Especialistas aseguran que la situación sólo se compara con el año 1996. El potencial cayó 27 por ciento y el rinde promedio apenas alcanza los 23,5 quintales
El impacto de la sequía en la zona núcleo productiva se agrava a medida que se acumulan días sin precipitaciones y los especialistas ya advierten que la situación es tan crítica que hay que remontarse a 1996 para recordar un escenario de seca tan complejo para los cultivos. En ese marco, desde el mercado aseguran que el alza de los precios de los commodities compensa hoy el 86 por ciento de la producción que se perderá por la falta de agua.
Sin embargo, las entidades agropecuarias son escépticas sobre la compensación vía precios y comenzaron a cuantificar las pérdidas. Un informe de los Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Crea) difundido ayer indica que «por la sequía los productores agropecuarios perderían 2.150 millones de dólares».
El especialista en agronegocios Fernando Botta, socio gerente de la consultora Agrobrokers, indicó que por el momento las estimaciones de producción de soja se ubican en torno a los 40 millones de toneladas, ya que el cultivo registra una pérdida de potencial de rendimiento del orden del 27 por ciento. «El panorama es bastante desolador. La proyección original para esta campaña era de 56 millones de toneladas de soja y estamos calculando que sólo llegará a 40 millones y se perdería entre un 7 u 8 por ciento del área sembrada», precisó Botta.
Es que se están agotando las reservas de agua, en algunas zonas no llueve ni una gota desde el 15 de enero, y el escenario «es muy complicado». El analista señaló que «en tanto no llueva, las pérdidas se incrementan» y puntualizó que la soja de primera es la que peor la está pasando. «Algunas están sobreviviendo pero va a faltar tamaño de grano y habrá problemas de rendimiento y de calidad», resaltó.
Botta manifestó que todavía hay esperanzas de que algunas lluvias puedan revertir en alguna medida la situación y recuperar algo de rendimiento pero advirtió que «en muchos casos va a ser más duro de lo esperado, porque a simple vista el cultivo no se ve tan mal pero cuando entren las máquinas se verá la realidad». Las expectativas están puestas en la reacción que tenga la soja de segunda.
Rindes por el piso
«La sequía más similar a la que se está viviendo es la de 1996 cuando el promedio en los campos fue de 12 quintales, con otra tecnología y otra situación, pero fue muy dura para los productores», recordó.
Estimaron que el rendimiento promedio de esta campaña rondará los 23,5 quintales, mientras que la cifra prevista inicialmente era de 32 quintales. En el sondeo realizado entre productores de la zona algunos manifestaron que obtendrán entre 35 y 40 quintales mientras que otras dijeron que apenas alcanzarán los 15 quintales.
La semana pasada la Guía Estratégica para el Agro (GEA) de la Bolsa de Comercio de Rosario difundía pronósticos más alentadores y aseguraba que se produciría un recorte en la producción de soja de 5,5 millones de toneladas, ubicando así la cosecha en 46,5 millones para la oleaginosa y en 35 millones de toneladas para el maíz.
De todos modos, en poco tiempo, el pronóstico fue empeorando. «Depende de la suerte por las lluvias aliadas que puedan haber recibido, pero también del tipo de suelo y los que hicieron mejor las cosas en los últimos años son campos en donde los cultivos se ven muy bien, los campos con rotación, buena fertilización y mejor tecnología», puntualizó Botta.
Por otra parte, planteó que a pesar de que se registra un alza en el precio de los granos «el productor no va a llegar a compensar las pérdidas».
«Vemos una situación bastante difícil independientemente de la suba de precios. Hay productores que no van a compensar nada, si perdiste el 70 por ciento de la producción no vas a compensar con el alza de precios. A esto se suma que la espalda financiera del productor mediano o chico es menor. Esto va a parar toda la actividad del interior», resaltó Botta, para quien tal vez la suba de precios logre compensar el ingreso de divisas que aporta el agro pero no el impacto negativo en la economía nacional.
El titular de Agrobrokers indicó que si bien los mercados internacionales se mostraron al alza, todavía resta evaluar la tendencia ya que la suba de precios está muy condicionada por la demanda de China sobre la soja estadounidense y la campaña en el país del norte todavía no se definió. «Una cosa muy diferente hubiese ocurrido si Brasil tenía una mala cosecha, una combinación de esta sequía con una restricción en Brasil hubiese sido explosiva para los mercados», subrayó.
Cadena de pagos en problemas
El analista recordó que hay un fuerte nivel de endeudamiento entre los productores, la toma de crédito fue fuerte en esta campaña, así que dejó sembradas sus dudas sobre cómo enfrentará sus compromisos el hombre de campo. No obstante, aseguró que «el sector es muy dinámico y siempre se ha repuesto a todo».
El relevamiento del Crea aseguró ayer que «en combinación con la sequía, el aumento de los precios de soja y maíz y la reciente evolución del tipo de cambio, están generando impactos económicos variados dependiendo de la producción».
Explicó que «según el radar agrícola (herramienta para cuantificar estado de resultados en todos los departamentos agrícolas de Argentina), ante una caída del 10 por ciento en la producción total de granos no se afectarían los ingresos brutos totales respecto a lo estimado a inicio de campaña, mientras que ante el escenario más probable de 15 a 20 por ciento de mermas de producción se perderían 2.150 millones de dólares», aseguró el informe.