El cierre de exportaciones de maíz revivió entre los productores fantasmas de los tiempos del gobierno de Cristina Kirchner. La falta de certezas y la incertidumbre sobre qué pasará en el corto y largo plazo afecta decisiones de siembra y uso de tecnología
La intervención del mercado de maíz por parte del Gobierno nacional al suspender el registro de exportaciones hasta marzo no fue bien recibida por el sector, que desde este lunes y hasta el miércoles llevará a cabo un cese de comercialización de granos. La decisión oficial se implementó con la siembra del cereal de la nueva campaña ya casi finalizada y previas promesas de que no se volverían a retomar medidas de corte “kirchnerista” que en el pasado dañaron seriamente la producción del cultivo.
El cierre de nuevas registraciones de Declaraciones Juradas de Ventas al Exterior (DJVE) de maíz para embarques previos al 1 de marzo ocurrió en vísperas de año nuevo, bajo el fundamento de resguardar parte de la producción para consumo interno. Según Agricultura, quedaban por comercializar poco más de 4 millones de toneladas, pero el sector asegura que la cantidad real está entre 8 y 10 millones de toneladas, volumen de sobra para proveer al mercado interno durante enero y febrero, algo que esta semana fue ratificado por la propia cartera agropecuaria.
La medida fue tan sorpresiva e inconsulta que nadie pudo prever que ocurriera. Eso originó no solo la convocatoria de un sector de la Mesa de Enlace y los productores autoconvocados a un cese de comercialización, sino que también el Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) buscara negociar con el ministro del área, Luis Basterra, una suerte de compromiso de abastecimiento para levantar el bloqueo a las exportaciones. Pero hasta el momento no hay noticias de qué decisión tomará el Gobierno.
Diferentes especialistas coincidieron en que el principal daño del cierre de las exportaciones de maíz es el golpe a la confianza del sector hacia el Gobierno. La incertidumbre volvió a reinar y pone en cuestión decisiones e inversiones de corto y mediano plazo, como las referidas a la siembra y al paquete tecnológico, y de más largo término, como la siembra de la campaña fina, en un contexto donde la imprevisibilidad se volvió una constante. A los problemas con los que ya contaba la actividad (presión tributaria, desdoblamiento cambiario, clima), ahora se le suma el cierre de exportaciones, con las consecuencias que ya se sabe que pueden traer.
Para el responsable del Departamento Económico de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Matías Lestani, la decisión que tomó el ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca “suma mucha incertidumbre al sector, más con un cultivo ya sembrado. Estos escenarios se generan por la falta de señales claras al sector, ni hablar si esas señales son adversas”.
En ese sentido, el especialista de CRA remarcó a Infobae que con esta medida “lo único que hacen es detonar los canales habituales con el sector productor. Esto frena la velocidad de inversiones que el productor tenía pensado desarrollar, y ni hablemos los inversores por fuera del sector que tenían pensado invertir”. “Señales de este tipo hacen que el que está afuera no quiera entrar y el productor, que está adentro, levanta el pie del acelerador, porque la incertidumbre genera que seas prudente con las inversiones y con los paquetes tecnológicos. Todo esto significa menores índices de producción. No es una suposición, ni hipótesis. Ya lo vivimos. Este tipo de medidas sabemos lo que pueden hacer”, agregó.
Por su parte, el Economista Jefe de la Bolsa de Cereales de Córdoba (BCCBA), Gonzalo Agusto, consideró que “estas medidas generan en los que están en el sector un temor, porque tienen incidencia en el precio, que es lo que se comercializa cuando se cosecha. Ahora no va impactar mucho en algunas decisiones porque ya está todo sembrado o a punto de finalizarse, pero quizás se pueda ver que el productor retraiga algo en tecnología durante el desarrollo. Esto también puede generar que cuando haya que sembrar el año que viene, se opte por otro cultivo, como la soja, en vez del maíz”.
La próxima siembra de trigo
Si bien para que comience la siembra de trigo todavía faltan meses, esta clase de políticas públicas generan un marco de desconfianza e incertidumbre que podría hacer mella en la próxima campaña, sobre todo, si se tiene en cuenta que durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner el cereal sufrió una fuerte intervención que llevó a muy bajas cosechas que casi obligan a Argentina a importar trigo de Uruguay.
El presidente de la Asociación Argentina de Trigo (Argentrigo), Miguel Cané, explicó a este medio que, desde un aspecto “racional”, los precios internacionales deberían augurar buenas inversiones por parte de los productores, pero cuando “ocurren medidas como las que tomó el Gobierno en los últimos días, totalmente inconsultas, donde los miembros de la cadena del maíz no estaban ni remotamente enterados, por supuesto que afecta y lesiona el buen diálogo que se venía llevando a cabo y también cualquier expectativa de los productores de invertir en mayor producción, tecnología e inclusive mayor industrialización”.
Aún así, Cané observa la próxima campaña de trigo “con optimismo, porque en el productor agropecuario ya está instalado el trigo como un cultivo en el menú de opciones, en muchas zonas, no solo en la triguera, sino también en las que más sufrieron la sequía, como el centro y el norte del país. Es un cultivo muy útil y han encontrado (en esas zonas) la manera y la tecnología para hacerlo con buena producción y rentabilidad”.
Lestani, en cambio, subrayó que las reglas poco claras y cambiantes golpearán a la campaña triguera, hasta con caída en la producción. “Para la campaña de fina, es claramente una señal adversa lo que pasó con el maíz. Se tiene que solucionar rápido y mostrar reglas de juego transparente y sustentables en el tiempo. Si uno tiene que sembrar, va a sembrar pero no con todo el paquete tecnológico sin saber lo que va a pasar mañana. Frente a la incertidumbre te quedas quieto. Si las señales no son claras, la campaña de fina va a ser mucho menor, con algo menos de área, pero sobre todo con menos paquete tecnológico, lo que implica menos resultado en la cosecha”, señaló.
Agusto dijo a su vez que “si bien falta mucho para el inicio de la siembra de los cultivos de invierno, su desarrollo, aparte del clima, va a depender de las medidas que tome el Gobierno, pero lo ocurrido sienta un precedente. Si si se toma una medida así o más fuerte tanto para el trigo o el maíz, podría sembrarse menos área y con retracción del paquete tecnológico”.