Los exportadores ya llegaron a cubrir el saldo exportable calculado por el Gobierno la semana pasada para la producción de la campaña 2020/21. Las anotaciones de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior cayeron sustancialmente ayer
El maíz vuelve a ocupar el centro de la escena en el sector agropecuario, pero no por el récord histórico en siembra y producción que se espera para esta campaña, sino ante las fuertes versiones sobre una supuesta intervención del mercado que podría darse, aunque no de manera formal, sino por parte parte de distintos eslabones de la cadena. En la actualidad el registro para anotar Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE), en el sector hablan de una “autorregulación” por parte de los privados, similar a la ocurrida en trigo.
Estas versiones surgieron luego que el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, quien definió al grano amarillo como un “bien cultural”, junto al trigo y la carne, al que hay que defender y en conjunto con la necesidad de administrar saldos exportables. A esto hay que agregar que el secretario de Agricultura, Jorge Solmi, advirtió que se “sigue día a día cómo vienen las anotaciones de las declaraciones de exportaciones y la demanda interna. Si hay que tomar una decisión, se hará llegado el momento”, dijo en declaraciones radiales.
A estas declaraciones, que fueron tomadas con preocupación en el campo, le siguió el viernes pasado el cumplimiento del saldo exportable de la campaña 2020/21 que el Gobierno nacional tenía como escenario, casi alcanzando las 38,6 millones de toneladas. Si bien técnicamente son solo cálculos y previsiones que la cartera agropecuaria realizó al principio del ciclo, se teme que funcione como una suerte de barrera para realizar nuevas DJVE. Pero lo que despierta cierta especulación es que tras llegar a ese límite, las anotaciones de DJVE pasaron a ser mínimas: mientras la semana pasada se registraron casi 900.000 toneladas, con días que superaron las 270.000 toneladas, ayer solamente se inscribieron menos de 1.000 toneladas.
El analista de mercados de la corredora Intagro, Enrique Sarthes, explicó a Infobae que “el viernes las DJVE de maíz del 2020/21 tocaron los 38,5 millones de toneladas, que es el número con el cual el Ministerio venía trabajando como escenario para las exportaciones del ciclo 2020/21. A partir de esto, el mercado comienza a preguntarse cómo sigue la película, porque ya se llegó al número. Entonces comenzaron las versiones de que se cerraba el registro, pero no está cerrado. Oficialmente, hasta el momento, no tengo conocimiento de que se haya cerrado”.
A lo expresado por el analista del mercado granario, Alberto Morelli, la máxima autoridad de Maizar, la entidad que agrupa a la cadena de maíz y sorgo, sostuvo que desde la cartera agropecuaria le confirmaron que el registro de exportaciones del cereal está abierto. Fuentes cercanas a Domínguez también se pronunciaron de la misma manera, ante la consulta de Infobae.
Para Sarthes, cómo continúa la “película”, que ya tuvo un primer capítulo a finales de 2020 con el cierre formal por una semana de las exportaciones de maíz, “dependerá del Ministerio”. Y agregó: “Yo creo que irán sondeando existencias para saber si siguen así no autorizando DJVE. En este sentido, es muy posible que el tratamiento sea muy parecido al que tuvo el trigo de cosecha 2020/21 en el que se llegó a un nivel de 10 millones y medio de toneladas. Posiblemente el ministerio se tome un impasse y evalúe cómo siguen las exportaciones”.
Por otro lado, para el ex ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Luis Miguel Etchevehere, “no existen dudas de que el mercado se encuentra intervenido, al igual con lo sucedido con el trigo, donde el mismo sector privado admitió una suerte de autorregulación que evita una intervención estatal. Esta situación no es ninguna sorpresa, porque lo estamos viviendo con el trigo hace dos años, donde los mismos molineros y exportadores en un seminario admitieron que estaban autorregulando las exportaciones por sugerencia del gobierno.
Y agregó: “Ahora hubo un rumor muy fuerte de que habría habido un reto del Gobierno a los exportadores y vemos que no hay DJVE del maíz disponible. No es ni más ni menos que lo mismo que se hizo con el trigo. El ministro dijo que iba a administrar saldos exportables y esto no es nada más que confirmar que lo están haciendo. Sorprendentemente, los exportadores no anotan nuevas exportaciones. En un país normal esto es un delito, esta cartelización”.
En la misma línea, el vicepresidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Gabriel de Raedemaecker, dijo no tener confirmación de que haya un cierre de los registros, consideró que “las versiones que empiezan a circular son la confirmación de esa vocación intervencionista, regulatoria, que tiene el Gobierno. Y no tengo dudas de que si ven la posibilidad de que pueda llegar a dispararse el precio o faltar mercadería o que el consumo interno tenga que salir a competir con los exportadores, van a intervenir, teniendo en cuenta que van a encontrar eslabones que se van a prestar a ese juego”.
Impacto
Por supuesto, que una medida de este calibre, aunque no sea oficial, trae sus consecuencias tanto para los productores, que ven una caída en los precios que reciben por su mercadería, como así también, en los negocios internacionales, ya que Argentina de ponerle coto a sus exportaciones, podría alejar a los compradores, quienes recurrirían a competidores directos de nuestro país.
“Esto impacta pésimo en el sector. La gente está sembrando maíz en este momento, es otro golpe, como sucedió con el trigo o con la carne”, indicó Etchevehere, quien sostuvo que la cuestión de abrir y cerrar los mercados constantemente, “crea incertidumbre, desconcierto y desconfianza. Además, el concepto de saldo exportable es muy dañino. Por ejemplo, un comprador de trigo o maíz argentino entiende que Argentina va a exportar lo que le sobre, lo que quiere decir que en algún momento le va a dejar de vender, por lo que va a dejar de comprarle. Es un daño muy grave”.
Asimismo, explicó que “por un lado se le paga menos al productor, pero por otro deja de producir. Producir no es un servicio público, es una actividad empresarial donde se invierte y se arriesga y el productor espera tener un beneficio, un lucro de su trabajo. Si le quitan la rentabilidad, deja de producir y esto ya lo vivimos con este mismo ministro en el caso del trigo durante la gestión Cristina Fernández de Kirchner,el país se quedó sin trigo. No es una novedad, es algo que ya hicieron”.
Por último, De Raedamaecker expresó que “en la previa de la siembra, es el momento de decidir inversiones y el gobierno deja que trasciende que pueden limitar las posibilidades de ventas. Es un mazazo a la decisión de inversión, es de locos. Se dinamita la posibilidad de inversión y de generar un clima propicio para la misma. Esto le pone un techo al precio recibido por el productor, tira abajo expectativas de rentabilidad y de inversión. Aquellos que están todavía con posibilidades de irse a otro cultivo, se van sin ninguna duda. Esto nos encamina a una nueva sojización”.