Análisis privados todavía sostienen una proyección de aumento de 3% del PBI. Al rojo fiscal se le suma un superávit comercial que no llega a compensar la salida de divisas por turismo
Sin euforia alguna, la economía argentina transitará un 2017 de recuperación, con un crecimiento proyectado entre 2 y 3% del PBI, que equilibrará la caída de 2,5% estimada en 2016. De este modo, la actividad quedará más cerca de los picos de ciclo económico alcanzados en 2011 y 2013, pero aún sin indicios firmes de que se trate de un nuevo período de crecimiento sostenido a largo plazo.
«El difícil panorama de recesión con aceleración inflacionaria que dominó la primera parte de 2016 comenzó a revertirse poco antes de fin del año pasado. La inflación, que había llegado a 4% mensual, perforó el umbral del 2% en forma consistente, mientras que algunos indicadores de consumo, de crédito y de empleo comenzaron a entrar en terreno positivo. La recesión parece haber llegado a su fin tras cinco trimestres consecutivos de caída del nivel de actividad», consideró Gustavo Reyes, del IERAL de la Fundación Mediterránea.
«La actividad en Argentina 2017 se estima con un rebote de ciclo y una tasa de inflación a la mitad que el año pasado lo que es muy bueno», puntualizó Juan Llach en el último informe económico del IAE de la Universidad Austral.
Un informe elaborado por economistas del banco BBVA estimó en 2,8% la tasa de crecimiento esperada para la economía argentina este año, con una inflación de 25,9% anual, claramente por encima del techo previsto por el BCRA, de 17%, con un déficit fiscal primario de 4,7% del PBI.
Lentamente, desde el último trimestre de 2016 se observó en forma despareja que la recesión encontró un piso, pero con dudas todavía sobre el alcance de la recuperación. «En el primer mes de 2017 comienzan a afirmarse guarismos positivos, caso del patentamiento de autos (+64,3% interanual), la producción de 0 Kilómetro (+50,5%), las exportaciones e importaciones con Brasil (+39,7% y +25,4% respectivamente) y los despachos de cemento (+1,8%)», refirió Juan Francisco Campodónico, economista del IERAL.
«2017 es un año más predecible en cuanto a nivel de actividad e inflación. Se proyecta un aumento de la inversión impulsada por la infraestructura pública y una recuperación del consumo, clave para el año electoral», resumió Eduardo Fracchia, economista del IAE de la Universidad Austral.
No obstante, Gustavo Reyes, del IERAL, agregó que «se espera que todavía resulte acotada la incidencia de la inversión y de las exportaciones en la recuperación de 2017. Factores externos e internos afectan el dinamismo de estas variables. Si bien la economía mundial y Brasil están en condiciones de repuntar en relación a los guarismos de 2016, la mayor incertidumbre política afecta la toma decisiones. En lo interno, la subsistencia de problemas de competitividad y alguna incertidumbre sobre la evolución de las cuentas fiscales (nación y provincias) también tienen su influencia».
LA INDUSTRIA TARDA EN REACCIONAR
La influencia de Brasil en la economía doméstica está relacionada con el desempeño industrial, debido a que el socio del Mercosur es el principal destino comercial y demandante de manufacturas argentinas, en particular automotores.
El Banco Central brasileño informó que el Índice de Actividad Económica bajó un 4,6% en 2016, en el segundo año seguido de recesión aguda en la economía del país, luego de la merma de 4,1% en 2015.
Los economistas prevén que Brasil empiece una lenta recuperación en 2017 y esperan que el Banco Central reduzca las tasas de interés. Por su parte el ministro de Finanzas, Henrique Meirelles, insiste con que lo peor quedó atrás y que la economía puede apuntar a un crecimiento en este primer trimestre de 2017.
«En medio de continuados recortes en las proyecciones de crecimiento del Fondo Monetario Internacional (FMI) para la región, Brasil, junto con Argentina, se presentan como las economías que pueden registrar un desempeño económico mejor a lo esperado», indicaron desde Puente SA.
