En AFIP como en Presidencia resaltan los efectos de la reactivación sobre el cobro de IVA, impuesto al cheque y los ingresos previsionales
Después de un diciembre 2016 en que la recaudación de impuestos, excluido el efecto del blanqueo de capitales, se mantuvo rezagada respecto de la variación del promedio de precios de la economía, la recaudación de impuestos vinculada con la actividad aumentó más que la tasa de inflación, que en el empalme de la serie del consenso de privados (Inflación Congreso) con la del Indec, que volvió a medir en mayo de 2016, se habría ubicado levemente por debajo de 33 por ciento.
El Administrador Federal de Ingresos Públicos, Alberto Abad, anunció que en febrero ingresaron $172.221,6 millones, una suba del 27,8% en comparación con el nivel de febrero de 2016. Esto significa que subió varios puntos menos que la inflación, por efecto de la suba del mínimo no imponible de Ganancias y de las devoluciones de IVA. Pero excluidos esos efectos, la recaudación creció en términos reales.
«El total está afectado por la política de reducción de la presión fiscal en 2% del PBI con ganancias a personas físicas, retenciones y el reintegro del 15% de IVA a las compras de jubilados que cobran la mínima como los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) de $300 sobre 2.000 pesos de gasto por mes», justificó Abad en diálogo con la prensa, en la que participó Infobae.
De ahí que en Presidencia rápidamente procesaron los números y destacaron que «están claramente encaminadas las pautas de reducción del déficit fiscal que se propuso el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, porque por segundo mes consecutivo los impuestos asociados con la actividad interna y el consumo consolidaron el aumento que en términos reales comenzaron a mostrar en enero».
El optimismo se basa en que tanto IVA DGI, como Débitos y Créditos Bancarios y las contribuciones y aportes al Sistema de Seguridad Social, acusaron en febrero incrementos superiores al 40%, en comparación con un año antes. Significaron mejoras en términos reales entre 8% y 13%, que no sólo se explican por mayor eficiencia en la fiscalización y el efecto del blanqueo de actividades que hasta avanzado el año pasado se cursaban por el canal de la informalidad, sino también por la reactivación del consumo y de la inversión.
En los dos primeros meses de 2017, la recaudación ascendió a $383.635 millones, una mejora de 29% frente al primer bimestre de 2016.
Ese desempeño no sólo es consistente con el mensaje presidencial al dejar inaugurado un nuevo período legislativo de sesiones ordinarias, de que «el país vuelve a estar de pie», tras mostrar indicadores de reactivación en varios sectores, sino también con la dinámica que mantienen el mercado inmobiliario, de automotores, motos y de maquinaria de uso agrícola y vial.
Incluso, el Ministerio de Trabajo dio cuenta semanas atrás de cinco meses consecutivos de aumento del empleo registrado, y variación interanual de crecimiento neto de la ocupación de más de 80.000 personas, aunque claramente concentrado en el sector público provincial y municipal, monotributistas, autónomos, trabajadores en casas particulares, y en menor medida en el área de los servicios privados. Por el contrario, se mantienen en la senda negativa la ocupación en la industria y en la construcción.
De todas formas, los indicadores de la construcción, como en particular de la industria, y del consumo en los grandes centros comerciales, aún están lejos de mostrar un ciclo de reactivación, más allá de alguna mejora relativa con los meses inmediatos precedentes.