Después de la brusca devaluación que sufrió nuestra moneda, asistimos a una aparente calma. Ahora bien, ¿esa calma es permanente o transitoria?
Como ya comentamos en artículos anteriores, tenemos que elogiar los movimientos que realizó el BCRA y desde ahí se comienza a entender esta “tranquilidad”. A partir del cambio de autoridades, pudimos apreciar movimientos que se corresponden con los esperados de un Banco Central, más técnicos y menos políticos.
Subió la tasa de interés, comenzó a secar la plaza de pesos, obligó a los bancos a vender dólares y con la mezcla de todos esos movimientos, logró apaciguar las expectativas alcistas…pero no sin enfriar la economía. Todo no se puede lograr y para frenar el dólar, tuvo que recurrir a recetas ultra-ortodoxas que hasta el momento, están dando los resultados esperados, buenos y malos: calmar el dólar a costa de generar una importante recesión.
En este artículo, nos queremos concentrar en el retiro de pesos de la economía y la posible aparición de DÉFICIT CUASIFISCAL que no es más que el hecho de que los ingresos del Banco Central (por rendimiento de las reservas) sean menores que sus egresos por pago de intereses de su deuda. Hace ya muchos años que no escuchábamos hablar de este término que fue muy popular en la década del 80 en el gobierno de Raúl Alfonsín. Trataremos de explicarte de qué se trata, cómo podría producirse y sus efectos.
La moneda es como cualquier otro bien de la economía. A más cantidad (suba de oferta), menor precio. Esto que parece una obviedad, parece no ser así para todos, habida cuenta de la incesante emisión que hizo el Gobierno en los últimos años, lo cual generó las condiciones para la fenomenal inflación que sufrimos todos los meses. Según cálculos oficiales del nuevo índice de precios, está por encima del 3% mensual en los primeros 2 meses del año. Para tener un punto de comparación, esa es la inflación anual en muchos países del mundo y en esos países una inflación anual cercana al 5% ya es una fuente principal de preocupación.
El cambio de autoridades del BCRA evidentemente entendió esto y trajo otra visión a la emisión indiscriminada. Al principio trató de reducirla pero al no encontrar eco en otras dependencias del Gobierno que necesitan de la emisión para financiarse optó por comenzar a retirar pesos del mercado para tratar de controlar la inflación. Esto se lo conoce como “esterilización monetaria”
¿Cómo lo hizo? De una forma sencilla pero no por eso ineficaz: aumentó la emisión de títulos de deuda llamados LEBACS a tasas de interés más alta de lo que lo venía haciendo, cercanas al 30%. Con eso logra que los bancos le presten plata al Banco Central, aspirando así dinero del mercado y achicando el dinero en poder del público lo que es un claro remedio contra la inflación. Como siempre en economía no hay remedios mágicos. Al prestarle los bancos al Banco Central dejan de prestarle a las empresas o el nivel de tasas que les cobran es más alto con lo cual repercute drásticamente en la actividad económica.
Ahora bien, ¿este movimiento puede ser eterno? Definitivamente, la respuesta es no. Recomprar pesos a través de la emisión de Lebacs tampoco es gratis. Algunas estimaciones indican que este año el BCRA debería pagar aproximadamente $ 45 mil millones en concepto de intereses, contra los $ 15 mil millones del 2013. O sea que el BCRA está incrementando su pasivo y las tasas, por eso los intereses que deberá pagar son cada vez más altos. Cuando los intereses que paga el Banco Central son más altos que los ingresos que tiene por sus activos (las reservas) entramos en el terreno de lo que se denomina Déficit Cuasifiscal.
