La brecha cambiaria pesa más que el acuerdo por la deuda que se alcanzó esta semana. Ahora viene la “temporada baja” en materia de liquidación de divisas.
El acuerdo por la deuda trajo sólo un alivio muy temporario en el mercado cambiario. Ya en los últimos dos días volvieron a subir tanto el dólar en el mercado paralelo como el “contado con liquidación”. La dinámica del mercado cambiario es la principal fuente de preocupación que tiene el titular del BCRA, Miguel Pesce, y su directorio. Y nada en el horizonte parece que esté en condiciones de modificar demasiado este panorama.
Los números casi de “almacenero” que manejan en el Central son elocuentes: el superávit comercial hoy representa unos USD 1.500 millones. Sin embargo, la compra de dólar “solidario” de ahorristas se lleva unos USD 600 millones por mes en promedio, los pagos de deuda en moneda extranjera (especialmente de provincias) representan unos USD 500 millones y las compras con tarjeta en el exterior son otros U$S 200 millones mensuales aproximadamente. Con este panorama casi no quedan excedentes de divisas.
Pero la situación se tornará más complicada porque la demanda no apunta a ceder, pero la oferta sí va a reducirse por cuestiones temporales, es decir empieza la “temporada baja” en materia de liquidación tras haber ingresado la mayor parte de la cosecha gruesa.
Este panorama trae varias complicaciones por delante. La más visible es que para el Banco Central será casi imposible acumular reservas, que hace varios meses están “planchadas” en valores brutos de USD 43.000 millones. Y el acuerdo de deuda difícilmente cambie las cosas.
Pero además vuelve mucho más difícil que se achiquen las brechas cambiarias. Estas diferencias entre el tipo de cambio informal y el “solidario” hacen que la demanda de dólares nunca se calme. Para lograrlo habría que volver al escenario de enero o febrero pasado, cuando el “blue” estaba incluso más bajo que el tipo de cambio oficial más el 30%, que es el costo que tiene la compra de USD 200 mensuales para los ahorristas. El Gobierno, por otra parte, descartó bloquear el acceso por ese monto al mercado cambiario. No sólo tendría un impacto negativo en la gente, sino que además incentivaría una suba mayor del dólar en el mercado informal.
Estos próximos tres meses serán claves para las verdaderas chances de reactivación de la economía argentina. Y eso estará muy atado a la forma en que el BCRA maneje la evolución del mercado cambiario. En la medida que consiga achicar la brecha, ya sea por la suba gradual del tipo de cambio oficial y al mismo tiempo la disminución del “contado con liquidación”, será más fácil manejar el flujo de divisas.
El escenario ideal sería que el dólar “solidario” y el dólar que surge del mercado bursátil lleguen a un punto de equilibrio. Esto reduciría sustancialmente la demanda de dólares por parte de pequeños ahorristas, que hoy buscan arbitrar entre ambas cotizaciones.
Pero hay muchos peligros en el camino. Uno de ellos es la gran expansión monetaria que incluso se acelerará en los próximos meses. Esta combinación podría ser letal: menos entrada de dólares y más emisión de pesos por parte del BCRA, al menos hasta fin de año. La posibilidad de que parte de esos pesos vaya al tipo de cambio está latente. Mucho dependerá de las señales que dé el Gobierno para recuperar la confianza de las empresas y de los consumidores.
El otro tema está relacionado con la reapertura del mercado turístico, específicamente viajes al exterior. Hoy la balanza relacionada al turismo es prácticamente neutra, cuando en un período normal puede arrojar un resultado negativo superior a los USD 600 ó USD 700 millones mensuales, más aún en momentos de fuerte cepo cambiario donde casi ningún turista extranjero cambia dólares en circuitos oficiales.
Esto representa un gran desafío para el BCRA: si se va normalizando el mercado de viajes, tanto la compra de paquetes turísticos como las compras en el exterior tendrían impacto en el mercado cambiario y en el nivel de reservas.