El escenario que trae el conflicto entre Rusia y Ucrania traerá más ingreso de dólares, sobre todo por el alza de la soja, pero también recrudecerán las presiones inflacionarias. La suba del petróleo también impacta
La escalada de precios de las materias primas que provocó la invasión rusa a Ucrania podría agregar todavía más inflación a la canasta de alimentos de la Argentina. El secretario de Comercio Interior, Roberto Feletti, incluso antes de este episodio ya estaba buscando alternativas para “desacoplar” los precios internacionales de la “mesa de los argentinos”. Ahora buscaría acelerar esas iniciativas para que no se produzca un derrame todavía más significativo en los precios.
La escalada de las materias primas tiene, sin embargo, dos caras. Por un lado genera una mayor presión sobre los precios locales, pero al mismo tiempo representaría una fuente adicional de ingreso de divisas. La soja, por ejemplo se mantiene arriba de los USD 600, por lo que la liquidación de las cerealeras traerá un fuerte ingreso adicional de dólares a partir de abril.
El trigo subió más de 5% y ya acumula más de 50% de aumento en los últimos seis meses. A USD 340 la tonelada, llegó al valor más alto de los últimos nueve años y medio. Entre Rusia y Ucrania representan el 29% de la oferta global, explicando por qué se produjo semejante ajuste.
Teniendo en cuenta que la Argentina es país exportador de trigo, el aumento internacional podría impactar en el precio de la harina, con impacto en las pastas y el pan. El Gobierno insiste con armar un fideicomiso similar al que ya rige para el sector aceitero. El objetivo es que al menos parcialmente el valor local de la bolsa de harina sea en parte subsidiado por los exportadores. El sector agropecuario, sin embargo, ya manifestó su rechazo a esta posible solución.
El índice de inflación de enero arrojó un aumento de 3,9%, pero en el caso de los alimentos el incremento fue todavía mayor, 4,9%. Y la misma tendencia se estaría observando en febrero. La principal causa fue la suba en verduras y frutas, o sea alimentos frescos. Pero el peligro es que en los próximos meses también se recalienten otros productos, incluyendo carnes y lácteos.
El aumento del maíz, que también toco niveles máximos y acumula más de 30% en los últimos meses, también podría repercutir en los precios de la canasta básica. Al tratarse del principal alimento del ganado, existe un alto riesgo de traslado al precio de la carne y también de la leche. Por eso también se planteó un fideicomiso similar para este producto. Ucrania es el quinto exportador mundial y representa el 16% del mercado, lo que explica por qué se produjo la disparada de los precios.
El conflicto bélico hace temer por el abastecimiento de estos productos a nivel internacional. Sin embargo, no queda claro por el momento si se trata de una suba puntual en un momento de incertidumbre extrema. De lo contrario, podría tratarse de un aumento puntual para luego retroceder a una media histórica.
Algo parecido sucede con el barril de petróleo, lo cual también genera un impacto global en los precios. Por eso, ayer el presidente norteamericano Joe Biden instó a las petroleras estadounidenses que se abstengan de subir precios del combustible en este contexto. Y también aseguró que podría echar mano a las reservas estratégicas de crudo de los Estados Unidos para mantener la oferta constante. Estas aclaraciones surtieron efecto y el barril pasó de más de USD 100 a la mañana a finalizar apenas arriba de los USD 90, un valor parecido al de las últimas jornadas.
Sin embargo, el encarecimiento de la energía será un obstáculo para la economía argentina por partida doble. En primer lugar, porque el valor del combustible en surtidores está atrasado en relación a los precios internacionales. Este mes YPF aumentó 9% los precios, pero fue insuficiente para evitar el impacto tanto del encarecimiento del barril de petróleo como la suba del tipo de cambio oficial. Por lo tanto, se vienen nuevos aumentos que tendrán impacto sobre la inflación.
Al mismo tiempo, la economía precisará importar gas en los meses de invierno, lo que también generará un impacto negativo en la balanza comercial. Como Rusia es uno de los grandes proveedores de gas a nivel internacional, particularmente en Europa, el ajuste de los precios resultó significativo en las últimas semanas. Esto significa que el Gobierno deberá usar muchos más dólares que lo previsto para asegurarse la provisión.