Estudios privados estiman que la contribución al fiscal apenas representará el 0,5% del total de la esperada recaudación de impuestos
Por Roberto Cachanosky
La decisión del Gobierno de aumentar en 3 puntos porcentuales los derechos de exportación del complejo sojero no luce como una medida que vaya a generar mayores ingresos impositivos al fisco. En 2019 el complejo sojero exportó por un total de USD 16.943 millones, ocupó el primer puesto en el total.
De repetirse el nivel de exportaciones y precios del año anterior, el fisco recaudaría USD 508 millones más. Considerando que en 2019 la recaudación impositiva total sumó el equivalente a USD 101.000 millones, la suba de las retenciones aportaría un incremento del 0,5% al total. Es decir, monedas frente al gigantesco problema fiscal que acumula el país, producto del aumento del gasto público.
No solo la medida no aporta casi nada desde el punto de vista fiscal, sino que, además, agrega más inestabilidad en las reglas de juego a una economía argentina que, de por sí, es imprevisible por los bruscos cambios que suelen adoptar los gobiernos sobre las condiciones en que los empresarios tienen que tomar sus decisiones. En otras palabras, este aumento de las retenciones al complejo sojero no afecta solo al campo, sino que envía señales negativas al resto de los sectores productivos.
A lo anterior hay que agregar el estancamiento que muestran las exportaciones desde hace 12 años. Luego del salto entre 2003-2007, a partir de ese año las exportaciones quedaron boyando en la franja de los USD 60.000 a 70.000 millones.
Si se toman los datos del Banco Mundial de exportaciones de bienes y servicios en dólares corrientes, entre 2007 y 2018 las exportaciones Argentinas aumentaron, punta contra punta, 15,5%; las de Brasil el 49%; Perú el 81,5% y Australia el 78,8%, por citar solo algunos país de la región o similares a Argentina.
De acuerdo a un trabajo preparado por FADA, en 2019 las exportaciones de agro negocios representaron el 64% del total de las ventas al exterior de la Argentina. En 2019, solo los complejos sojero, cerealero y bovino representaron el 52% del total.
El ministro de Economía, Martín Guzmán, y el mismo presidente, Alberto Fernández, han manifestado que el país necesita generar dólares genuinos. Justamente estos sectores son los que pueden aportarle las divisas que tanto dice necesitar el gobierno, pero la carga tributaria es tal que parecen estar matando la gallina de los huevos de oro.
De acuerdo al trabajo de FADA, a diciembre 2019, antes que se anunciaran los aumentos de retenciones e inmobiliario en la provincia de Buenos Aires, el Estado se quedaba con el 60,4% de la renta agrícola. De la soja el estado tomaba 64,5%; del maíz 53,9%; del trigo 53,5% y del girasol 62 por ciento.
Mientras que si se toman los datos por provincias de cuánto se queda el Estado de la renta agrícola, siguiendo el trabajo de FADA, la de Buenos Aires se lleva 61,7%; La Pampa 62,3%; Santa Fe 59,3%; San Luis 58,7%; y Córdoba 59,9 por ciento.
Es evidente que no solo el campo es el que paga muchos impuestos, pero el peso impositivo es mayor por las retenciones que se aplican. Y a medida que aumenta la presión impositiva y se reducen los márgenes de ganancias de los productores cuánto más lejos se está del puerto menos rentable es la producción por los costos de transporte.
El punto a resaltar es que la única opción de salida de Argentina en términos de crecimiento económico es vía exportaciones. El mercado interno es tan chico en volumen y en poder adquisitivo, con un 35% de la población en la pobreza, otra parte en la indigencia y el resto sobreviviendo cómo puede (salvo la dirigencia política) que no hacen falta muchas inversiones para poder abastecer el mercado interno. Por el contrario, si se exportara más, los volúmenes de producción crecerían y las necesidades de inversión, con la creación de puestos de trabajo, aumentarían notablemente.
De acuerdo a un trabajo realizado por Gustavo López, desde que se establecieron las retenciones al campo en 2002, el sector aportó por esa vía USD 105.000 millones. Esto es, solo en retenciones, el campo aportó toda la recaudación de todos los impuestos recaudados en 2019.
Mientras Argentina se mantuvo abierta al mundo y no se castigaron las exportaciones, las ventas totales al exterior representaron entre 2% y 3% del agregado mundial. En 2018 representaron apenas 0,3%. En otras palabras, de haber mantenido la participación en el comercio mundial, hoy Argentina debería estar exportando USD 572.000 millones anuales en vez de los escasos USD 70.000 millones actuales, si llueve lo suficiente. ¿Cuántos puestos de trabajo, cuánta riqueza, cuanta mejora en la calidad de vida se perdieron por exportar USD 500.000 millones menos de lo que se podría?
En síntesis, lo único que mantiene con vida a la economía argentina es el sector agropecuario y alguno que otro más, sin embargo el Gobierno se empeña en castigar el único motor que le queda funcionando manteniendo el avión en vuelo. Francamente no se entiende que se pretende hacer aumentando en 3 puntos los derechos de exportación de soja, si le va a aportar monedas, generará menos rentabilidad en el sector tendiendo a achicarlo, cuando lo que necesita la economía es que se agrande la producción y no se la castigue.