Otra vez analizamos los movimientos del dólar. Si bien venimos de algunos meses de cierta quietud, nuevamente vemos algunos movimientos en el tipo de cambio que son interesantes de cara al futuro.
Hace ya unos meses que vemos que el dólar está muy tranquilo. Obviamente, en un año electoral es muy aconsejable intentar “dominar” al dólar. Y el plan fue bastante exitoso hasta el momento. Venía relativamente tranquilo y si le sumamos el ingreso de dólares por soja, podríamos decir que llegamos cómodos hasta mitad de año. Pero…siempre hay un pero, las variables no están mejor que hace unos meses. Y esas inconsistencias, desde nuestro análisis, en algún momento, van a pasar factura. ¿Habrá comenzado ahora? Vamos a ver los gráficos:
Lo primero que apreciamos es que nuevamente y en forma considerable, subió la brecha entre dólar blue y oficial. La misma venía bajando en forma sostenida desde 12.2014 y ahora retomó la suban encontrando valores similares a los de hace 1 año.
La segunda observación que podemos ver es que definitivamente y si bien en un inicio generó cierta confianza, el índice IPCNu está completamente disociado de las mediciones privadas, siendo en los últimos meses valores cercanos a la mitad del índice privado. Es claro que ya no es un indicador confiable para la mayoría de las negociaciones que lo requieran, desde paritarias hasta aumentos de precios.
Y por el lado del segundo gráfico, vamos a ver que aunque a veces nos resulta un valor alto, el dólar blue es el que menos subió en los últimos 2 años. Con lo cual, todavía podríamos esperar un ajuste en este valor.
Variables BCRA
Detrás de estos números, se esconden las variables que los van determinando. Fundamentalmente, los números que nos muestra el balance del BCRA y que nos indica que nada cambia para mejor, a pesar de algunas opiniones que escuchamos casi a diario:
* el TC oficial sigue mostrando una suba continua
* la base monetaria subió en el último año un 30% y sigue subiendo, cada vez más rápidamente para recalentar el consumo en el período eleccionario. En la medida en que no se pueda reducir el déficit fiscal y no haya acceso “barato” al mercado de deuda voluntaria, se utiliza para cubrir ese déficit. El resultado: INFLACIÓN.
* las reservas en dólares subieron sólo 16% y en parte, gracias al swap con China. Es decir, no son reservas genuinas
* el 40% del activo del BCRA está compuesto por…bonos. Peor aún, casi la totalidad corresponde a letras intransferibles. Es decir, no se pueden vender, ni cambiar por pesos, ni dólares. El destino de estas letras: una más que segura renovación al vencimiento. ¿Podemos considerar esto un activo? En nuestra opinión, definitivamente no, al menos no un activo que pueda servir para respaldar las operaciones del BCRA. Con lo cual, el desfasaje entre activos y pasivos es grande.
¿Qué puede pasar?
Como decimos siempre, no nos gusta hacer futurología. Pero los números macro no son buenos. Y si a eso le sumamos algunas cuestiones extras, el combo genera cierto nivel de alerta:
* Las restricciones y operativos que se llevan a cabo cada vez con mayor frecuencia, generan mayor intranquilidad en la plaza y por supuesto, aumenta el precio del bien en cuestión (el dólar en este caso).
* El mercado evidentemente tomó la fórmula presidencial oficial como una continuidad absoluta del modelo actual. Desde ya, cuando las opciones son “market friendly”, todo tiende a acomodarse. En el caso contrario, comienzan los ajustes negativos. Siempre recordemos que el mercado suele anticiparse y es lo que está haciendo en este momento.
* Incertidumbre por el efecto eleccionario. Siempre que se acercan elecciones, aumenta la incertidumbre y es natural que el hombre racional busque refugio. En el caso de la economía Argentina, históricamente los agentes económicos han buscado refugio en el dólar.
* Indefectiblemente entendemos que gane quien gane las elecciones, el tipo de cambio va a tener que sufrir algún ajuste y lo deseable será ir de a poco desarmando el cepo cambiario, para hacer converger el dólar oficial con el blue y finalmente, lograr un tipo de cambio unificado, como ocurre en todos los países. En cualquier caso, va a tener que subir el valor.
* La incesante pérdida de reservas por parte del BCRA a través del dólar ahorro no contribuye en nada a mejorar la situación. Aunque si lo vemos bien, el problema es la falta de ingresos de dólares. El problema no son los dólares que salen, sino los que no entran. ¿Entrarías vos en algún lugar cualquiera, si te dicen que no podés salir? La respuesta es bastante obvia.
* El Ministerio de Economía está convalidando tasas muy altas de interés. Está emitiendo BONAC a un 30% anual, lo que claramente va a condicionar al gobierno próximo. En el año tomó más de $ 60.000 millones y la mayor parte, del Fondo de Garantía de Sustentabilidad de Anses. Una vez más, comprometiendo el consumo futuro para favorecer el consumo actual.
* El frente externo con los holdouts sigue abierto y en nuestra opinión, ya no habrá este año, posibilidad de resolverlo. De hecho, trascendió que en el proyecto de presupuesto 2016 no hay partidas contempladas para la resolución de este tema.
* Por el momento y mientras el petróleo siga en los valores actuales (aprox. USD 51,00), Vaca Muerta no puede ser considerada como una fuente de ingresos de fondos. Según los cálculos más optimistas, debería estar en USD 80,00 para comenzar a ser atractiva la explotación.
* Por el lado de la soja, el fortalecimiento de la economía estadounidense no permite esperar que vuelvan los precios de hace 2 años atrás.
* Las economías regionales están muy complicadas, por el atraso cambiario al que se ven sometidas. Ya no quedan prácticamente sectores sin sufrir este problema, desde lechería hasta frutas del Alto Valle de Río Negro.
Los puntos detallados anteriormente son algunos de los muchos que fueron armando, en los últimos años, un combo muy difícil de resolver y con dificultades crecientes.
Indudablemente y aunque cueste, con las debidas precauciones, el cepo deberá ser levantado en el corto o mediano plazo, para intentar acomodar las variables y poder de alguna manera, retomar la senda del crecimiento.
Permanecer en este camino va a implicar seguir sufriendo una inflación muy alta y seguir distorsionando los valores relativos respecto a las economías de nuestros vecinos, con la creciente dificultad para resolver estos problemas.
A esta altura, hay que tener claro que la economía va a sufrir algún ajuste para acomodarse. Lo más importante será tratar que provoque los menores efectos negativos posibles. Cuanto antes se normalicen las variables macroeconómicas, seguramente menor será el impacto. Mientras tanto, en el corto plazo el dólar libre seguirá subiendo, no por efecto de los mayores controles sino por la misma dinámica económica: mucha incertidumbre y muchos pesos en la calle.