Nunca antes se había discutido tanto acerca del impacto que tienen los precios de los commodities agrícolas sobre la inflación como desde 2008 a la fecha, y esto debido a que, si bien han bajado del pico de 2008, desde la soja hasta el mineral de hierro se han mantenido a niveles muy superiores a los promedios históricos. Esta tendencia ha afectado a todos los commodities agrícolas como podemos ver en el cuadro adjunto.
Como resultado, se ha venido dando una discusión a nivel global, especialmente en el seno del G20, en torno a como minimizar la volatilidad existente en los precios de los commodities y especialmente el incremento de precios.
En este sentido, se pueden diferenciar nítidamente dos teorías: aumentar la regulación en los mercados financieros, aduciendo que la principal causal de incremento de precios y volatilidad viene de la mano de la especulación con futuros; versus la idea de que el incremento en los precios viene de la mano de un aumento de la demanda entonces la solución es producir mas y mas. Para entender cual es el camino adecuado, debemos analizar en profundidad cuales son las causas principales del incremento en precios de los últimos años.
En primer lugar, debemos remarcar que no fue una causa aislada, sino una combinación de factores en cadena que ha actuado para producir esta espiral, incluyendo efectos tanto estructurales como coyunturales en la demanda y en la oferta.
Principalmente los factores más evidentes están desde el lado de la oferta. Entre estos podemos resaltar primero una serie de problemas climáticos que se dieron en cadena entre 2007 y 2011: sequías en Argentina, Brasil, Australia, Rusia y Ucrania e inundaciones en Estados Unidos y Tailandia impactaron en las cosechas tanto de granos y oleaginosas como de caña de azúcar, lo cual se tradujo en aumentos muy significativos de los precios de energía y commodities agrícolas. Debido a que los stocks se encontraban en niveles muy bajos, cualquier stress productivo, ceteris paribus, se traduce en incremento de precios. Por otro lado, la utilización de maíz y azúcar para producir etanol, genero una demanda alternativa que no existía previamente, al menos en los niveles actuales principalmente en Estados Unidos con la política bioenergética, pero también en Brasil con la expansión del parque automotor de Flex-fuel.
Desde un punto de vista de demanda, una serie países, con China a la cabeza, ha vivenciado un crecimiento acelerado de su clase media, la cual además de haber aumentado, ha visto una mejora significativa en su ingreso, y es importante remarcar que no obstante esta tendencia puede haberse desacelerado por la crisis actual, la mejora del ingreso per capita en los países emergentes va a seguir aumentando. Esto ha afectado y seguirá afectando la demanda de alimentos, en especial aquellos con proteínas, de manera positiva.
Esta combinación de efectos se tradujo en aumentos de precios cuyo efecto paralelo fue atraer una masa de dinero que se volcó en el mercado de futuros. Pero no debemos engañarnos: este efecto es un síntoma y no una razón; los inversores fueron atraídos por niveles de precios ya altos.
Pero todo esto es historia, ahora debemos enfocarnos en como desarrollar un esquema global sustentable. En este sentido, es interesante analizar las dos posiciones arriba mencionadas. A lo largo de 2011, especialmente durante las reuniones del G-20, se ha discutido que la solución es la regulación del mercado de futuros, debido a que el principal promotor de la volatilidad es el inversor especulativo. Como ya vimos, esto es solo un síntoma, si los precios bajaran por razones estructurales, los inversores buscaran otros vehículos para invertir. Además, solo las soluciones que atacan los problemas estructurales son sustentables en el largo plazo, los efectos coyunturales van y vienen.
Como resultado de las discusiones arriba mencionadas, el G-20 produjo un documento que incluye regular los mercados financieros y la producción de bioenergia, estableciendo una serie de propuestas, algunas de las cuales son interesantes pero desgraciadamente no solucionan las causas de la volatilidad en los precios de commodities.
Brasil en cambio, propone atacar el problema de raíz, argumentando que la solución es aumentar la producción y sustenta esta teoría con hechos, demostrando que es posible incrementar la producción de manera significativa. Brasil ha implementado una serie de políticas productivas agrícola-ganaderas que ha resultado en un crecimiento de la producción extraordinario, pasando de importar algunos productos a ser neto exportador y líder mundial en varios commodities. En el siguiente cuadro se puede ver como crecieron sus exportaciones entre 2001 y 2010, creciendo más de 300%.
Volviendo a las causas de los incrementos de precios, la solución “a la brasilera” como explica el Ministro de Agricultura de Brasil, Wagner Rossi, es exactamente lo que se necesita para atacar la volatilidad en los precios. La volatilidad ira disminuyendo si la producción esta balanceada con la demanda y los stocks son sustentables. Los países productores de alimentos tienen una tarea dantesca por delante dado que la producción debe casi duplicarse para dar abasto al crecimiento de la demanda en las próximas décadas (la población en 2050 será de 9 mil millones de personas). Pero esto representa una gran oportunidad.
Como explica el señor Rossi, establecer políticas de expansión de la producción con mercados transparentes conlleva en el mediano y largo plazo a lograr un balance estructural de la oferta y la demanda, lo cual se traduce en disminución de la volatilidad de precios. Más claro imposible.
(*) El autor se desempeña actualmente en el extranjero como ejecutivo de una compañía internacional y posee un MBA de la Universidad de Chicago. Cualquier opinión vertida en este artículo pertenece solo al autor.