Inversores siguen desconfiados y ni los dólares del FMI cambiaron la tendencia
Ni la recalificación como mercado emergente y mucho menos la clasificación en el Mundial para octavos de final le dieron un respiro al mercado accionario. El índice Merval sufrió ayer una de las caídas más duras de los últimos tiempos: casi 9%, pero 11% medida en dólares. Y aunque hubo algunos rumores falsos circulando, no se trató de un derrumbe aislado. En realidad, fue simplemente la profundización de una tendencia que por ahora no permite vislumbrar el piso.
Pero, concretamente, ¿cuáles son los principales motivos que hay detrás de este derrumbe, que llevó a las acciones líderes a perder en lo que va del año nada menos que 44% en dólares?
Aquí algunas consideraciones:
- Hay un desarme muy fuerte de posiciones de inversores extranjeros. En este punto coinciden todos los analistas y operadores consultados por Infobae en las últimas horas. De otra forma no se explicaría semejantes pérdidas en tan pocos días. El mercado presenta un fuerte desbalance entre los que quieren aliviar sus posiciones de activos argentinos en general versus aquellos que quieren comprar. Esta circunstancia provoca que sea imposible aventurar que las acciones están cerca del piso.
- Faltan precisiones tras el acuerdo con el FMI. Ni el anuncio de las negociaciones, ni el cierre del acuerdo ni ahora el desembolso del primer tramo de USD 15.000 millones ayudaron por ahora a recuperar la confianza que se había perdido a principios de año.
Alejandro Henke, titular de Proficio investment, explica que «faltan precisiones sobre varios temas relevantes que figuran en el acuerdo. No se aclaró qué sucederá con los futuros ajustes tarifarios en energía, tampoco cómo se avanzará con el stock de Lebac, ni de qué manera se controlará el crecimiento de los agregados monetarios, que ahora aumentan a casi el 34%». Es decir aún falta ver de qué manera los anuncios del acuerdo se transforman en acciones concretas.
- Declaraciones poco claras de los nuevos funcionarios. El debut de los nuevos ministros pareció ir a contramano del programa recién acordado con el FMI. En Energía, Javier Iguacell ya planteó la necesidad de revisar a futuro cómo se aplicarían los ajustes de tarifas para no ahogar al público y a las empresas. Mientras que el flamante ministro de Producción, Dante Sica, habló de multar a quienes cometan abusos en precios. Algo hasta deseable, pero que en algunos círculos fue leído como el regreso de políticas como mínimo poco ortodoxas para bajar la inflación.
- La recesión que se avecina se proyecta en los precios. Los datos de abril y especialmente de mayo ya muestran la caída de la actividad por efecto de la sequía en el campo. Pero para adelante también comenzará a sentirse el efecto de la devaluación y del aumento de las tasas de interés, por lo que se espera que los próximos meses sean fuertemente recesivos. El Gobierno insiste en que para fin de año debería comenzar a cambiar esa tendencia. Pero mientras tanto es lógico que los precios de las acciones se adelanten a esa situación.
- No ayuda el contexto internacional. Está claro que hubo salida de capitales de todos los países emergentes. Pero claramente en ninguno se sintió tanto como en el caso de los activos locales. El peso se devaluó más de 50% desde que arrancó el año, cuando ninguna moneda emergente perdió más de 15% y la mayoría mucho menos de 10%. En el caso de las acciones no es muy diferente. Mientras que el Merval cayó 44% en dólares en el año, el Bovespa brasileño sólo perdió 20%, aún en un clima preelectoral muy enrarecido.
- No alcanzaron algunas señales positivas. La recalificación como mercado emergente impulsó a las acciones hasta 15% el último jueves, pero la recuperación no duró casi nada. Luego se intensificaron las ventas. Una de las lecturas que predominó es que el MSCI devolvió a la Argentina a la categoría de emergente tras nueve años, pero que no fue un respaldo a la política económica ni mucho menos. En realidad ,se premió que el Gobierno haya tomado medidas que buscan eliminar cualquier posibilidad de volver al control de capitales, como fue en su momento el cepo cambiario. Pero ni siquiera informes como el de Morgan Stanley que calculó un «upside» de 42% en dólares en un año para las acciones logró revivir el mercado.
- Rumores poco creíbles. El equipo económico insistía ayer que un banco salió a esparcir la versión falsa de que se gravaría con el impuesto a la renta financiera a las acciones locales, las únicas que quedaron excluidas del impuesto. Los ADR argentinos, en cambio, pagan desde este año el 15% sobre las utilidades recibidas. Pero nadie fue capaz de adjudicar el rumor y sólo hubo una cadena de tweets en el que se hablaba de esta posibilidad. Pero pareció un argumento un tanto endeble para entender una caída tan abrupta de los precios.
- La estabilidad cambiaria tampoco tuvo el efecto deseado. El Gobierno había identificado como «tóxica» la suba del dólar, porque terminó impactando negativamente en acciones y bonos. Se esperaba que con la mayor oferta de divisas y un tipo de cambio más estable llegara la mejoría de acciones y bonos. Pero por ahora no ocurrió nada de eso. Los inversores tampoco están demasiado seguros sobre las posibilidades de que el Gobierno haya realmente dominado la situación cambiaria, aunque la divisa quedó mucho más alta en términos reales.