El Gobierno y las empresas reconocen un despegue del consumo, pero alertan por precios no controlados en la canasta básica, que siguen en estado de rebeldía. Los supermercados recibieron listas con subas de entre el 5 y 8%.
En el marco de un escenario de rebote de la economía, el consumo tardó más de lo esperado pero parece haberse subido a la ola de una recuperación incipiente. Los datos del mes de septiembre, según las mediciones de las consultoras y del propio Gobierno, son los primeros que muestran una mejora en lo que refiere al gasto de las familias. Pero el fenómeno tiene una contracara. Los precios de los productos de la canasta básica siguen en un estadío de rebeldía en relación al comportamiento de la inflación general. Lo puso de manifiesto el propio Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central de la República Argentina, cuando presentó el último Informe de Política Monetaria (IPOM).
Allí, Sturzenegger reconoció que está costando más de lo esperado domar el alza de precios core. El dato, desde lo político, no es menor.
La expectativa de bajar estos niveles tiene que ver, para el Gobierno nacional, con un arranque calmo de 2018, en el marco de la discusión que se viene con las paritarias sectoriales y con la reducción del déficit fiscal.
Visiones
Hay en el mercado diferentes visiones sobre la dinámica que adquirirán los precios de alimentos, bebidas y productos para el hogar en la parte final de 2017, año en el que el Gobierno logró volver a los niveles de inflación de diciembre de 2015, tras un 2016 con valores que alcanzaron hasta un 40% anual.
Pero hay algunos datos objetivos: fuentes del supermercadismo apuntaron con cierta preocupación que en comercios medianos y grandes se recibieron en el último mes listados de precios de los proveedores con subas que oscilan entre el 5 y el 8%. Esas alzas no incluyen, aún, el impacto de la última modificación en los precios de los combustibles, factor que impacta en la logística y, con posterioridad, en las góndolas. «En el primer semestre, las marcas tuvieron un aumento fuerte, y todavía hay arrastre de eso. Aún no hemos visto nuevas listas de precios, pero sabemos que eso está pasando. No tenemos números de octubre cerrados, pero el principal aumento va a llegar en noviembre», cuenta Juan Manuel Primbas, manager director para Cono Sur de Kantar Worldpanel. «Veremos en qué proceso entramos, la gente es hípersensible a un aumento de precios, si empiezan a percibir de nuevo que se aceleran, creo que el consumo va a volver a indicadores negativos. Se van a pasar un poquito los precios, y volveremos al punto del primer semestre», agrega el especialista.
En el BCRA no son ajenos a estas inquietudes. Fuentes de la entidad comentaron que en las semanas previas al aumento de las naftas, la inflación núcleo venía con una moderación importante. Pero esos sacudones se hacen sentir en el indicador. De todos modos, confían en que el esquema de tasas debe alcanzar para contener la core. Esta semana, justamente, la entidad aplicó una suba en la tasa de referencia con el objetivo de forzar una desaceleración de la inflación.
«Más del 70% de las personas que compran en supermercados son de ingresos medios y medios bajos. El 70% de la población gana hasta $ 21.500 por mes. Ergo, cualquier cosa que afecte hacia arriba la inflación, genera diferencia en la capacidad de compra», admite Osvaldo Del Río, titular de la consultora Scentia. La firma, una de las que mide consumo y precios con mayor precisión y muestreo amplio, reportó en septiembre pasado una mejora en el consumo del 0,4%, y un alza de precios de 1,8% contra agosto, con una suba acumulada de 13,1% en 2017.
Sin embargo, Del Río considera que los precios del changuito «están por debajo de la inflación general. Aunque es posible que en el tema de la canasta básica se haya acomodado algún precio», dice. Y hasta se anima a un pronóstico sobre la marcha de la inflación del supermercado en la última parte del año: «No creo que haya una aceleración. Si te tengo que dar un promedio, debería estar en el orden de 1,5% mensual. Que termines entre 17 y 18% esta canasta», sostiene.
