«Puede fallar», se atajaba un conocido economista al pronosticar el éxito de un plan antiinflacionario. Hoy la estrategia oficial apuesta al tipo de cambio como ancla de expectativas. ¿Puede fallar? ¿Por qué?
El Gobierno ha escogido como su principal “aliado” al tipo de cambio, en el contexto de los acuerdos de precios y salarios, para ir desinflando las expectativas inflacionarias. En realidad a lo que se aspira es a una reducción transitoria de la tasa de inflación mensual ya que la macro y el andamiaje de la política económica no permiten pensar en una baja permanente.
La experiencia histórica enseña que hay tres condiciones básicas para anclar el tipo de cambio oficial como política desinflacionaria: tener un tipo de cambio real en un nivel aceptable, entendiendo por aceptable que esté bien por encima del promedio histórico; tener buenos precios internacionales y tener reservas. Ese es el cóctel básico o kit de supervivencia para encarar este tipo de cruzada antiinflacionaria. Veamos entonces. El punto de partida del tipo de cambio real, digamos, que es bueno: según el Estudio Broda el actual tipo de cambio real de más de $90 supera en casi un 15% al promedio 1997-2021 que es de $78,7 de hoy. Es decir que hay pequeño colchón. En cuanto a los precios de las materias primas, se han recuperado niveles cercanos al 2012, donde por ejemplo en el complejo sojero (porotos, pellets, y aceite) se superan los u$s500 la tonelada y en maíz y trigo en torno a los u$s250. El año pasado estos precios eran inferiores a u$s400 y u$s180 respectivamente. O sea, hay un “buen” dólar oficial y buenos precios internacionales.
Pero el bajísimo nivel de reservas netas deja muy poco margen para atrasar el tipo de cambio. Este es el más visible Talón de Aquiles de los tres requisitos básicos. Hoy, según la consultora Macroview, las reservas netas son inferiores a los u$s3.000 millones. De modo que mientras el BCRA compre dólares consigue un “waiver” diario. Pero cuidado si deja de comprar o si el mercado cambiario se da vuelta al percibir mucho atraso. Ocurre que la convergencia de inflación a tipo de cambio no es automática. “La historia dice que todos los experimentos de usar el tipo de cambio como ancla antiinflacionaria, en el mejor o en el peor de los casos, siempre al inicio, la inflación le gana al tipo de cambio”, recordaba días atrás un legendario consultor. Pero lo que viene después es lo que vale. Hay varias experiencias, al respecto, como el caso de la “Tablita”, que nunca convergió y terminó con el peor atraso cambiario de la historia -donde el dólar valía $32 de hoy- o la misma ”Convertibilidad” que tuvo 10 años de éxito, pero en el primer año se fagocitó un atraso importante. O sea, no es automática la convergencia de inflación a tipo de cambio. De modo que el equipo económico no le queda otra que exprimir su herramienta por excelencia, el cepo cambiario.
Macroview estudió las tres experiencias emblemáticas de anclaje cambiario: “Tablita”, “Austral” y “Convertibilidad”. Veamos sus conclusiones principales.
En el caso de la “Tablita” concluyen que la inflación nunca convergió y el tipo de cambio (que arrancó bajo) se atrasó escandalosamente ($32 de hoy). ¿Qué pasó?, se pasó de un ritmo devaluatorio de 4,7% en el I semestre 1979 al 3,6% en el II semestre 1979, al 2,4% en el I semestre 1980 y al 1,3% en el II semestre 1980. La tasa de inflación promedio mensual pasó del 8,6% en el I semestre 1979 y fue descendiendo a 6,5%, 6% y 3,8% en el II semestre 1980. El tipo de cambio real de partida en diciembre 1978 era de $60 y fue atrasándose a niveles de $49, $44, $38 y $32 de hoy en los respectivos semestres. Luego en 1981/82 sobrevino una mega-devaluación.
En el caso del “Austral” la historia fue un año de dólar parcialmente congelado, una baja transitoria de inflación, el dólar se atrasó (pero estaba alto) y vino el “Plan primavera”. ¿Qué pasó? El punto de partida del tipo de cambio real fue muy bueno, en junio 1985 era $127 de hoy. Entre julio 1985 y marzo 1986 la devaluación promedio fue 0% y la inflación promedio de 2,7%. El tipo de cambio real bajó a $104. Luego entre abril y julio de 1986 la tasa de devaluación mensual promedio fue 3% y la inflación mensual promedio pasó al 5% mientras el tipo de cambio real cayó a $95. En 1988 retornó la inestabilidad y la híper en 1989.
En el caso de la “Convertibilidad”, destacan que bajó contundentemente la inflación pero no se salvó de un atraso en la primera etapa (arrancó bajo y quedó muy bajo). ¿Qué pasó? El punto de partida del tipo de cambio real marzo 1991 fue de $63. En los primeros 6 meses la inflación fue de 2,8% promedio mensual y el tipo de cambio real bajó a $56, en los siguientes 6 meses la inflación bajó a 1,6% y el tipo de cambio real a $51 y en los 6 meses posteriores la inflación fue 1,2% y el tipo de cambio $48. El resto es historia conocida.
El muy bajo nivel de reservas del BCRA deja sin respaldo a un intento de atraso cambiario tipo “Tablita”. Mientras compre dólares, es una cosa, pero si dejara de comprar, y hay menos oferta de dólares veremos el accionar el “cepo móvil”, minimizando la demanda de dólares.
Fuente: https://www.ambito.com/economia/dolar/inflacion-como-fueron-las-experiencias-anclar-el-n5175589