Alberto Fernández no fue el ganador de la pulseada con Cristina Kirchner y quedó debilitado. Cristina tampoco ganó, porque el desgaste de imponer su gente puede traducirse en una pérdida mayor de votos. El nuevo gabinete tiene 60 días para cambiar la economía: Misión Imposible
La intervención del Banco Central el viernes fue abrumadora. No dejó ningún frente librado. Vendió dólares en cantidades en el mercado de futuros, en el de dólares financieros y en la plaza mayorista. El total de billetes efectivos fue de USD 184 millones que le costaron USD 191 millones de caída de reservas que quedaron en 45.334 millones.
La pregunta es si Miguel Pesce, el titular del Central, obedeció a una consigna de Martín Guzmán, el ministro de Economía o fue una decisión autónoma para ganar tiempo a la espera de que en esas fatídicas 24 horas se resolviera la crisis política del partido gobernante.
Si la estrategia a futuro va a ser tan despiadada como la del viernes, saben con seguridad que no tienen los dólares para sostenerla. El punto de equilibrio es de UDS 20 millones por día para poder arribar a noviembre, fecha de las elecciones intermedias, con un nivel de reservas de libre disponibilidad aceptable que les permita negociar con algo más de fuerza frente al FMI.
El tema es lo que decidirá la nueva conformación del Gobierno donde el poder recae, ya sin dudas, en Cristina Fernández de Kirchner, que no se caracteriza por los movimientos calmos. El plan se centra en la máquina de imprimir billetes. No se sabe si con estos elementos reactivará la economía, logrará más consumo o, simplemente, una escalada de precios.
A cuenta de este cambio de rumbo, los bonos que ajustan por el costo de vida y los títulos dollar linked que indexan por el precio del dólar oficial, comenzaron a valorizarse. El viernes el Central cruzó al dólar MEP con USD 57 millones nominales del bono AL30D. Esta cifra equivale a USD 34,4 millones cash.
La divisa que abrió a $ 173,50, cerró en $ 172,44 (12 centavos por encima del día anterior). El contado con liquidación, casi sin negocios en la plaza intervenida, subió un porcentaje similar a $ 172,88. En el Senebi, donde las operaciones son directas entre comprador y vendedor y no figuran en las pantallas, el contado con liquidación llegó a $ 182 cuando se negoció a 48 horas utilizando las letras de descuento (Ledes). En las últimas tres ruedas, el contado con liqui libre aumentó $ 4.
El “blue” tuvo un exceso de oferta de los que hacen “pure” con el cupo de los USD 200 y los que venden una parte de los dólares MEP conseguidos en el mercado oficial. Es una plaza abastecida y el Central no la vigila porque no le conviene que este dólar se dispare. El viernes, en plena crisis llegó a tocar $ 187 pero luego cerró a $ 186, igual que el día anterior.
Plaza mayorista
En la plaza mayorista, donde el dólar subió 4 centavos a $ 98,36 hubo una fuerte demanda de los importadores y se negoció el monto más alto de los últimos dos años: USD 711 millones. Pero el Banco Central fue parte de ese despertar de los negocios ya que había más compradores que vendedores y tuvo que deshacerse de USD 149 millones para evitar que suba la divisa. La decisión la tomó porque en un día de crisis las excepciones están permitidas. En otras circunstancias, no lo habría hecho y tampoco habría habido esa demanda.
En el mercado de futuros, pese a que vendió volúmenes elevados, los compradores lo superaron porque cada día están más seguros de que habrá devaluación. De esta manera fin de diciembre aumentó 0,12% a $ 109,45 y fin de enero, 0,44% a $ 114,50. La diferencia entre los plazos más buscados da una tasa de devaluación de 55% anual, 10 puntos por debajo de los máximos de hace 12 días, pero más alta que la de las ruedas anteriores de la semana que pasó. Los bonos de la deuda con ley extranjera tuvieron caídas de poco más de 1% y el riesgo país aumentó 15 unidades (1%) a 1.546 puntos básicos.
La semana comienza con dudas. Alberto Fernández no fue el ganador de la pulseada y quedó debilitado. Cristina Kirchner tampoco fue triunfante porque el desgaste de imponer su gente, se puede traducir en una pérdida mayor de votos porque este gabinete tiene 60 días para cambiar la economía. Misión Imposible.
El mercado no sabe si esta estrategia de intervención se mantendrá porque quieren ganar las elecciones sin fijarse en costos o si se moderará. De lo que están seguros es que hoy puede repetirse, aunque de manera algo más moderada.
Ecuación
En ambos casos, la ecuación tiene un resultado: dólar más alto y que aumenten las brechas. También creen que la inflación en los próximos meses se ubicará por encima de 3% mensual. Una política de emisión que suba artificialmente los ingresos, es insostenible. A Guzmán le quedó claro que su estrategia no gustó y no opinó sobre lo que vendrá. Hablar del presupuesto 2022, como lo hizo, fue como relatar una historia en estado puro difícil de cumplir, ignorando que afuera de sus papeles hay una pelea sin tregua por el poder y que él está alimentando la inflación al acceder a cambiar los Derechos Especiales de Giro (DEG) del FMI por más de USD 4.300 millones que le vendió al Banco Central a cambio de pesos para volcar al mercado interno.
Cuando llegue el momento de pagarle al FMI, el Tesoro deberá recuperar los DEG pero no devolverá los pesos que le dio el Central sino un título intransferible que equivale a un “paga Dios” como se dice en la jerga. El dinero que le adelantó quedará boyando en la plaza haciendo estragos en la economía al elevar la inflación y el dólar.
La respuesta que no tiene el Gobierno es como aumentar el consumo poniendo dinero en el bolsillo de la gente en una economía donde las empresas producen la misma cantidad de bienes y trabajan sin stock porque no toman créditos para expandirse. Si no hay más producción, el consumo será el mismo, pero más caro.