Cambió la narrativa: en 2020 la suba de precios mensual fue resultado de shocks transitorios; desde 2021 el componente persistente domina la tendencia, siendo hoy el principal motor del aumento.
El aumento de la inflación desde principios de 2021 ha provocado un intenso debate global sobre si se trata de un fenómeno en gran medida transitorio o si, en cambio, demostraría ser persistente. Y, además, si está impulsado por los aumentos de precios en unos pocos sectores o se trata de un fenómeno de base amplia. Aún hoy las respuestas a estas preguntas no son tan claras. Por eso hay analistas que consideran que el problema no es si la inflación es transitoria o generalizada, sino cuánto de la inflación es persistente y cuánto de ella es de base amplia. Al respecto, los economistas Martín Almuzara y Argia Sbordone, de la Fed de Nueva York, estudiaron la persistencia de la inflación en EE.UU. apuntando a responder cuánto hay y de dónde viene.
Sin duda un tema que acapara la atención mundial, que la guerra en Ucrania intensificó, y que el FMI y los principales bancos centrales del mundo tienen como prioridad en su agenda. A modo de anticipo Almuzara y Sbordone encontraron que los grandes altibajos en la inflación en 2020 fueron en gran medida el resultado de shocks transitorios, a menudo específicos del sector. Por el contrario, en algún momento del cuarto trimestre de 2021, la dinámica de la inflación pasó a estar dominada por el componente de tendencia, que es persistente y en gran medida común en todos los sectores. De modo que se ha pasado de una narrativa donde los aumentos de precios inicialmente se consideraron transitorios, luego se vincularon a desarrollos en sectores específicos y cambios en los patrones de consumo, y ahora se reconoce que la inflación es un fenómeno de base amplia.
En relación al estudio de la Fed, vale señalar que tomaron como referencia el índice PCE (gastos de consumo personal) y para construir la tendencia del mismo, excluyeron los sectores no estacionales (alimentos y energía) trabajando con una tendencia núcleo multivariante (MCT) de la inflación PCE. “En comparación con la medida de inflación PCE subyacente ampliamente utilizada, que simplemente elimina los componentes volátiles, el MCT busca eliminar aún más la variación transitoria de las tasas de inflación sectoriales subyacentes. Esto es clave para comprender la evolución reciente de la inflación porque durante la pandemia muchos sectores básicos (vehículos de motor y muebles, por ejemplo) se vieron afectados por choques transitorios inusualmente grandes. Una medida ideal de la persistencia de la inflación debería filtrarlos”, explican los autores.
Ahora bien, ¿qué encontraron Almuzara y Sbordone?
Que la tendencia se mantiene por debajo pero cerca del 2% desde principios de 2016 hasta fines de 2020 y se mantiene notablemente estable frente a las cifras de inflación negativas al comienzo de la pandemia. En cambio, las lecturas de inflación cada vez más altas a mediados de 2021 están dominadas por aumentos en la tendencia, que sube rápidamente para alcanzar alrededor del 5% en febrero de 2022. Tanto las variaciones de precios mes a mes como la inflación en doce meses muestran una variación transitoria notable. La lectura más reciente del PCE general (6,4%), está muy por fuera del intervalo de probabilidad del 68% para la tendencia estimada, que va del 4,5 al 5,5%. “De hecho, la inflación a doce meses a menudo se desvía sustancialmente de la tendencia estimada debido a la presencia de valores atípicos y porque, en algunos sectores, el efecto de los choques transitorios tarda unos meses en disiparse”. En general, el aumento en la tendencia estimada, de 3,2 puntos porcentuales en relación con su promedio pre-pandemia, indica que la inflación se ha vuelto notablemente más persistente. Que la incidencia de los bienes durables pasó de ser negativa antes de la pandemia, de -0,2%, a ser positiva, de +0,9%, lo que implica una contribución al aumento de la tendencia de 1,1%. Los no durables explican 0,6% del aumento de tendencia (de 0,1% pre-pandemia, a 0,7%), y los servicios explican 1,5 del total de 3,2 puntos de aumento tendencial (de 1,9 a 3,4%). Que en el aumento de la tendencia inflacionaria desde los niveles pre-pandemia, la contribución de los durables (1,1%) y los servicios (1,5%) son de magnitud comparable. O sea, el aumento en la persistencia de la inflación no se explica por un solo sector o grupo de sectores, sino que es más generalizado. Que el cambio acumulativo en la tendencia está actualmente dominado por su componente común, con la contribución agregada de las tendencias idiosincrásicas jugando un papel menor. La dinámica, sin embargo, evolucionó significativamente durante la pandemia. La relativa estabilidad de la tendencia durante 2020, por ejemplo, se produjo cuando tendencias comunes e idiosincrásicas tiraron en direcciones opuestas. Sin embargo, en la segunda mitad de 2021, el componente de tendencia común continuó aumentando mientras que las fuerzas opuestas de las tendencias idiosincrásicas disminuyeron, lo que llevó a un aumento considerable en la tendencia de la inflación.