En lo que va del año fue récord la emisión de Leliq y pases por parte del Banco Central para contener la cantidad de pesos en la economía. Sin embargo, otros factores juegan en contra para que los precios empiecen a desacelerarse
Abril volvió a ser un mes de alta inflación y una vez más fueron los alimentos los que impulsaron las fuertes remarcaciones. A pesar de las expectativas oficiales, el índice se mantuvo en un promedio de 4% mensual y todavía no se notan los esfuerzos por contenerla. Básicamente hay dos medidas principales de política monetaria en esa dirección: la contención del dólar oficial y el control de la expansión monetaria en los cuatro primeros meses de 2021.
El objetivo del ministro de Economía, Martín Guzmán, es que la inflación empiece a bajar gradualmente para que los salarios puedan recuperar poder adquisitivo. En lo que va del año el balance fue negativo, porque los precios aumentaron mucho más que los ingresos. En abril el índice será más bajo del 4,8% de marzo, pero igual se mantendría en valores muy altos.
¿Cuáles son las principales razones por las que demora tanto una reducción de la inflación a pesar de las medidas que se fueron tomando en los últimos meses? Algunas de las explicaciones son las siguientes:
La política monetaria siempre tiene un “rezago”: la megaemisión de 2 billones de pesos que realizó el Central el año pasado posiblemente aún esté impactando en la inflación de los primeros meses de 2021. La fuerte contención que se está llevando adelante estos meses con emisión de pases y de Leliq para absorber pesos debería tener efecto –aunque no muy contundente- más cerca del último cuatrimestre.
Está cayendo la demanda de pesos: las mediciones de consultoras privadas marcan que también crece la velocidad de circulación del dinero, uno de los principales motivos de aceleración inflacionaria. Esto significa que no alcanza con reducir la oferta de dinero, también hay que crear las condiciones para que no se derrumbe la demanda de pesos en un contexto de alta incertidumbre.
Aumentan muy rápido los pasivos remunerados del Banco Central: la colocación de pases y Leliq ya suma arriba de $ 700.000 millones en los primeros cuatro meses del año y el volumen total ya alcanzó un nuevo récord en relación al PBI, superando al que había llegado en épocas de Federico Sturzenegger. Como consecuencia, el pago de los intereses de esta deuda emitida por el BCRA ya es la principal fuente de expansión monetaria.
El aumento del agujero fiscal en los próximos meses se hará sentir: si bien la base monetaria cayó $100.000 millones en lo que va del año, el panorama por delante no es muy alentador. El Gobierno deberá hacer frente a un aumento del gasto mayor al esperado por la segunda ola de coronavirus. También habrá más subsidios que los previstos en el Presupuesto 2021 porque las tarifas aumentarán mucho menos de lo previsto. Esas mayores necesidades financieras serán cubiertas sobre todo con más emisión de pesos en la última parte del año.
Los problemas para importar provocan más remarcaciones: el efecto de mantener el dólar oficial con leves subas mensuales, inferiores al 2%, termina eclipsado por las dificultades para acceder a las divisas necesarias para las importaciones. Las dudas sobre el costo de reposición de insumos o bienes finales importados provocan que se venda a precios que poco tienen que ver con el costo obtenido al tipo de cambio oficial.
No ceden las expectativas: el último relevamiento de la Universidad Di Tella señaló que se espera una inflación de 48% para los próximos 12 meses. En la medida en que eso no se revierta, será más difícil fortalecer la desaceleración de precios. Mientras tanto, las empresas procuran no quedar desactualizadas y en mayo enviaron nuevas listas con incrementos que promedian el 5% en distintos rubros, desde la carne hasta materiales de construcción.