En una línea similar se expresa Daniel Funes de Rioja, titular de la cámara alimenticia Copal, que rechazó que hubiese listas de precios actualizados por inflación.
Lo cierto es que incluso desde antes del cambio de Gobierno, existe una batalla subterránea por saber quién se hace cargo de la suba en alimentos y bebidas, un combate que el año pasado llevó a los grandes supermercados a presentarle al Gobierno nacional un trabajo especificando cómo se forma el valor final de lo que venden al público.
«No veo una dinámica de precios de los alimentos que vayan al alza», señala Funes de Rioja a 3Días. Pero aclara que «sí ha habido una migración de los grandes supermercados hacia los mayoristas, por la razón de los precios. Entendemos que el consumo está arrancando, bastante mejor en los niveles bajos que en los medios».
Los datos numéricos sectoriales contrastan en parte los dichos sobre una migración de las grandes cadenas por el factor precios, aunque sí existe algo de movimiento hacia los mayoristas. Los datos de Scentia puntualizan que la remontada del consumo está llegando, precisamente, de la mano de los hipermercados.
Los autoservicios independientes y los chinos, en el período medido, bajaron su consumo un 1,2%, contra una suba importante de los supermercados que permitió dar el número positivo de 0,4% en el mes. De hecho, los consultores consideran que ante la caída importante de la demanda que llegó hasta mitad de año, los comercios se dieron cuenta de que debían dar una señal de precios al consumidor para no resignar negocio. Técnicamente, buena parte del repunte de los supermercados se debe a las promociones de productos en valor congelado como las de Walmart y Carrefour.
«La gente cree que las promociones son engañosas, pero las usan igual aunque las critiquen», sintetiza Del Río.
Algo similar ocurrió con los descuentos del 50% que otorga el Banco Provincia uno o dos días a la semana para los clientes que compren con crédito o débito.
«Este escenario, si se mantienen los precios, terminará con un año con caída del consumo de entre 1 y 2%. Pero va a definir una nueva base moderada para el 2018», opina el consultor. Las mediciones de Scentia tienen un valor técnico importante para dimensionar el consumo, por la amplitud del muestreo: mide el canal supermercado completo y expande al 100% del universo, recibe más de 30 millones de tickets de compra por mes. Y releva además 1000 autoservicios, que se expanden al universo total de 21.000.
Para Kantar, las promociones de precios en un escenario de suba en los valores hizo diferencia. Las 10 marcas que más hogares sumaron este año respecto al anterior lo hicieron gracias a un ajuste en su precio relativo dentro de la categoría donde compiten. De estas marcas, 60% son locales, 50% pertenecen al sector alimentos y 50% son segundas marcas.
Tasas y negociación
A horas de que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) dé el último número de inflación, la consultora Elypsis, la que mide ese índice de manera más confiable en el ámbito privado, ya encendió una luz amarilla. En el número preliminar de octubre apuntó que el IPC Nación, que releva la canasta de gasto nacional urbana, será del 1,7%.
«A principios de año tenías una inflación núcleo de casi 1%, y hoy estás promediando el 1,5%. Es considerablemente mayor. Y nosotros vemos que a principios de año se esperaba que a esta altura la tasa se ubicara en 18% y estamos en 27, son 900 puntos básicos más. El desafío ha sido significativo para el BCRA. Y aun así no ha podido vencer la inercia inflacionaria en general», cuenta Gabriel Zelpo, economista de Elypsis, la consultora que fundó Eduardo Levy Yeyati.
El especialista agrega: «Tuviste una suba de precios regulados, no pudiste usar como ancla el tipo de cambio, era difícil que sólo con tasas se pudiera. Y hay que agregarle que hubo una política fiscal más expansiva, y el Gobierno hizo políticas de crédito subsidiado que hacen que la política monetaria también sea bastante expansiva».
