Pese a que este año la inflación bajó y el salario real tuvo una leve recuperación, las ventas minoristas no repuntaron tanto como se esperaba, mientras que la actividad no alcanza a despegar ante las previsiones de devaluación.
Aunque este año el promedio de las subas salariales le ganó a la inflación real, esa ventaja no llegó a reflejarse plenamente en el consumo. La incertidumbre ante las elecciones y fundamentalmente ante lo que ocurrirá con la economía gane quien gane, le pone un techo a las posibilidades de recuperación de la economía y a la expansión de las ventas.
“Indudablemente, las elecciones son un factor de peso en la economía de los hogares”, dice Matías Carugati, de Management & Fit (M&F). En 2015, el salario mínimo aumentó 27%, la Asignación Universal subió 30% y las jubilaciones crecieron 33%. Según el INDEC, la remuneración promedio se incrementó 29,8%. Así, medido contra la inflación del Congreso, el poder adquisitivo del salario aumentó 1% en lo que va del año, tras una caída del 4,1% en 2014. En este escenario, el consumo privado respondió de manera dispar. Las ventas en supermercados cayeron, mientras que las operaciones en los shoppings y los comercios minoristas subieron. Tras el desplome del 2015, el sector automotor tuvo un repunte al tiempo que bajaron las ventas de electrodomésticos, según los datos de M&F.
Para C&T Asesores Económicos, la inflación de octubre fue de 1,4%, la menor del año y la más baja para ese mes desde 2011. Según el economista Camilo Tiscornia, “este resultado en buena medida refleja los efectos de los controles oficiales para contener los aumentos de precios antes de las elecciones. De esta forma, la variación interanual se redujo a 24%, ritmo similar al previo a la devaluación de enero de 2014”.
“Si bien es cierto que los pesos adicionales volcados a la economía se tradujeron en una mejora del consumo, el efecto no fue tan vigoroso y duradero como se tenía previsto inicialmente”, aseguran los analistas de Ecolatina. “A partir de julio se observó cierta recuperación en el gasto de las familias, pero no fue suficiente para dinamizar de manera significativa al consumo en su conjunto. De todas formas, cabe destacar que la evolución fue muy heterogénea, tanto a nivel de rubros como de canales de comercialización”.
De acuerdo a la consultora CCR, el consumo masivo cayó 1,1% en el primer semestre, época en la que se estaban negociando las paritarias. Ya con los nuevos salarios en el bolsillo, en el tercer trimestre del año hubo una recuperación del 0,9%. De este modo, en los primeros nueve meses de 2015 se registró una baja del consumo masivo de 0,4% en la medición interanual. Por otro lado, de acuerdo a la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), las ventas minoristas acumularon una expansión a octubre de 2,1% con relación al mismo período del año anterior.
Los analistas resaltan que en el final del gobierno de Cristina Kirchner la incertidumbre pega de lleno sobre los consumidores. Para Carugati, “las expectativas de devaluación sumadas a la incertidumbre política y económica distorsionan las decisiones de los consumidores. Por un lado, se promueve un adelanto de consumo de bienes durables, especialmente de aquellos cuyos precios se encuentran atados a la evolución del tipo de cambio (automóviles), lo que permite una recuperación parcial de estos rubros”.
También tuvo impacto positivo el Plan Ahora 12, que permitió que se concretaran 15 millones de operaciones. La financiación en pesos con tarjetas de crédito creció un 22% anual en términos reales desde comienzo de año. Pero las tarjetas no acapararon todos los pesos. Buena parte de los ingresos se volcaron a la compra de dólares. En octubre, más de 1,2 millones de trabajadores registrados adquirieron divisas en operaciones que superaron los US$700 millones. Y en este mes todo indica que se marcará un nuevo récord. Al mismo tiempo, entre los inversores más sofisticados viene creciendo la demanda de bonos, especialmente de aquellos atados al tipo de cambio (dollar-linked), mientras que al calor de la reciente suba de tasas, los depósitos a plazo fijo crecen al 39% anual.
A esto hay que agregar el efecto de los consumos en dólares con tarjeta. “El aumento de las expectativas de devaluación se tradujo en una mejora del consumo ligado al dólar oficial, anticipando una posible corrección cambiaria” dice Ecolatina. Así, las compras en el exterior (paquetes turísticos, pasajes, operaciones por Internet, entre otros) crecieron 30% interanual en el primer semestre. Y entre julio y octubre, el gasto con tarjeta en dólares se disparó 57%.
Desde Ecolatina apuntan que “las presiones cambiarias terminaron poniendo fin al ‘veranito’ de consumo. Las crecientes tensiones en el frente cambiario impulsaron la compra de bienes y servicios dolarizados, pero frenaron el repunte de los demás rubros”.
El efecto de la incertidumbre también pegó sobre la economía. Un informe del Banco Ciudad detalla que la actividad agregada retrocedió durante el tercer trimestre, a pesar del impulso de la construcción y del comercio. El Índice General de Actividad de la consultora Orlando J. Ferreres cayó en septiembre 0,3% con respecto a agosto y 0,5% en el tercer trimestre con relación al segundo. En la comparación interanual subió 2% por el efecto de la baja base de comparación por los malos resultados de 2014.
La construcción fue uno de los sectores que repuntó, con un alza del 6,1% en el acumulado anual. Desde el Ciudad puntualizan que el sector crece con el impulso de la obra pública y por el fomento que provocan las expectativas de una futura devaluación a la hora de decidir invertir en inmuebles y finalizar proyectos que habían sido suspendidos años anteriores. También aumentó 6% la actividad agropecuaria. En cuanto al consumo, “hubo mejoras en la adquisición de bienes durables durante septiembre, pero no se consolida un alza general en las ventas”.
Para los economistas de la consultora ACM, “el desempeño de los últimos meses estará definido por las crecientes restricciones al mercado de cambios y por las expectativas de posibles cambios en el marco de política macroeconómica. Principalmente a corto plazo estará relacionado con el tipo de cambio, que puede afectar negativamente el desempeño de la actividad. Así, continuamos esperando un cierre del año con riesgos de un deterioro relativo, y seguimos esperando, para el registro de todo 2015, un leve crecimiento, en torno a 0,7% año contra año”.
“El consumo del 2015 logrará, en el mejor de los casos, recuperar lo perdido en 2014. El desafío para toda la industria es cómo volver a crecer y conseguir sostenerse en el tiempo”, afirmó Juan Manuel Primbas, director ejecutivo del Cono Sur de la especialista en consumo Kantar Worldpanel. “Las tres claves que deberá tener en cuenta la industria de consumo masivo para sostener el negocio el próximo año son éstas: cómo posicionarse con relación a la guerra de precios; maximizar las inversiones que sostengan las estrategias y definir la oferta apropiada para cada formato y tipo de compra, en la que se destaquen las marcas”, señala Primbas.
Fuente: http://www.ieco.clarin.com/economia/incertidumbre-pone-techo-economia-consumo_0_1468053515.html