Fue el mayor costo desde 2009 pero sigue siendo en extremo favorable. En lo que algunos consideran como la etapa final de la era de liquidez global, que beneficia a los mercados emergentes, Brasil emite y recompra bonos para reducir los pagos de su deuda. Ya hay 10 países latinoamericanos que se financiaron este año a tasas históricamente bajas. La Argentina mira desde afuera
Mientras la Argentina aún busca la forma de lidiar con su problema holdout, marginada a la periferia de los mercados, el resto de los países de la región sigue aprovechando para fondearse en un mundo aún ávido de riesgo emergente. Sobre todo, en un momento en que la Reserva Federal de Estados Unidos parece decidida a aplazar el retiro de sus medidas de estímulo monetario y extender un poco esa ventana de oportunidad para conseguir dólares a buen precio.
Así, Brasil colocó ayer un bono por u$s 3.200 millones con vencimiento en 2025, más del doble de lo que había ofrecido originalmente, con un rendimiento de apenas 4,305%. Junto a la emisión, el Tesoro brasileño está comprando unos u$s 2.000 millones en bonos globales con ocho diferentes plazos de vencimiento para reducir los pagos de deuda por parte del Gobierno.
Si bien es cierto que el diferencial fue el más alto de los últimos cuatro años respecto de la deuda del Tesoro de Estados Unidos (180 puntos básicos), la administración de Dilma Rousseff aún logra obtener condiciones de financiación que la alejan cada vez más de la realidad argentina. Según datos de JPMorgan, los bonos en dólares de Brasil pagan un promedio de 2,16% más que los bonos del Tesoro, frente al 1,40% que pagaban a finales de 2012.
Sólo este año 10 países de América Latina ya salieron a buscar deuda además de Brasil. Tal es el caso de Bolivia, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay y Uruguay. Algunos de ellos lo hicieron en más de una oportunidad, como Colombia, Costa Rica, México y República Dominicana.
Menos volátil
El secretario del Tesoro, Arno Augustin, explicó ayer que la emisión de bonos denominados en dólares demuestra los fundamentos brasileños y que tanto la emisión como la recompra permitirán mejorar la curva de vencimiento de la deuda brasileña, en un momento en el que el mercado se muestra menos volátil.
“Creo que la emisión sólo tiene la motivación de ayudar a la creación de puntos de referencia para la curva de rendimiento brasileña en el mercado internacional, ya que el Gobierno también comunicó la intención de comprar bonos. Es decir, servirá para que otros emisores vengan al mercado y tengan una señal del costo de una eventual operación”, explicó Jankiel Santos, economista jefe de Espirito Santo, con sede en San Pablo.
Brasil cuenta ahora con un escenario más favorable para obtener un alivio de flujo de caja, al contar con la opción de retirar bonos con cupones más altos, como el título que vence en enero de 2020, cuyo rendimiento es de 12,75%; el de 2027 que rinde 10,125% y el que tiene vencimiento en 2030, con una tasa de interés de 12,25%.