Otra vez y como todos los meses, analizamos los datos del BCRA para ver qué información nos brindan y analizar qué puede pasar con la moneda americana, teniendo en cuenta que el dólar en gran parte, es el principal indicador económico de la mayoría de la gente.
Los datos que encontramos no difieren mucho de los últimos que venimos viendo. El BCRA parece intentar continuar con las variables estabilizadas y sin grandes sobresaltos. Los gráficos así lo demuestran:
En los mismos podemos apreciar que el TC de equilibrio se incrementó después de 2 meses de bajas, recuperando gran parte de esa disminución. Por otro lado, la brecha entre el dólar blue y el oficial se incrementó en un porcentaje importante lo que nos hace sospechar que podemos volver a tener un atraso cambiario, con sus pocas ventajas y sus enormes desventajas.
Si bien las reservas del BCRA se incrementaron en este último mes en casi USD 800 millones, también observamos un aumento considerable de la base monetaria del 6% respecto al mes anterior y 21% respecto al mismo mes del año anterior. Seguramente gran parte de este aumento se produjo por el pago de aguinaldos y aumentos nominales en las jubilaciones.
Por su parte, la inflación continúa bajando, aunque la realidad es que el índice oficial está cada vez un poco más lejos de las estimaciones privadas. Cuando se reformuló, el cálculo era bastante cercano, pero ahora la tendencia marca que la diferencia es cada vez más acentuada.
En este punto, vemos que gran parte de la baja de la inflación está provocada por la recesión que estamos atravesando. El nivel de actividad se reduce todos los meses y esa realidad está conteniendo levemente la suba de precios. De todos modos, según nuestro punto de vista, el número sigue siendo muy alto.
Como veníamos viendo en informes de meses anteriores, el escenario actual es el que planteamos:
* Primero un ajuste violento del dólar, como ocurrió en enero con una posterior estabilización del mismo.
* Un importante aumento de tasas de interés.
* Una recesión importante, que iba a afectar en primer lugar la actividad económica pero después, el mercado laboral.
Actualmente tenemos una disminución muy clara en la mayor parte de los sectores económicos, que se aprecia en forma más marcada por ejemplo, en el sector automotriz. En ese sentido, el gobierno implementó el PRO.CRE.AUTO que es un plan con algunas ventajas, que no parece suficiente para reactivar la industria. Pero en la mayoría de los casos se generan algunas acciones puntuales que no alcanzan para resolver los distintos problemas que demuestra la economía.
A todo esto le tenemos que sumar algunos datos que son muy complejos:
* La sentencia a favor de los fondos buitres: independientemente de lo que pensemos de estos fondos y su accionar, lo único concreto que tenemos es una sentencia en contra. Es decir, hay que pagar la deuda. El plazo máximo para lograr un arreglo vence el 30/7 próximo con lo cual de no lograrse Argentina entrará en default con un sinnúmero de consecuencias negativas.
* Baja sostenida en el precio de la soja: sí, el “yuyo”, nuestra principal fuente de divisas, viene sufriendo una baja que preocupa en forma importante. En sólo 10 días de junio disminuyó su valor en 10% – desde USD 535 a USD 468, verificando una baja de prácticamente USD 70 por tonelada. Un informe del USDA indicó que se prevé una siembra record de la oleaginosa, con lo cual, se estima que el precio puede seguir el camino descendente. Estos valores nos llevan prácticamente a niveles del 2011, aunque los costos son sensiblemente superiores. En ese sentido, ya comenzaron a escucharse reclamos por bajas a las retenciones lo que nos sitúa en un probable escenario conflictivo en un plazo no muy largo.
Resumiendo esta información, seguimos viendo un escenario “corto” (12 meses) de conflictividad laboral creciente y una nueva escalada también del campo, por el tema retenciones y precio de la soja.
En la parte de la actividad económica, va a ser complicado también este período. Las variables en nuestro país están bastante “desordenadas” por el intrincado sistema de subsidios que favoreció en cierto punto el consumo, pero que separó a Argentina de los valores reales de los bienes (energía por ejemplo). Si a la baja de actividad económica y recesión le sumamos una disminución de subsidios, el efecto sería caótico.
Por su parte, la baja en los precios de commodities agrícolas va a complicar el ingreso de divisas y seguramente, va a impactar en un mayor control cambiario. Es decir, el famoso cepo que intentaron flexibilizar en algún momento, seguramente se volverá a endurecer. Con ello, nuevamente se frenarán importaciones que impactan directamente sobre una deprimida industria nacional. No creemos que el Gobierno tenga mucho margen para volver a ajustar el dólar oficial en los 18 meses que restan de mandato sin comprometer más seriamente la economía.
Un acuerdo con los fondos buitres puede otorgarle algo de oxígeno para intentar mejorar esta realidad. Si a eso le sumamos el Club de París y algún acuerdo para invertir en Vaca Muerta, de a poco se puede ir regularizando la economía. Pero entendemos que todavía no estamos en el fondo de la recesión. Y hasta dentro de un año, no vemos que vaya a retomar la curva ascendente.
Un último párrafo para los que nos preguntan casi diariamente por las noticias que describen aumentos importantes en la Bolsa. La misma parece estar en la montaña rusa con altibajos no aptos para cardíacos. Siempre decimos lo mismo, una crisis es una oportunidad. Pero también les aconsejamos extrema prudencia: la volatilidad de los mercados en este momento es muy grande. Si no estás familiarizado, asesorate con gente de confianza porque en ese caso, la probabilidad de perder es mayor que la de ganar.
Anexo
Te acercamos también el informe del Indec, para que tengas toda la información y la puedas analizar