Cuando un año atrás empezamos a organizar la Expo Real Estate que realizamos en el Hilton de Puerto Madero esta semana, nos imaginamos un evento muy diferente del que finalmente tuvimos. Apuntábamos todos los cañones a los inversores extranjeros atraídos por una Argentina ya normalizada.
Es obvio que no sucedió. Tuvimos un mega encuentro, como siempre, pero por ejemplo, los bancos no estuvieron presentes, ni los públicos ni los privados, y el gobierno tuvo una participación moderada.
En todos los paneles salió el horripilante tema de los arrepentidos y primó la preocupación y la incertidumbre. Hasta Miami, un clásico de las expos anteriores, tuvo un perfil bajo.
Pero la verdad es que no nos importó porque tuvimos una herramienta imbatible e incansable: el empuje, la tenacidad, la pasión y la tremenda fortaleza interna de nuestros desarrolladores.
Ellos protagonizaron nuestro gran encuentro anual y supieron iluminarnos.
De hecho tuvimos una increíble convocatoria. Ya sabemos que la incertidumbre genera mayor interés por escuchar a los líderes, tal como sucedió en esta edición.
Qué se dijo? Que aun la macro no está bajo control y que la preocupación a mediano plazo es más política que económica. En nuestro sector todos esperan una baja de precios, que continúe el enfriamiento de las hipotecas Uvas y un generalizado retroceso en el mercado, que algunos han llamado “la vuelta a la normalidad argentina, es decir, lo usual de toda la vida: alta inflación y dólar inestable”.
Ello, en real estate equivale a hacer solo proyectos orientados al target alto.
Pero algo me hizo ruido, personalmente, en la mayoría de las disertaciones: el desencuentro entre la visión de los inversores y la de la mayoría de los desarrolladores. Estos últimos diciendo que la Argentina es así y que hay que seguir para adelante. Y los inversores con un pie en el freno. Y como no se puede desarrollar sin inversores, esta vez quizás haya que escuchar menos a los desarrolladores que quieren y necesitan mantener la rueda de sus empresas girando.
El cierre del congreso nos encontró con paneles de desarrolladores intentando tirar buenas ondas, sin mayor éxito. La incertidumbre se filtró en cada aporte. Y el gobierno, intentando la misma estrategia, anunciando medidas a largo plazo mientras cada uno de los asistentes se preguntaba, en silencio, sobre el escenario político del año próximo.
Qué dije, como conclusión y cierre del encuentro? Que me mató la charla de Pato Fuks.
Contó la historia de un tal Adam, fundador de WeWork (la empresa para la cual él trabaja), que nació en un pequeño kibbutz en Israel y que, gracias a vivir en un país “normal”, logró armar en muy poco tiempo una mega compañía que está transformando de raíz la forma de trabajar en el mundo.
La charla de Pato me mató porque nos hizo ver, a todos, la tremenda potencialidad positiva que tiene la normalidad. Y todo lo que nos vamos a perder si abandonamos el camino que el gobierno quiere ir, por ahora con limitado éxito. Una gran pena.
Damián Tabakman estará exponiendo en Expo Inversiones Rosario este 11 de Octubre en el Centro de Convenciones del Complejo City Center Rosario.