La Justicia empieza a entender que el escándalo salpica a todo el mundo
Tom Hayes, ex operador de UBS y Citigroup, y principal acusado de la manipulación de la tasa interbancaria, dio a las autoridades los nombres de más de 20 supuestos cómplices en distintos bancos de todo el mundo. La investigación recién empieza y promete ser muy larga, con un veredicto recién para mediados de 2015
Si se acaba de informar que el banco JPMorgan estaría negociando un acuerdo por u$s 13.000 millones con el departamento de Justicia de EE.UU. para frenar las investigaciones por sus estafas durante la crisis subprime, ¿cuánto puede llegar a costarle a las entidades implicadas el escándalo por la manipulación de la tasa Libor?
La semana pasada, la Justicia británica comenzó a destejer pacientemente la madeja que encierra lo que probablemente sea el mayor desfalco de la historia.
La tasa interbancaria Libor (London Interbank Offered Rate) sirve para realizar todo tipo de operaciones financieras, desde créditos hipotecarios, prendarios, estudiantiles y financiamiento de tarjetas de crédito, hasta operaciones más complejas con instrumentos derivados.
La tasa se fija en función de la información que proveen los bancos respecto de su costo diario de tomar dinero prestado de otras entidades en el corto plazo. Pero si los bancos no dicen la verdad y se ponen de acuerdo para mentir, se genera la posibilidad de realizar un arbitraje y ganar con la diferencia entre el costo real y el declarado, lo que pasa a convertirse en una estafa muy lucrativa.
Al ser la Libor la unidad de medida que se utiliza diariamente para negociar los distintos productos financieros en el mundo (se trata de un gigantesco mercado con un volumen diario de u$s 350.000 millones), una vez que se supo que había sido manipulada sistemáticamente por operadores de varias entidades, el escándalo cobró una dimensión que aún cuesta vislumbrar.
Estafa planetaria
Si hacía falta una prueba de que este fraude era a escala planetaria, la declaración que se le tomó el lunes pasado a Tom Hayes, principal acusado (hasta ahora) del desfalco y ex operador de los bancos UBS y Citigroup, dio la pauta de que el daño a la credibilidad del sistema financiero internacional podría ser demasiado grande.
Hayes, quien desde el momento de su captura en diciembre de 2012 aceptó colaborar con las autoridades judiciales (hoy cumple arresto domiciliario), acaba de informar el nombre de 22 supuestos cómplices en la manipulación de la Libor.
Hasta ahora, los únicos acusados son Hayes y dos operadores más: James Gilmour y Terry Farr, empleados de la agencia de bolsa R.P. Martin Holdings en el momento de su arresto, los tres considerados responsables de haber manipulado la tasa interbancaria denominada en yenes.
Pero con la denuncia de 22 cómplices más, la Justicia británica comienza a ver lo que se sospechaba desde el principio: que la manipulación financiera se hizo en todo el mundo y que el daño podría ser gigantesco. De hecho Hayes, arrestado en las oficinas del Citigroup de Tokio (donde el especialista se dedicaba a operar en la tasa local Tibor), afirmó a principios de 2013, en el único comentario que hizo a través de un sms enviado al diario The Wall Street Journal, que “Todo esto está más allá del alcance de mi pequeña persona”.
En ese mensaje escrito para protegerse, Hayes sostenía que sus jefes estaban al tanto de sus manipulaciones, pero que le habían dado carta blanca para inflar sus bonus anuales.
Conspiración internacional
Por ahora, el Serious Fraud Office (la agencia británica encargada de luchar contra los fraudes financieros) ha centrado su acusación en la existencia de una “conspiración internacional” entre traders de unos diez grandes bancos de todo el mundo, destinada a manipular el cálculo de la tasa interbancaria. Según la investigación (que se lleva adelante de manera conjunta entre las autoridades británicas, de EE.UU. y de Suiza), a partir de 2007 los operadores implicados se habrían puesto de acuerdo para informar a la BBA (British Bankers Association o Asociación de Banqueros Británicos, organismo que calcula la Libor) tasas ligeramente más elevadas o más bajas que las reales, en función de sus posiciones en ese momento (también lo hacían con el Banco de Japón y su tasa Tibor).
De esta manera, los estafadores podían obtener importantes ganancias, que se habrían extendido a lo largo de varios años (se sabe que Hayes emitió más de 2.000 órdenes manipuladas entre 2001 y 2004, tiempo en el que trabajó en el UBS).
El escándalo tomó estado público a fines de junio de 2012, cuando se supo que el banco Barclays había llegado a un acuerdo con los organismos de control de los mercados financieros en EE.UU. y el Reino Unido para pagar una multa a cambio de cerrar las investigaciones en curso. La penalidad llegó a los u$s 460 millones y luego fueron multadas otras 20 entidades más. El problema es que, a la luz de lo que se viene descubriendo, las multas podrían ser sólo la punta del iceberg.
Y el otro problema que surge es la duración de este proceso. Como la investigación empieza a tomar una escala mundial, la Justicia británica ya comenzó a fijar un calendario tentativo. De aquí a Navidad, se espera que el principal acusado se declare culpable o inocente de los cargos que pesan en su contra. Pero el juicio propiamente dicho no comenzaría hasta abril de 2015, para darle tiempo suficiente a la investigación para que reúna todas las pruebas.