El valor del dólar en el mundo continúa su camino descendente. Desde diciembre del año pasado, el recorrido de esta moneda en términos de una canasta de monedas es, con altibajos, claramente descendente.
Para apreciar tal hecho, es útil tomar en cuenta el índice dólar que sigue la evolución de esta divisa en relación a otras. Este índice ha venido bajando y, a principios de esta semana, se redujo a un nivel que no se veía desde diciembre de 2014.
Pero ahora se nota un suave avance de un 0,20%. Y así ha dejado atrás el piso de inicios de la semana.
Sin embargo, y como todo indica, vale estimar que el dólar quede, al menos, en el actual nivel. O algo menos. Sería así porque, fundamentalmente, la cotización del euro frente al dólar no ha descendido visiblemente pese a algunos datos macroeconómicos positivos de EEUU publicados recientemente.
El propio Departamento de Agricultura de EEUU (USDA), en sus proyecciones hasta el año 2026, estima una suave depreciación del dólar hasta ese año.
Los recientes datos de la economía estadounidense hacen referencia a una acentuada creación de empleo en agosto y a cierta mejora en su crecimiento.
Durante once años consecutivos, las tasas de crecimiento de su Producto Bruto Interno (PBI) fueron inferiores al 3% anual. El año pasado, para peor, el aumento tan solo fue de 1,6%, el menor ritmo desde el año 2011.
En el segundo trimestre de este año, el incremento del PBI norteamericano se habría acentuado fuertemente, según la estimación del Departamento de Comercio recién recientemente divulgada.
Ahora se conoce un dato alentador. En el primer trimestre de este año, habría crecido un 1,2% y en el segundo, un 3% en ritmo anual. El número definitivo recién se conocerá a fines del próximo mes.
La mejora de este coeficiente se basa en el aumento del gasto de los consumidores de EEUU que ha llegado a un 3,3%. En el segundo trimestre, los habitantes de ese país han gastado más en bienes y servicios.
Pese a todo lo dicho, las expectativas sobre una fuerte mejora en la economía del país del norte no son demasiado positivas. Para colmo de males, la tormenta Harvey no sólo golpea la población este país sino que también castiga el petróleo crudo.
Además, el discurso de la presidente de la Reserva Federal, Janet Yellen, en la reunión anual de banqueros centrales de hace pocos días, en Jackson Hole, EEUU, se centró en la estabilidad financiera. Y no habló sobre política monetaria. Así la perspectiva de futuras subas en la tasa de interés, para lo que resta del año, queda desdibujada.
En tanto, la confianza en el euro superó las expectativas en agosto, merced a un visible optimismo en la actividad industrial, en los servicios y en los consumidores, de acuerdo a un sondeo mensual divulgado por la Comisión Europea.
Es importante recordar que, durante los períodos de depreciación del dólar, los precios de las materias primas se elevaron, por ejemplo, durante 2000-2007 y 2010. Y desde el 2013, cuando esta divisa se fortaleció y los valores de las materias primas tendieron a la baja.
En suma, los precios de los commodities deberían beneficiarse por los efectos cambiarios. Al menos desde esta perspectiva, el futuro resulta relativamente promisorio.