Si Argentina lograra un acuerdo con el FMI que despeje el horizonte de vencimientos para 2022 y 2023, sumado a un desembolso de fondos de aproximadamente u$s9.000 millones, el escenario económico sería muy distinto.
Por Salvador Di Stéfano
Si Argentina logra acordar con el FMI y recuperar el crédito internacional, el escenario económico mostraría una mejora singular. Si no consigue recuperar el crédito y un acuerdo que despeje el horizonte de vencimientos, la inflación seguirá muy alta y el dólar oficial se tomará revancha pasadas las elecciones.
En las últimas semanas, el Banco Central logró sumar reservas y estaría arañando los u$s43.000 millones, el ingreso del dinero del FMI aportaría u$s4.354 millones, lo que podría arrimar las reservas a los u$s48.000 millones. Esto le daría al gobierno el poder de fuego para sostener al tipo de cambio oficial en niveles relativamente bajos, a la espera de un ajuste pasadas las elecciones. Dentro de la estrategia oficial se les entornarían las puertas a las importaciones y el Banco Central podría intervenir en el mercado de futuros de dólar.
Hasta el mes de diciembre de 2020 la tasa de devaluación superaba a la tasa de inflación, sin embargo, desde el mes de enero a la fecha, la tasa de devaluación siempre fue inferior a la tasa de inflación. El Banco Central contuvo la suba del dólar oficial utilizándolo como ancla inflacionaria, no hemos visto hasta ahora resultados positivos en esta estrategia.
El gobierno estaría trabajando en un acuerdo con el FMI, no hay información oficial, pero se notan movimientos espasmódicos en los bonos que hacen presumir un avance en las negociaciones. El bono AL30, en su primer día de cotización, en septiembre de 2020, lo hizo a u$s51,87, a fin de año u$s40,94, en estos días cerró en u$s34,75 luego de alcanzar un mínimo en u$s33,72. El AL30 perdió el 33% desde que salió al mercado, decir que fue una tragedia es poco, pero en los últimos días subió un dólar.
Este bono tiene una tasa de retorno del 21,5% anual, lo invertido lo recuperás en apenas 5 años, con semejante atractivo nadie hace cola para adquirir este bono. El título no cuenta con cupones de pago de renta atractivos a corto plazo, y el cupón de amortización opera a partir del 9 de julio de 2024. Mucho tiempo para una inversión que da un flujo de intereses muy bajos, con cupones del 0,25% en los próximos dos años, casi una miseria.
¿Cuál sería el atractivo por el cual los bonos comenzarían a subir?
No cabe duda que el mayor atractivo pasaría por un acuerdo con el FMI y el Club de París, Argentina despejaría vencimientos de deuda y haría más creíble la posibilidad de pago de sus deudas privadas. A todo esto, habría que sumarle que el país pueda conseguir una masa crítica de dólares en el exterior para financiar en forma genuina su déficit fiscal, no proceder a emisión monetaria para comenzar a limpiar de pasivos el Banco Central y, de esta forma, se atemperarían la suba de los precios y el tipo de cambio.
El PBI de Argentina, al primer trimestre del año, es de u$s330.535 millones, tomando el PBI a precios corrientes promedio de los últimos 4 trimestres y dividiéndolo por el tipo de cambio al mes de marzo de 2021. En cambio, si hacemos la misma cuenta, pero dicho PBI corriente lo dividimos por el tipo de cambio promedio de los últimos 12 meses, el PBI sería de u$s 387.575 millones. Esto nos permitiría otra mirada del déficit y las cuentas públicas.
La deuda pública Argentina al 31 de diciembre de 2020 suma u$s335.582 millones, de dicho total la deuda del sector privado exigible es de u$s201.242 millones, sería un 60,9% del PBI al mes de marzo de 2021 medido por el tipo de cambio del último día de marzo. Pero si lo medimos por el dólar promedio del año, sería del 51,9% del PBI.
Claramente nuestra deuda exigible, que es la privada más la que hemos contraído con los organismos financieros internacionales, no es elevada y debería ser muy fácil de pagar. Sin embargo, Argentina tiene algunos problemas.
El país no genera los dólares suficientes como para pagar las importaciones que requiere, honrar sus compromisos de deuda y satisfacer la demanda de los ciudadanos. Esto implica que tenemos un severo problema de confianza.
La abundancia de pesos es manifiesta, dado que el país gasta más de los ingresos que genera y el déficit lo financia vía emisión monetaria. Esto implica que tenemos un problema de gestión.
El empleo es escaso en nuestro país, por ende, el Estado tiene que ayudar económicamente a muchas familias argentinas, como también a personas mayores que llegan a la edad de jubilarse sin aportes previsionales. Esto implica que no tenemos un modelo de negocios para que contenga a la mayoría de los habitantes del país con un empleo que le permita vivir dignamente, hacer sus aportes para jubilarse, poder reducir los enormes subsidios que pagamos, reducir la pobreza y hacer más digna la vida de los ciudadanos.
Conclusión
* Todo hace suponer que Argentina enfrentará las elecciones legislativas con nulo crédito externo, bajo nivel de exportaciones y alto déficit fiscal, habrá que convivir con abundancia de pesos y escasez de dólares.
* Si Argentina lograra un acuerdo con el FMI que despeje el horizonte de vencimientos para 2022 y 2023, sumado a un desembolso de fondos de aproximadamente u$s9.000 millones, el escenario económico sería muy distinto. Argentina contaría con dólares billetes genuinos, las reservas superarían los u$s50.000 millones, y se podría emitir dinero con respaldo de dólares para financiar las cuentas públicas hasta fin de año.
* Con crédito, es un escenario más estable. Sin crédito, la inflación nos hará viajar a niveles del 50% anual, con un dólar oficial que, tarde o temprano, deberá copiar la suba de la inflación y dólares alternativos a la suba como un barrilete. La clave pasa por la negociación de Martín Guzmán con el FMI, en sus manos está el resultado electoral.