Política monetaria
Entre los economistas hay, aunque con matices, un acompañamiento a la política del BCRA para bajar la inflación. Pero la lectura no es lineal, y no son pocos los que recomiendan sumar alguna herramienta más anímica que concreta para encauzar los valores de la canasta básica.
Fausto Spotorno, economista del estudio de Orlando Ferreres, afirma que «el responsable de la inflación siempre es el Banco Central. Pero es cierto que por ahí podés ayudar al BCRA si te sentás con los empresarios un poquito a negociar. No porque los empresarios puedan bajar la inflación, eso hay que tenerlo claro, pero sí podés coordinar expectativas y que todos apunten al mismo target». Y agrega: «Si alineas las expectativas, alineas el proceso de baja, lo hacés más suave. Pero lo que le pasa al BCRA es que desde mitad del año pasado la política monetaria ha sido más laxa de lo necesario. Hoy no sé si el BCRA tiene un modelo afinado de qué tasa tiene que poner para qué objetivo de inflación y qué expectativa».
Por último, Spotorno considera que «la inflación núcleo va a tardar un rato en reaccionar. Históricamente, la política monetaria en la Argentina tuvo un rezago, mínimo, de seis meses».
Dante Sica, titular de la consultora Abeceb, detalla que «hay que mirar que hay toda una inercia inflacionaria, hay todavía un empuje desde el lado fiscal, tenés un crecimiento de agregados monetarios muy fuertes, que te generan ese piso que es muy difícil quebrar con la política monetaria. Hoy le estamos exigiendo mucho a la política monetaria».
Sica explica, además, que «hoy la meta es muy exigente para el nivel de nominalidad y para cómo vienen evolucionando las variables. Hoy todas tienden a un proceso de desinflación, pero a una velocidad más baja o más lenta de lo esperado, que es más compatible con esta inflación de 22 ó 23 que vamos a ver a fin de año».
Ante este escenario, lo que resta saber es cómo impactará a comienzos del año próximo la hipotética aprobación de la reforma impositiva que alcanza a bienes de la canasta de consumo como el vino, las bebidas gaseosas, los espumantes y otros eslabones de la cadena productiva. «Van a afectar seguramente el año que viene en el índice», admite Zelpo. De todos modos, los empresarios confían en mirar la letra fina y corregir algunas cuestiones en la previa a la reglamentación de los cambios que podría aprobar el Parlamento en sesiones extraordinarias.
Diccionario básico del alza de precios
– La Inflación core o núcleo. Es aquella que considera los índices de Precios al Consumidor sin tener en cuenta aquellos bienes estacionales o factores externos. Mide, sobre todo, productos de la canasta básica.
– Coeficiente de Estabilización de Referencia. Luego de la pesificación del año 2002, el Banco Central empezó a elaborar este índice. Se trata de un indicador que muestra la evolución de la inflación en base a números de precios que genera el Indec.
– El IPC Congreso. Fue un agrupamiento de datos de nueve consultoras y organismos estadísticos estatales (Capital y San Luis). Se sumaban los datos mensuales y se dividía por la cantidad de fuentes. Con la normalización del Indec, perdió peso específico esa medición. Sí fue significativo en los años donde el polémico ex secretario de Comercio, Guillermo Moreno, embestía contra las consultoras que medían precios al consumidor, lo que llevó al Congreso a publicar su propio índice.
– El nuevo IPC nacional. Este indicador se empezó a trabajar con la llegada de Jorge Todesca al Indec. Releva 320.000 precios, contras los más de 90.000 que consideraban los IPC de Capital y GBA. Abarcan 39 ciudades de todo el país, con división en seis grandes regiones: Gran Buenos Aires, Pampeana, Noreste, Noroeste, Cuyo y Patagónica.
– La inflación interanual promedio. Que el Gobierno estimó para el Presupuesto 2018 es del 15,7%. Se calcula en base a la meta de inflación que el Banco Central tiene para ese año, que será del 10% más menos 2. Lo que termina en un promedio anual para el IPC de 15,7%.