Un relevamiento privado detectó un punto de inflexión en las expectativas para los próximos meses. Dudas sobre si se trata de un cambio de tendencia
Después de que en las dos última semanas los informes oficiales del Ministerio de Producción y Trabajo, como del Indec sobre el humor de los industriales y de los constructores que transmitían las previsiones de continuidad del escenario recesivo, apareció un sondeo privado que dio una señal de alivio, aunque por ahora es sólo eso.
Se trata del Índice General de Expectativas Económicas (IGEE) de Kantar, que mide la percepción de la población sobre la situación económica y laboral en el país, se recupera por segundo mes consecutivo, lo que parece indicar el cambio a una nueva tendencia ascendente.
Según el sondeo «los indicadores que impulsan este índice son las perspectivas a futuro, tanto sobre la situación económica general como sobre la situación de empleo y la percepción de ingreso personal, aunque sobre la economía y el empleo actual se mantiene estable».
«Luego de un primer trimestre con variaciones negativas, abril y especialmente mayo muestran una recuperación del IGEE, que vuelve a posicionarse por encima de los 70 puntos. Si bien este valor sigue siendo bastante bajo, muestra un cambio en la tendencia que denota un mayor nivel de optimismo, anclado en la mejora de las expectativas a futuro», sostuvo Julieta Dejean, directora comercial de Kantar.
Y agregó: «Las mejoras en las expectativas sobre la situación económica general y el empleo en los próximos 6 meses pueden estar relacionadas con un mes relativamente estable en relación con el dólar y con algunas noticias positivas, como el menor nivel de inflación y el anuncio de medidas tendientes a favorecer el consumo».
La baja de las tasas de interés para los planes de compras subsidiadas a plazo, como Ahora 12, y el acuerdo del Gobierno con los industriales del sector automotor para bonificar la venta de autos, aparecen como factores decisivo del cambio de humor de los empresarios, porque percibieron rápidamente una reacción del lado de los consumidores, sea en términos de consultas de compras, como para avanzar en operaciones en firme.
Otro indicador que mejoró en el sondeo de mayo es la percepción del momento como apropiado para la compra de bienes durables, que crece 5 puntos respecto de la medición previa. «Este dato es importante porque se trata de un indicador relacionado con el consumo interno. Va a ser clave darle seguimiento a su evolución en los próximos meses para comprender si las medidas tomadas para incentivar el consumo se traducen en una mejora del humor económico de los argentinos» -analizó Dejean.
«Esta mejoría viene precedida de meses muy duros en los que el IGEE se retrajo de forma sostenida. El índice exhibe una tendencia negativa desde diciembre de 2017 y aún se encuentra en niveles históricos muy bajos, por lo cual es preciso ser prudentes antes de afirmar que hay un quiebre definitivo en la tendencia. Igualmente, lo destacable es que hacía más de 1 año y medio que no se registraban dos meses consecutivos con variaciones positivas» concluyó Dejean.
Sin embargo, este aparente punto de inflexión en las expectativas de los empresarios mantiene una alta dosis de cautela en su proyección para el segundo semestre, porque a la natural incertidumbre electoral, se le agrega la aún pendiente agenda de políticas económicas por parte del Gobierno, como también de las fuerzas de oposición que aparecen con mayores probabilidades de acceder a la presidencia a partir del próximo 10 de diciembre.
De todas formas, la expectativa que se va consolidando de desaceleración de la inflación, apuntalada en la virtual estabilidad del tipo de cambio, y la cautela del Banco Central en la reducción de la tasa de interés de referencia de política monetaria, junto a la recuperación de las cosechas y también de la ganadería, ha llevado a los economistas a mantener la perspectiva de leve repunte del PBI para el próximo año.
Pero por otra parte, del Informe Monetario del Banco Central se desprende una sostenida baja del uso del crédito, en particular por parte de las empresas, y sin ese lubricante, es impensable una mejora fuerte de las previsiones para el corto y mediano plazo.