El traspaso de la suba del dólar a precios fue lento por efecto de la caída de la actividad, pero se aceleró en los últimos meses. También preocupa la expansión monetaria de este año
El pico de 4,8% de inflación de marzo tiene algunas razones vinculadas con el presente, pero otras que hay que mirarlas con el espejo retrovisor. Concretamente, la emisión de 2 billones de pesos para financiar el déficit fiscal en plena pandemia, que casi duplicó la base monetaria el año pasado, está detrás de los fuertes aumentos de precios que de manera constante se vienen repitiendo desde octubre del año pasado.
En realidad fue el tipo de cambio el primer “precio” que subió el año pasado como consecuencia de la emisión monetaria. Esos pesos excedentes buscaron como refugio a la divisa, en un contexto de economía semi paralizada por la pandemia y un fuerte aumento del déficit fiscal. El tipo de cambio financiero trepó de $ 73 a $ 140, es decir casi se duplicó en 2020. Pero en octubre el salto lo llevó a $ 195, aunque luego retrocedería en forma significativa. Muchos precios comenzaron a ajustarse en función a ese enorme salto y el aumento de la brecha cambiaria por encima del 100%.
El fenómeno de traspaso (o pass-through, según la expresión en inglés) del aumento del dólar a los precios se da en países como la Argentina mucho más rápido que en otros lugares del mundo. Sin embargo, la caída de la actividad provocó que el proceso se diera incluso un poco más lento que en otras oportunidades.
Mientras que el dólar financiero casi se duplicó el año pasado, la inflación fue de “apenas” 36%. Pero en lo que va de 2021 el tipo de cambio prácticamente no se movió y sin embargo la inflación acumulada es de 13%. La conclusión es que aquella devaluación ahora sí comenzó a impactar en forma contundente en los precios. Es la explicación más clara del fenómeno inflacionario en esta etapa, en la que además las tarifas siguen congeladas mientras que el dólar oficial aumenta a cuentagotas.
El 4,8% de inflación de marzo tiene, sin embargo, algunas particularidades. Tanto el aumento del rubro educación (arriba del 28%) como de la indumentaria (tuvo un incremento de más del 10% en un solo mes) son factores estacionales vinculadas con el inicio de clases y el cambio de temporada para la vestimenta.
Pero además tiene un peso creciente en la formación de precios las restricciones a las importaciones. Las dificultades para importar no hacen otra cosa que trasladar esa mayor incertidumbre a los precios finales. Aún con un dólar oficial que ahora sube a un ritmo que es la mitad de la inflación, el hecho de no saber si en el futuro habrá acceso a las divisas para importar insumos genera remarcaciones de todo tipo.
La expectativa del sector importador es que el aumento del ingreso de divisas por la cosecha de soja permite un alivio y abra la posibilidad de más importaciones. Sin embargo, la situación del Central sigue siendo endeble por lo que precisa continuar con la acumulación de reservas de libre disponibilidad. En este escenario, parece difícil que el acceso a divisas para importadores se vaya a aflojar significativamente en los próximos meses.