El contexto plantea nuevos interrogantes acerca de la dinámica comercial a nivel global. La crisis energética en China podría generar no sólo aumentos de precios en insumos agrícolas, sino también una menor disponibilidad.
La preocupación de miles de productores no sólo está centrada en el precio de los granos, sino también en el costo de los insumos que, según un informe de la Bolsa de Cereales de Córdoba, experimentaron un cambio importante desde el 2020 hasta la actualidad.
Lionel Camps, director ejecutivo de la Cámara Empresaria de Distribuidores de Agroquímicos, Semillas y Afines Bonaerense (Cedasaba), aseguró en diálogo con Ámbito que “desde principio de año se observó una combinación de problemas de índole internacional y local que generaron complicaciones en el abastecimiento de insumos. Al efecto “pandemia” se sumaron retrasos en los fletes marítimos, problemas en la generación de energía en China -lo que motivó que varias fábricas cerraran sus puertas- e inconvenientes en la elaboración de formulaciones químicas”. Por estos motivos se generó cierta tensión entre oferta y demanda que ajustó por precio en fitosanitarios que son clave para esta época del año, tales como el glifosato, que representa el 50% del mercado.
En cuanto a los inconvenientes domésticos, desde la cámara que agrupa a las empresas distribuidoras de insumos en Buenos Aires, confirmaron que la modificación en la operatoria de pago impulsada por el Gobierno generó dificultades a la hora de importar mercadería. Camps destacó que “antes se les pagaba a los proveedores internacionales con el CAB (documento de embarque). La empresa que importaba le presentaba ese documento al Banco Central de la República Argentina (BCRA) y se liberaban los dólares. Ahora eso ocurre sólo cuando el barco llega a destino y eso genera mucho ruido entre las empresas. De hecho, hubo desvío de barcos por tales situaciones y los insumos no llegaron”.
Anticiparse fue, es y será clave mientras el escenario global y local no se modifiquen. Monica Ortolani, Analista y titular del portal TonicaOnline, aseguró en diálogo con Ámbito que “el 60% de los productores ya concretó el 75% de las compras de insumos”, por lo tanto a quienes tomaron esa decisión el contexto los favorecerá y lo opuesto les ocurrirá a quienes no decidieron las compras. Quizá por eso muchos evalúen pasarse del maíz a la soja, que tiene una menor inversión por hectárea.
Queda claro que el productor tiene mayor entrenamiento para anticipar las compras de insumos que para cerrar el precio de los granos. Según la especialista, “los que no pactaron sus ventas hoy tienen que vender más producción para pagar el insumo, porque a cosecha los precios cayeron”.
Ante este panorama, es probable que ganen participación en el mercado las empresas que formulan en el país o que desarrollan productos biológicos que no requieren girar divisas al exterior. Uno de esos casos es el de Rizobacter, que entre otros productos ofrece Rizoderma, un tratamiento biológico para semillas de trigo y soja. Frente al panorama de altos precios y demoras en la entrega de insumos, los productores buscan alternativas locales.
Gabriel Mina, Responsable Global de Terápicos de Semillas, aseguró a Ámbito que “en los últimos tres años el mercado de tratamiento de semillas con biológicos creció a un ritmo del 30% anual” y agregó que “un cultivo curado versus uno sin curar observa una emergencia más uniforme y una menor presencia de enfermedades”. Gracias a estos beneficios, la empresa superó las 450 mil hectáreas de semilla tratada en trigo y apunta a llegar a las 500 mil en soja para la campaña que se iniciará en pocas semanas.
El ciclo agrícola 2022/23 traerá nuevos desafíos. Según Camps, “ya les recomendamos a nuestros asociados que adelanten las compras. El BCRA no tiene dólares y eso nos complica, porque para importar se necesitan divisas. Por lo tanto, si el productor tiene la posibilidad de cerrar acuerdos de insumos, que comience la planificación porque los faltantes que hoy padecemos se pueden extender durante el año próximo”.
En la misma línea, Ortolani precisó que “durante la actual campaña los precios aumentaron por una cuestión logística y por la apreciación de la moneda China. La crisis energética en el gigante asiático también impactó en la producción de los fosfatos, por lo tanto el incremento de costos fue muy marcado. “El gobierno de China decidió cerrar las fábricas y reabrirlas recién en enero, para que no falte gas ni carbón, por lo tanto es probable que hacia el año próximo tengamos problemas de abastecimiento. “La recomendación para los productores es que administren los insumos comprados a conciencia porque la campaña que viene se va a sufrir por los altos precios pero también por la falta de stock”.