La devaluación del peso se suma a la suba de los costos para influir en la inflación núcleo, la que mira el BCRA para mover la tasa. Se estima que no bajará de 1,8% este mes
El salto del tipo de cambio presionará aún más sobre la inflación núcleo, que excluye los efectos de los precios regulados o con componentes estacionales e impositivos, que se resiste a bajar de 1,8% entre junio y julio. Ese dato es el que observa el Banco Central para diagramar su política monetaria.
Según indicaron economistas consultados por El Cronista, la resistencia de la inflación subyacente (entre 1,3% y 2,3% en lo que va del año) es producto de la inercia inflacionaria y de la suba de costos que introdujo el reacomodamiento de las tarifas. Y entienden que las empresas trasladarán la suba del dólar a los precios para defender su rentabilidad.
«Vemos un proceso en la inflación núcleo en el que hay una elevada inercia en la economía argentina, que hace que la velocidad a la que se desacelera la suba de precios sea muy lenta. La política monetaria tiene un impacto acotado en el proceso inflacionario, porque donde más impactaba la tasa de interés elevada era en mantener el nivel de tipo de cambio tranquilo», dijo Lorenzo Sigaut Gravina, economista Jefe de Ecolatina. A su juicio, la inflación subyacente se mantiene entre 1,5 a 2%, en el nivel previo al ajuste de tarifas y devaluación de 2016.
Sigaut Gravina evaluó que el hecho de que el tipo de cambio haya subido 6% sobre el último récord tendrá un impacto significativo en los precios. «Los importadores ven si el dólar subió respecto del último récord», dijo. Ya esperaba que la inflación de julio se acercara a 1,8 o 1,9%. Pero ahora estimó que el salto del dólar le puso un piso de 2%. «En 2017 el Gobierno logrará que la inflación núcleo vaya a la velocidad de 2015 o 2013», agregó.
Pese a que los aumentos de tarifas y en los precios de los combustibles no entran directamente en la «core inflation», las subas impactan en los costos de las empresas y se trasladan a los precios finales para mantener la rentabilidad.
«Es muy difícil romper la inercia en Argentina por las presiones de costos», coincidió Marina Dal Poggetto, directora del Estudio Bein. La economista recordó que la inflación es mayor al 20% desde hace diez años, a lo que el año pasado se agregaron los ajustes de precios relativos. «Todo el mundo traslada las presione de costos a precios en la medida que no se desplomen las ventas», agregó.
Entiende que en julio, el aumento en las prepagas, las expensas, las naftas, el servicio doméstico y los cigarrillos agrega un punto al IPC.
A ese impacto habrá que sumar la devaluación: «Todo el mundo está revisando los costos con la suba del tipo de cambio y si el nivel de actividad lo permite, lo trasladarán a precios», dijo Dal Poggetto.
Para fin de año prevé que la core permanezca alta porque las tarifas se recomponen en forma semestral, lo que «condena a la economía a mantener tasas de interés altas». Y entiende que para bajar la inflación en forma agresiva al 17% se necesita una tasa más alta que la que aplica el BCRA y que eso destrozaría el nivel de actividad.
Según la consultora Elypsis, la inflación núcleo de julio alcanzará 1,8% (en un IPC de 1,8%), tras un junio en que la core fue de 1,8% en un nivel general del 1,4%. «La devaluación no fue significativa, pero algunas décimas puede llegar a agregar tanto en la núcleo como en la general», dijo el economista Gabriel Zelpo, quien previó que se estabilice en 1,4% a fines de año.