Hay demasiados frentes abiertos y ninguno tiene vistas de cerrarse, en particular el de la pérdida de reservas, la devaluación y la inflación, sin mencionar el acuerdo con el FMI que por sí solo no alcanza. El problema será que se cumpla una vez que se firme
El escaso volumen de negocios fue proporcionalmente opuesto a las dudas que hay entre los inversores sobre las reservas de oro, las negociaciones con el FMI y la devaluación.
La falta de negocios en los primeros días del año hizo que los movimientos fueran suaves, aunque el balance fue negativo.
Lo que reflejó la realidad que se vive fue la fuerte suba de 21 unidades (+1,20%) del riesgo país a 1.730 puntos básicos por la caída de los bonos en dólares con legislación extranjera que fueron objeto de fuertes ventas porque los inversores quieren disminuir todo lo que sea riesgo argentino. Hay demasiados frentes abiertos y ninguno tiene vistas de cerrarse, en particular el de la pérdida de reservas, la devaluación y la inflación, sin mencionar el acuerdo con el FMI que por sí solo no alcanza. El problema será que se cumpla una vez que se firme.
Los montos negociados en dólares alternativos cayeron más de 20% con resultados disimiles por el pago de cupones del bono AL30 (bajó 1,40%) y GD30 (-1,80%) que vencen el viernes. El GD30 perdió en dos ruedas 2,82% ante la fuerte venta de los inversores institucionales que no quieren saber nada de que los cupones se los valoricen al tipo de cambio oficial.
Por eso el dólar MEP, que estaba llamado a volar y que llegó a cotizar a $201 al principio de la rueda, terminó con una caída de 40 centavos a $197,40, mientras el contado con liquidación aumentó tan solo 70 centavos a 205,76 pesos. De esta manera, sigue por debajo de la cotización libre, que subió 50 centavos a $206,50 porque la demanda “hormiga” se mantuvo firme. En este grupo hay que incluir a los viajeros al exterior y pequeños compradores.
En la plaza mayorista, el dólar subió 10 centavos, a $103,11, lo que muestra una aceleración en el ritmo devaluatorio que resulta insuficiente respecto a las expectativas del mercado que se reflejan en la plaza de futuros donde el Banco Central intervino con fuerza para que las cotizaciones bajaran.
De esta manera, fin de enero cerró a $106,08 (-0,35%) y fin de febrero a $110,25 (-0,53%), lo que se da de bruces con la leve suba de los bonos atados al dólar (dollar linked).
En la plaza mayorista, el Central logró comprar USD 1 millón, pero perdió USD 22 millones de reservas que quedaron en 39.574 millones. La caída se debió a la leve suba del dólar frente a las seis divisas más importantes del planeta y a la baja del oro.
La Bolsa tuvo una mala rueda, pero medida en dólares consuela a los inversores. El S&P Merval, el índice de las acciones lideres perdió tan solo 0,34% con un regular monto de negocios de $ 844 millones.
La suba del petróleo influyó en la rueda. De hecho, Ternium (+2,34%), Telecom (+1,83%) e YPF (+1,58%) fueron las acciones sobresalientes.
Los ADR’s –certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York– operaron $2.359 millones, un monto que está por debajo del habitual.
Los papeles tuvieron una rueda irregular donde predominaron las bajas. Globant cedió 7,37% seguido de Mercado Libre, víctima de las nuevas regulaciones a las fintech, que perdió 6,87 por ciento.
Lo que marca el humor del mercado es la continua alza de los Boncer, títulos atados a la inflación, que tuvieron alzas de 0,26% para la serie 2022 y de 0,44% para los que vencen en 2023.
De hecho, si se observa lo que ocurrió en diciembre, se ve que los plazos fijos tradicionales crecieron 1,5% (por debajo de la tasa de interés), mientras que las colocaciones UVA aumentaron 4,5 por ciento.