La creación récord de dinero por parte del Banco Central de los últimos meses no debe sorprender porque, aunque no se hubiese producido el cuestionable Aislamiento Social, el Gobierno tenía en mente expandir fuertemente la base monetaria
Por Roberto Cachanosky
La decisión de abultada emisión de pesos estaba tomada desde antes de la llegada de la pandemia del COVID-19 y del fenomenal aumento del déficit fiscal de los últimos meses. El dato surge porque una de las primeras medidas que adoptó el Banco Central fue cambiar la forma de contabilizar las Letras Intransferibles que el Tesoro le había colocado a la entidad previamente.
El 7 de enero el BCRA informaba en su sitio de internet: “el Directorio del Banco Central de la República Argentina aprobó la adecuación del valor contable de las Letras Intransferibles”. Y agregaba: “Tanto la tenencia de Letras Intransferibles vigentes, como las Letras a emitirse en el marco de la citada ley, son registradas en los Estados Contables del BCRA a su valor técnico”.
Este cambio en la valuación de las Letras Intransferibles generó, mágicamente, una utilidad de $2,2 billones en una semana. Basta con ver los balances semanales del BCRA. En efecto, al 23 de diciembre de 2019 figuraban en el activo con un valor de $793.135 millones, mientras que una semana después se valuaron a en $3 billones.
Vale la pena explicar que las Letras Intransferibles del Tesoro nacen cuando Néstor Kirchner era presidente y decide pagarle al contado al FMI la deuda que tenía Argentina con esa institución. Unos días antes lo había hecho Lula da Silva en Brasil y el ex presidente lo siguió.
Como el Tesoro no tenía esos casi USD 10.000 millones, lo que se hizo fue tomar reservas del BCRA por ese monto y darle a cambio un papel nominado en dólares para preservar el activo contable de la entidad.
Luego, ese juego de “contabilidad creativa” continuó con la política de desendeudamiento para pagarle a los acreedores privados. Lo que hizo el gobierno de Cristina Fernández fue ir tomando reservas del BCRA y entregarle a cambio esas Letras. Así se empezó a empapelar el activo de la institución con un documento que no tiene valor de mercado porque no se pueden vender; y, más importante, porque el emisor fue un Tesoro que ya tenía déficit fiscal. Es decir, un quebrado le entregaba unos papeles, que eran un pagadiós, a otro quebrado que era el BCRA.
Hay que recordar que la ex presidente Cristina Kirchner recibió un déficit fiscal consolidado equivalente a 0,46% de PBI y terminó entregando un desequilibrio agregado de las finanzas públicas en 2015 que representó 7,24% del PBI.
Si se observa todo el recorrido fiscal del período de la presidencia de Néstor Kirchner y los dos períodos de Cristina Kirchner, es impresionante el deterioro de las cuentas fiscales.
De manera que el Tesoro, que estaba en serios problemas fiscales, le quitaba reservas en divisas al BCRA a cambio de unos papeles que entregaba alguien que estaba sin capacidad de pago.
Esas Letras Intransferibles nacieron como un invento contable y ahora se están usando para dibujar una ganancia de $2,2 billones que surgieron como por arte de magia, también para financiar el déficit fiscal.
¿Cuál fue la razón para registrar esa utilidad ficticia?
El presidente Alberto Fernández se había comprometido a poner plata en el bolsillo en la gente. Soñaba con que podían empujar artificialmente el consumo a pura emisión de pesos. Y como la Carta Orgánica del BCRA le pone un límite de financiamiento al Tesoro por Adelantos Transitorios, y sabiendo que ese límite ya estaba casi saturado, aparentemente se inventaron estas utilidades ficticias para poder emitir y girarlas a la Administración Central.
Un dato a tener en cuenta, si esas utilidades fueran reales, lo que corresponde es que el Tesoro venda en el mercado parte de los activos que generaron esas utilidades y se las transfiera. Esa es la forma correcta de distribuir ganancias, pero el BCRA prefiere un camino más simple: imprime pesos equivalentes.
Y como no puede emitir por Adelantos Transitorios, porque tenía el cupo lleno, ya en diciembre se habían inventado estas utilidades estimadas en $2,2 billones, para darle riendas sueltas al BCRA para aumentar un 80% la base monetaria. En otras palabras, la emisión monetaria, en un país que no tienen moneda, porque la gente no quiere el peso como reserva de valor, iba a ser la gran fuente de financiamiento para ponerle plata en el bolsillo a la gente.
Ya en enero el déficit fiscal tuvo un aumento del déficit fiscal del 67% respecto a enero de 2019 por el fuerte aumento en los gastos sociales (Tarjeta Alimentar) y en subsidios económicos (vuelta al congelamiento de las tarifas de los servicios públicos).
Pero en marzo, la aparición del Covid-19 cambió los planes. La emisión monetaria que estaba destinada a ponerle “plata en el bolsillo a la gente” tuvo que empezar a usarse para financiar un déficit fiscal gigante por el doble efecto de la caída de la recaudación tributaria y el aumento del gasto público.
Desde que asumió el Gobierno, el BCRA emitió para financiar al Tesoro $1.212.000 millones, $472.000 millones por “Adelantos Transitorios” y $740.000 millones por Transferencias de Utilidades. Representó el 70% de la base monetaria que había el 10 de diciembre de 2019.
El plan emisión para todos y todas ya estaba diagramado antes de la cuarentena, de manera que el estallido inflacionario que cabe esperar no va a ser por la pandemia, sino que el deterioro de la economía en su conjunto es producto de una política económica que no funciona porque, a pesar de la emisión del BCRA la actividad siguió cayendo como mostró el Estimador Mensual de Actividad Económica del Indec.
La eterna cuarentena exagerada lo único que hace es anticipar la crisis inflacionaria o, si se prefiere, solo deja en evidencia que el rey está desnudo.
Todo estaba dispuesto, con las utilidades ficticias que se contabilizaron en el BCRA a principios de año, para inundar la economía de emisión monetaria para hacer populismo poniendo plata en el bolsillo de la gente, pisar las tarifas de los servicios públicos y el tipo de cambio. La pandemia solo abortó la emisión para financiar el populismo y tuvo que ser utilizada para cubrir el déficit fiscal por una cuarentena exageradamente larga e innecesariamente extensa en su aplicación.
En síntesis, el tumor de la emisión ya estaba programado, pero por mal manejo de la cuarentena se agrandó hasta niveles insospechados y ahora el drama es salir de la pandemia y explicar por qué la economía seguirá parada y la gente no podrá llenar la heladera, y por tanto no se encenderá el motor de la economía como se había prometido. Tal vez sea esa la razón por lo que el Gobierno sigue abrazado a la cuarentena, para no ver lo que viene el día después.