Estos movimientos por el momento son efectivos para calmar el dólar, el problema es que necesitan seguir ampliándose para que sigan teniendo efecto. Y normalmente cuando se encuentra una fuente de financiamiento fácil y barata, los gobiernos (y especialmente éste) se enamoran de ese “colchón”. Hoy por hoy, el balance del BCRA tiene suficiente espalda y está lejos del déficit cuasifiscal, pero las reservas cada vez son menos y la deuda cada vez es mayor, con lo cual este colchón se va a ir consumiendo. A su vez, si tenemos en cuenta que el Banco Central no acumula el superávit cuasifiscal que tiene hasta el momento sino que lo transfiere anualmente al tesoro creemos que es un colchón que en breve se va a consumir.
Adicionalmente la suba de reservas que se pudo observar en el mes de abril juega en contra de las finanzas del Central. Hasta el mes de marzo la caída de las reservas le ayudaba al Banco Central a contener la cantidad de dinero de la economía ya que al vender dólares para evitar que suba, aspiraba pesos de manos de la gente. Era una forma de esterilizar. Pero si la situación se revierte y empieza a ser comprador en el mercado, inyectará más pesos que luego deberá esterilizar vía LEBACs con lo cual la tarea le será doblemente difícil. Vemos como aquí las reservas juegan en ambos sentidos, ya que por un lado engrosan el activo del BCRA pero por el otro inyectan pesos generadores de inflación.
Como conclusión, la estrategia del Banco Central a cargo de Fábregas ha sido exitosa en calmar las expectativas devaluatorias a costa de resentir el nivel de actividad. Pero por sí sólo no pudo evitar la inflación que trae aparejada una devaluación con constante emisión. Apenas si la pudo achicar unas décimas quitando pesos del mercado y aumentando las tasas. Pero de mantener y profundizar esta política podría eliminarse el superávit de la entidad y hacer aparecer el déficit lo cual sumaría otro importante dolor de cabeza ya que eso provocaría sin duda alguna la espiralización de la inflación.
Por eso como siempre decimos, atacar el problema de la inflación no es tarea de una única entidad sino que todo el Estado debe abocarse a tan importante tarea sobre todo reduciendo el principal déficit que es el fiscal que es cuando se gasta más que lo que se recauda.
ANEXO A
Para quienes gustan de los números, en este anexo analizamos la evolución de las principales variables del balance del Banco Central que puede ser obtenido en www.bcra.gob.ar dentro de la sección Institucional/Balances.
Como puede observarse, hay una notable caída de las reservas del Banco Central de más de 20.000 millones de dólares al mismo tiempo que han crecido los Adelantos Transitorios al Gobierno y los Títulos Públicos consistentes mayormente a Letras Intransferibles al Tesoro. Esto no es otra cosa que el famoso “desendeudamiento” consistente a pagarle a los acreedores internacionales con reservas.
Por otro lado, la base monetaria que son los billetes y monedas en poder del público se han triplicado en pesos y aumentado un 40% medido en dólares. Lo mismo ocurre con las LEBACs y NOBACs sobre las que hablamos abundantemente en este artículo. La deuda en pesos del BCRA actual es de casi 178 mil millones de pesos y la tasa a la que ha hecho las últimas colocaciones es del 30%. En un simple ejercicio, si renovara hoy toda su deuda a esa tasa el interés que debería pagar sería de 53,4 mil millones. Lo interesante aquí es la velocidad del aumento ya que desde fines de octubre 2013 (tan sólo 5 meses) creció un 46%
Un dato interesante es como repercutió en el balance la devaluación de enero. Podemos observar que el Patrimonio neto de la entidad, que es la diferencia entre el activo y el pasivo, paso de 13 a 23 mil millones de dólares. Esto fue gracias a que la devaluación disminuyó el monto en dólares de los pasivos del BCRA que está totalmente en pesos. Pero luego entre febrero y marzo la suba del endeudamiento vía LEBACs buscando contener la inflación generada por la misma devaluación lo redujo a los niveles pre-devaluación. Con lo cual si sigue emitiendo pesos y esterilizando sin devaluar el balance del BCRA se va a ver diezmado.