En el mismo período, la depreciación nominal del peso fue de 3,6%. En contraste, ante el fortalecimiento del dólar en el mundo, América Latina devaluó en promedio un 8%
El reordenamiento monetario en Estados Unidos está generando ajustes en los tipos de cambio a nivel global, con excepción del peso argentino. La expectativa de que la Reserva Federal (Fed) comience a subir la tasa de interés aumentó la probabilidad de una mayor apreciación de la moneda norteamericana respecto a las principales divisas de la región, otros emergentes y Europa, que debieron convalidar tipos de cambio más depreciados.
Según un informe de la consultora Quantum, desde los máximos de fines de junio, América Latina depreció sus monedas entre un 8 y 11% promedio, con la excepción de Argentina que lo hizo en 3,6% en su tipo de cambio oficial. En el mismo período, el euro también se depreció 8% con respecto al dólar.
De acuerdo al análisis de Quantum, la situación en la Argentina se torna más compleja cuando se evalúa el comportamiento del peso en relación a la inflación. Desde fines de junio la depreciación nominal de 3,6% se transforma en una apreciación real de 10,5%. Asimismo, desde la devaluación de enero el tipo de cambio oficial se depreció 5% mientras que la inflación acumulada fue de un 25%. Con esto, la apreciación real supera el 15%.
"Llamativamente, en el último mes el Banco Central depreció el tipo de cambio un 0,6%, muy por debajo de la inflación promedio mensual de 2%-2,4%. En estos términos, la elección del tipo de cambio como ancla nominal no parece ser la estrategia más adecuada, mucho más si se consideran las perspectivas globales, el escenario económico en Brasil y la inercia inflacionaria en Argentina, del orden del 30 al 33% anual", indicó el reporte de Quantum.
"Si hay una política monetaria distinta en Estados Unidos, el mercado descuenta la suba de tasas y todo esto impacta en el equilibrio externo. La salida de capitales empuja a los tipos de cambio hacia una depreciación. En América latina y en Asia todos incorporaron la apreciación del dólar, dependiendo del equilibrio de su ciclo económico", explicó Fernando Baer, socio de Bconomics, que estima el Banco Central seguirá devaluando el peso en forma gradual, aunque por debajo de la inflación, además de seguir usando al tipo de cambio como ancla nominal.
Según la consultora Elypsis, previsiblemente, la gestión de Vanoli, que suscribe el atraso cambiario, es un fenómeno que sucede desde la presidencia de Redrado en el Banco Central. "Ante la fortaleza global del dólar, el Central opone más fijación cambiaria, desacelerando el ritmo de devaluación y amplificando el atraso. El mercado, mientras tanto, lo reconoce, capitula a la tablita e incorpora una menor devaluación futura", remarcó un informe de la consultora que dirige Eduardo Levy Yeyati.
De acuerdo a Eric Ritondale, economista de Econviews, los emergentes en general se mueven en tándem frente a las condiciones monetarias imperantes y el peso juega otro partido. Por ahora, porque las correcciones vendrán, tarde o temprano.
"Creo que la estrategia es armar una especie de puente hacia enero y a partir de ahí ver si se encara una solución con los holdouts, por esto no se estuvo moviendo tanto el tipo de cambio. Sin embargo, en algún momento el peso va a tener que enfrentarse con un precio menor de la soja, un menor crecimiento en Brasil y un debilitamiento de las monedas emergentes frente al dólar", apuntó Ritondale.
El nuevo orden monetario también se refleja en las caídas en los precios internacionales de los commodities. Desde fines de junio la soja cae entre 25-30% y el petróleo, un 20%.