Los dos primeros días hábiles de diciembre registraron ventas de divisas oficiales por u$s 95 millones, casi 30 millones menos que en el mismo lapso de un mes atrás. Las causas son atribuidas a la "calma" en la plaza financiera, donde la distancia con el precio del informal pasó de 89% al actual 52%
En los primeros dos días hábiles de diciembre se vendieron u$s 95 millones para ahorro, lo que representa una caída del 23% respecto a los montos comercializados en las dos primeras jornadas de noviembre (u$s 123 millones).
Más aun. Si se comparan estas primeras 48 horas del mes en curso con los registros de octubre -es decir con los de dos meses atrás-, dicha baja es del 33 por ciento.
Este retroceso en la demanda de "dólar ahorro" ($10,27, es decir, precio oficial más 20%) se debe a la "pax cambiaria" de las últimas semanas -que alejó las expectativas de devaluación- y al menor incentivo que genera hacerse de esos billetes para luego revenderlos en el circuito informal.
Esto último, a raíz de la constante baja del blue que, tras escalar hasta los $16 (24 de septiembre), retrocedió a los $13 actuales.
Quienes hoy día realizan esa "bicicleta" obtienen una ganancia mucho menor. Esto, sumado a los mayores controles oficiales, desalentó este tipo de operatoria.
Desde el mes de mayo las adquisiciones por ventanilla oficial no paraban de incrementarse, hasta que tocaron un máximo en octubre (u$s 446,5 millones).
El interés por hacerse de billetes verdes legales fue creciendo a la par de la cotización del blue, que tocó su máximo de casi $16,00 el 24 de septiembre, en los últimos días del mandato del Juan Carlos Fábrega al frente del Banco Central.
Con la llegada de Alejandro Vanoli (2 de octubre) se inició una nueva etapa de controles. En conjunto con la Comisión de Valores, la Procelac y la AFIP, se realizaron allanamientos y denuncias públicas a sociedades de Bolsa, casas de cambio y cuevas que enfriaron el billete marginal.
Menos brecha, menos incentivo
Desde que naciera a fines de enero pasado, tras la fuerte devaluación del 24% del peso realizado por el Banco Central, el dólar que vende el Gobierno para ahorro venía siendo cada vez más demandado.
Buena parte de esos billetes verdes "baratos" que adquieren miles de ahorristas luego son revendidos a precio blue, lo que permite que muchas personas -con esta bicicleta- se hagan de una buena diferencia mes a mes.
Así, la cantidad de operaciones fue creciendo desde febrero (300.000) a octubre (700.000), para luego bajar en noviembre (600.000), lo que marcó un cambio de tendencia.
¿De qué dependerá que continúe este retroceso? Básicamente de dos factores: las expectativas devaluatorias y, principalmente, de la brecha cambiaria.
En relación con este segundo punto, se han ido acelerando las compras a medida de que se fue acrecentando la distancia entre el dólar ahorro y el blue.
Por el contrario, decae cuando la misma se reduce.
A modo de ejemplo, en abril -cuando la brecha era de apenas 9% sólo se efectivizaron208.000 operaciones.
En cambio en octubre -cuando llegó a ser de casi 45%- el nivel de transacciones tocó su punto máximo.
Este mayor apetito por el "dólar barato" se observa con mucha evidencia los primeros días de cada mes, cuando los ahorristas cobran sus salarios.
Es lo que en la jerga financiera se llama "arbitraje": cuando un mismo producto tiene dos precios muy diferentes en dos mercados, siempre aparecerá alguien dispuesto a comprar en aquel lugar donde está barato, para revenderlo donde cotiza más alto y, de esa forma, embolsar la diferencia.
Y se da una situación paradójica: esa "especulación hormiga" resulta funcional a la intención del Gobierno de aplacar al dólar blue, dado que aumenta la oferta de divisas en el mercado paralelo -donde los volúmenes son pequeños- con lo cual presiona a una baja en la cotización.
La nueva polémica es, en este contexto, si la compra de dólares corresponde realmente a lo que se suponía que sería su cometido -es decir, el ahorro- o si lo que se está fomentando es una práctica especulativa para aquellos que no tienen otra forma de protegerse de la inflación.
Factor ahorrista
El Gobierno, naturalmente, no admitirá que este desinfle del dólar paralelo es la consecuencia de que los ahorristas buscan una ganancia por cada dólar vendido.
Más bien, atribuirá este "éxito" a la política represiva en la city porteña, con su despliegue de policías y sus medidas sancionatorias a bancos y casas de cambio.
El optimismo demostrado en los últimos días por Alejandro Vanoli apunta a una continuidad de las medidas contra la "especulación" y a un alivio en la situación de las reservas del Banco Central como principales armas para forzar la caída del dólar blue.
"Entramos en un territorio favorable que se expresa en el hecho de que las distintas variables del dólar se hayan reducido, tanto el de contado con liquidación como el dólar ilegal", celebró el funcionario.
Calmar las expectativas como misión fundamental
Vanoli intenta convencer al mercado de que en el corto plazo, no habrá devaluación.
Y sabe que el nivel de reservas se ha transformado hoy en día en una suerte de riesgo país.
Además, es consciente de que para cumplir con su primera promesa -aquella que formulara apenas asumiera, respecto de que no iba a devaluar- iba a tener que convencer al mercado de que la entidad contaba con herramientas para proteger los dólares en poder del Banco Central.
No por casualidad, se dieron desde su asunción una seguidilla de noticias vinculadas con una mejora en la caja verde:
1. Primero, la promesa de los productores sojeros sobre una liquidación de u$s 5.700 millones antes de fin de año, que recibirían bonos dólar linked.
2. Luego, el swap de monedas con China, que permitió anotar nuevas reservas por algo más de u$s 1.000 millones.
3. La operatoria de licitación de la telefonía 4G, que involucra unos u$s 2.200 millones.
Con esta batería de señales, sumada al festival de títulos que pagan lo que sube el dólar oficial (Bonad), Vanoli envió el mensaje de que no habrá una licuación de las reservas que justifique otro temblor en el plano cambiario.
Por otro lado, el funcionario entendió la "teoría conspirativa" que da vueltas en la mente de la Presidenta y, para no correr con igual suerte que su antecesor, al día siguiente de asumir salió de cacería en la city porteña, en busca de especuladores.
La política del terror que le imprimió a su mandato le dio en este corto plazo un premio: el volumen del "contado con liqui" se redujo a su mínima expresión y en toda la city se extrema el cuidado en la prolijidad administrativa para realizar estas operaciones.
Falta, claro, la confirmación de la otra gran meta: que la baja del blue no sea apenas momentánea sino permanente.
Y esta es una tarea en la cual los pronósticos no acompañan al nuevo funcionario estrella.