Con los valores bajos es difícil que las empresas inviertan en extracción.
La caída en el precio del petróleo complica el desarrollo de Vaca Muerta. A estos niveles, es imposible que las empresas hundan cientos de millones para nuevos pozos, porque no los recuperarían. Del otro lado, le quitan presión al Gobierno por parte de las petroleras: en estos niveles, no sería necesario un aumento en el precio de los combustibles.
La Argentina toma como referencia el petróleo Brent, que el domingo estaba por los US$ 35, el precio más bajo en varios años. A esa cotización, las petroleras locales que también venden combustibles (como YPF y Pan American Energy), estarían bien con los importes actuales de los combustibles, siempre que haya estabilidad en el tipo de cambio. Eso es porque los precios actuales están reflejando un precio de petróleo crudo en torno a los US$ 50. Una estabilización del crudo Brent a este nivel de precios abriría una discusión entre el Gobierno y las petroleras para reducir el precio de los combustibles.
Es más, algunas petroleras hasta preferirían ahora firmar un «precio sostén» o barril criollo, que separe los precios locales de producción petrolera de los internacionales. Ese fue un mecanismo anterior que se utilizó para proteger a la industria frente a las caídas globales. La administración de Macri no estuvo de acuerdo con ese rumbo. Desde septiembre de 2017, el país se vino alineando con los precios internacionales.
Esa política, que se denominó de «precios libres» generó estímulos para la inversión petrolera, según varias empresa del sector.
Mientras la industria local se siga moviendo con un barril en torno a los US$ 50, no habría grandes caídas ni en las regalías petroleras ni en la actividad actual. En cambio, quedarán complicados los proyectos hacia adelante. Al Gobierno lo libera de escuchar al sector quejarse de un retraso en los precios, como sucedía cuando el barril estaba a US$ 60, pero los surtidores domésticos reflejaban un petróleo a US$ 50.