. Para mayo, aun acelerando el ritmo de recuperación vía compras del BCRA (ya con la conducción de Miguel Pesce), sin acuerdo con los acreedores, Argentina ingresaría en default. Lo importante para estas negociaciones que se abrirán de manera inmediata, y que serán encabezadas por el economista Martín Guzmán; es que de sostenerse la ola de recuperación de divisas al ritmo generado desde el cepo hard, se mostraría un nivel de fortaleza en la obtención de los preciados dólares que ayudaría a las negociaciones con los acreedores. Un escenario de recuperación de reservas junto con un sostenimiento del saldo positivo de la balanza comercial, resulta imprescindible para que la posición argentina sea creíble en cuanto a la real capacidad de pago futuro del país.
Ante este panorama, lo que habrá que esperar es, eventualmente, un endurecimiento del cepo en cuanto a la salida de divisas a partir del turismo en el exterior de los residentes argentinos. Si bien los números del BCRA no están del todo aceitados, se sabe que la presencia de las tarjetas de créditos de los turistas argentinos en el exterior durante las próximas vacaciones es un factor en la mira de los futuros administradores del cepo cambiario. Se sabe también que está en estudio un sobrecosto para las compras de los viajeros al exterior, que podría tener un tope del 35%. Está casi descartado que algún tipo de medida se tomará para estas operaciones con plásticos fuera del país. Lo que aún no está definido es si será de una manera lineal, lo que generaría un tipo de cambio especial para los viajeros, tipo “dólar turista”, o si se podrá tomar parte de este sobrecosto a cuenta de ganancias; replicando el esquema polémico que se aplicaba durante la vigencia del cepo versión gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. La disyuntiva se resolverá en las horas próximas a la asunción del gobierno de Alberto Fernández y su equipo económico, incluyendo a Guzmán, Matías Kulfas y, obviamente, Miguel Pesce.
Lo que se descarta es que el cepo alcance las rentabilidades de las empresas y la prohibición de girar ganancias al exterior. Se asume en el próximo equipo económico, que esta decisión fue un error grave del esquema de restricciones cambiarias que rigió hasta diciembre de 2015 y que en tiempos en los que se hace necesaria una aceleración de la inversión externa en el país para salir de la crisis, restablecer estas trabas sería un tiro en el pié.
Lo que sí se está pensando es en un eventual beneficio impositivo para las empresas que decidan reinvertir esas ganancias, renunciando a reclamar divisas para retirarlas del país.
El sostenimiento del ritmo de compras de dólares desde el BCRA, al menos en los niveles actuales (difícilmente se aceleren), servirá para que mientras Guzmán y sus asesores negocien con los acreedores el país pueda cumplir en tiempo y forma con el cronograma de vencimientos de deuda ya programados entre diciembre y abril. Antes de mayo las negociaciones deben estar terminadas, ya que los vencimientos de mayo (más de 7.000 millones de dólares), son imposibles de enfrentar, aunque el BCRA continúe con el actual nivel de compras de dólares.