Por Gustavo Ber
Al «déficit primario cero» que se había comprometido el Gobierno frente al FMI, en busca de acelerar la convergencia de la política fiscal y llegar a un nuevo acuerdo, se le sumaron importantes novedades desde la política monetaria y cambiaria que están logrando enfriar la escalada del dólar.
Ocurre que el «apretón monetario» -más conocido como «base monetaria cero»- despliega diversas herramientas como subas adicionales de encajes y licitaciones diarias de Leliq, y ello está generando en las primeras jornadas de vida un reacomodamiento alcista en las tasas hasta niveles del 70%.
Dichos elevadísimos rendimientos, que se trasladan a otros instrumentos en pesos de acceso para los inversores está despertando una demanda por colocaciones en moneda local, en otro round de intento de despertar al «carry-trade» que ya había quedado sepultado a fines del año pasado.
Aun así, los inversores más estratégicos están respondiendo con mayor prudencia respecto a estas reacciones tácticas iniciales de operadores -principalmente del exterior- que buscan desempolvar instrumentos de «trading» en busca únicamente de ganancias financieras de corto plazo.
Ello se debe a que a medida que se analizan los detalles de este nuevo plan monetario y cambiario, crecen las dudas respecto a la capacidad de las autoridades de mantenerlo en el tiempo a raíz de daños colaterales que dejan como contrapartida el descenso del dólar y eventualmente de la inflación en los próximos trimestres, dado que en ésta última existe mayor rezago en su reacción.
En particular, los mayores temores radican en que semejante histórico «shock monetario» profundizará la recesión en marcha, elevando así las tensiones políticas y sociales en un clima donde aún reina la desconfianza de los agentes económicos tras la crisis financiera de los últimos meses.
Así es que la reacción de los bonos y las acciones post-anuncio del nuevo acuerdo del FMI reflejan aún cautela y mucha expectativa, dado que la implementación de un agresivo programa de estabilización fiscal, monetario y cambiario como el actual está sujeto a importantes riesgos, toda vez que enfrentará un escenario económico adverso y complejo que requerirá administrar la tolerancia.
Ni siquiera la ampliación de la asistencia del «FMI II», así como adelantamiento de los desembolsos hacia 2018 y 2019, logró tener una contundente respuesta desde el riesgo país que sigue merodeando los 600 pb. luego del anuncio, dado que los inversores ya habían apostado anticipadamente a dicho acuerdo y así reducido dicho clave «termómetro» en unos 150 pb.
De todas manera, los actuales rendimientos de Argentina -por encima del 9% a 10 años- siguen imposibilitando regresar al crédito voluntario externo, lo cual es indispensable lograr toda vez que el FMI sólo aporta fondos como «puente» para poder recuperar la confianza de los inversores.
Ello se debe a que el financiamiento internacional continuará siendo necesario aún en un escenario de menor déficit gemelos (fiscal y externo) en caso de resultar exitosa la dura implementación del plan, ya que las necesidades financieras en los próximos años seguirán siendo importantes.
Frente a dicho complejo escenario doméstico, que se combina con un clima externo más desafiante, es que los inversores deberían continuar privilegiando la prudencia, la selectividad y la liquidez, dado que el ambiente continuará siendo extremadamente volátil y por ende no apto para cardíacos.
Así que se debe extender preferencia por títulos públicos en dólares, dado que ni el actual modelo ni el FMI permitirán volver a atrasar el tipo de cambio real, que ofrecen atractivos rendimientos en el tramo más corto, como las Letes o el Global 2019, así como corporativos de alta calidad crediticia como Pan American 2021 y Arcor 2023, vehículos defensivos con rendimientos promedio del 6%.
Fuente: http://www.ambito.com/935517-para-inversores-atentos-a-la-dura-implementacion-del-plan-doble-cero