El titular de la entidad, Federico Sturzenegger, enfrenta fuego cruzado. Las críticas se centran en los rendimientos de las Letras del Central. Vienen meses complicados.
Ya dejó de ser un secreto a voces. En el seno del Gobierno la tensión escaló y casi en soledad el presidente Macri es el único que pone la cara por el titular del BCRA, Federico Sturzenegger, cuando arrecian las críticas por la política monetaria. Los que tienen acceso a la Jefatura de Gabinete y a la mesa chica advierten que desde enero y hasta marzo la política monetaria y cambiaria dominará el debate. Claro que descuentan que las reformas (menos la laboral) no tendrán inconvenientes en su paso legislativo. Porque si no se estaría frente a otro escenario.
Pero como le diría el ingeniero Alsogaray, «hay que pasar el verano» Sturzenegger, quien espera mostrar mejores resultados inflacionarios para abril.
Lo cierto es que la dinámica de la política monetaria y el gradualismo fiscal conspiran entre sí. Pero como todos tienen algo que ver con el gasto público y sólo uno con la política monetaria, es el blanco más fácil hacia donde apuntar las críticas. Desde todos los frentes piden que aflojen con la política monetaria dura y sea más gradualista, como con las metas fiscales. Sin embargo, hay un cóctel complicado: altas tasas de interés, elevada tasa de inflación y un tipo de cambio que se tiñe de retrasado.
Ahora bien, dado que se decidió no ajustar más el gasto público (y congelarlo en términos reales) y así convivir con un alto déficit fiscal, ello implica necesariamente ir en busca de financiamiento, sobre todo externo, porque el mercado de capitales doméstico es muy pequeño. Además, como no se quiere recurrir por a la asistencia del BCRA (el año que viene sólo $140.000 millones), hay que seguir endeudándose. Pero esas divisas que trae el Gobierno para financiar el rojo fiscal obligan al BCRA a emitir y luego esterilizar la oferta excedente de pesos. Así se retroalimenta el círculo vicioso de las Lebac, que si la inflación no cede más rápido, hará que cada vez los inversores pidan más tasa para renovar. El stock de Lebac ya supera a la base monetaria. Es un tema delicado, por más que todos miren para otro lado. Claro que todo esto es para evitar que el tipo de cambio se aprecie aún más.
Surge así la idea de que sea la Tesorería la que se endeude en pesos para así evitar que el BCRA compre los dólares, emita y esterilice. Pero el efecto será un crowding out, o sea, menor oferta de crédito privado. Ahora bien, ¿qué harán con los dólares que traiga Caputo del exterior? ¿Cómo evitarán que no caiga aún más el tipo de cambio si el BCRA no los compra?
Será un verano álgido. Todos mirarán la inflación, la tasa y el dólar. Las críticas arreciarán. El principal temor es abortar más aún la recuperación del nivel de actividad, que de por sí será menor el próximo año. Algunos creen que será momento de decidir entre jugar como presidente del BCRA o como miembro de la coalición Cambiemos.
Fuente: http://www.ambito.com/906559-la-pelea-del-verano-todos-contra-el-bcra