En ese marco, la Unión Industrial Argentina prevé que en 2017 la actividad fabril local tendrá un bajo crecimiento, en tono a 1 y 2 por ciento, «dado que la base de comparación es baja» por el pobre desempeño de 2016. Según la central fabril, la producción industrial se desplomó 4,9% el año pasado, mientras que para el INDEC la pérdida fue de 4,6 por ciento.
«Si bien el escenario internacional en materia comercial presenta más incertidumbres que certezas, Brasil no traccionaría la producción local porque experimentaría un crecimiento muy bajo, pero al menos dejaría de caer», señaló un informe de la UIA. «Si bien el aumento del consumo interno potenciaría la producción local, así como los planes de infraestructura públicos y privados podrían impulsarían sectores vinculados a la construcción, esto se da en un marco de costos crecientes», agregó la entidad.
Pablo Di Si, presidente de Volkswagen Argentina, consideró que «las ventas de 0 kilómetro van a aumentar entre un 10 y un 15 por ciento este año, por lo que estimamos que van a estar por encima de las 800.000 unidades».
Sin embargo el saludable nivel de ventas para el sector no significa necesariamente una mejora en el volumen de producción, dada la dependencia de las terminales automotrices radicadas en el país de piezas e insumos del exterior, así como de las unidades importadas para abastecer la demanda local.
«Así como soy optimista en cuanto a los números de venta de 0 kilómetro, estamos siendo muy cautos en el tema de la producción», acotó Di Si, en diálogo con Telam. Tal fue el escenario en 2016, cuando las ventas de vehículos crecieron 10,2%, a 709.482 unidades, frente a una caída de la producción de la misma magnitud, de 10,2% interanual, a 472.776 unidades.
En el mismo sentido, la industria automotriz profundizó su déficit comercial el año pasado, por USD 6.675 millones, según el Balance Cambiario del Banco Central. Por cada unidad producida en el país se importaron autopartes por USD 18.700, un monto récord.
En cuanto al empleo, hay 70.000 trabajadores registrados menos que el año pasado en el sector privado, según un análisis del Centro de Estudios de la Nueva Economía (CENE) de la Universidad de Belgrano, en base a datos del Sistema Integrado Previsional Argentino.
«En la industria manufacturera en su conjunto, la pérdida acumulada de puestos de trabajo alcanzó un total de 48.480. Este sector no dejó de destruir empleo hasta el fin del año pasado, a razón de unos 4.000 puestos de trabajo perdidos por mes», indicó el reporte de CENE.
Otro sector castigado fue el de la construcción e inmobiliario, con casi 60.000 puestos perdidos. Compensaron con su expansión el comercio, el agro y los servicios sociales y de salud.
«Las caídas en la industria manufacturera y la construcción se correlacionan con la evolución de ambas actividades. La primera registró un retroceso de 4,6% en 2016, mientras que la segunda cayó un 12,7% en comparación con 2015″, subrayó Víctor Beker, director del CENE de la UB.
DÓLARES DEL EXTERIOR
En el plano internacional, Juan Llach apuntó que «los mercados financieros, en especial los bursátiles, siguen tanto o más optimistas que antes del triunfo de (Donald) Trump (en las elecciones de EEUU). Es que prevalece una expectativa de crecimiento de la economía global, que se refleja también en subas de precios de sus activos y de las materias primas y que no es interferida hasta ahora por una muy moderada apreciación del dólar».
«El sector externo complementa al fiscal en un contexto estructural de déficit gemelos. La cuenta corriente negativa está influida, entre otros factores, por el saldo del sector turismo que refleja el retraso cambiario», expresó Eduardo Fracchia, del IAE de la Universidad Austral.
Este año las colocaciones de deuda en dólares, tanto pública como privada, sobrepasaron los ingreso del agro, puntal de la inserción argentina en los mercados internacionales y principal proveedor de divisas para la economía antes del resurgimiento de la deuda externa para financiar el déficit que caracteriza a la gestión de Macri.
Hasta el 10 de febrero habían ingresado USD 2.593,8 millones por exportaciones de granos y derivados industriales, mientras que las emisiones del Estado nacional, provincias y empresas sumaron unos USD 17.000 millones, seis veces más.