De todas las líneas de préstamos personales, la tarjeta de crédito es la más difundida, especialmente por la practicidad que representa el hecho de contar con un préstamo de renovación automática mensual dentro de la billetera. En los últimos años, la tarjeta de crédito supo ser una buena herramienta para paliar, al menos parcialmente, los efectos de la inflación. En la actualidad, las tasas crecieron hasta tal punto que la opción no sólo dejó de ser conveniente sino que se convirtió en un peligro para el usuario.
La tasa pactada en una compra en cuotas no puede ser modificada unilateralmente por la entidad financiera pues se trata, ni más ni menos, de un préstamo a tasa fija: en el momento de aceptación de la financiación (elección de compra en cuotas) puede ya saberse la tasa que se aplicará durante el desarrollo del crédito. El problema surge cuando usted realiza el pago mínimo, convirtiendo el saldo en una deuda que se actualiza por una tasa variable. En ese mismo momento, usted libera a la entidad emisora de su tarjeta de crédito para que esta aplique al saldo la tasa que estime conveniente al reclamar la deuda, pudiendo la misma ser actualizada mensualmente.
A diferencia de lo que la lógica indica, el pago mínimo que figura en su resumen no está determinado por las cuotas cuyo vencimiento opera en el periodo a pagar más los consumos en un pago e intereses, más gastos. Si bien no hay un método único para fijar dicho monto, el más utilizado es el siguiente:
* el pago mínimo está compuesto por el 100% de los intereses, cargos y comisiones del periodo,
* 4% de saldos adeudados de periodos anteriores,
* 4% de las compras en un pago y hasta 3 cuotas,
* 50% de las compras entre 4 y 12 cuotas,
* 100% de las compras en 13 o más cuotas,
* el 100% de adelantos en efectivo
* y el 100% de todo saldo que exceda el límite de financiación asignado.
Complicado, ¿verdad? No vale la pena efectuar un análisis pormenorizado de la ecuación, pero cada porcentaje tiene un por qué: un por qué que absolutamente siempre es favorable al banco. Como ejemplo fácil de comprender, en los créditos con sistema de amortización francés (el 90% de la banca personal) hasta la mitad del plazo, los intereses pagados en cada cuota superan ampliamente el capital cancelado, por lo que el monto adeudado no disminuye de manera proporcional simple sino gradual; si tiene alguna experiencia crediticia previa, imagine por un momento como se engrosan los intereses si solamente paga el 4% del capital. Sin embargo, el riesgo implícito no termina ahí: al ser tan complicado el sistema de medición -salvo en los casos en los que cancela el 100% del saldo de la tarjeta todos los meses- usted está autorizando a la entidad bancaria a aplicar sobre la totalidad del saldo la tasa variable (no se puede elegir cancelar una compra en particular y otra no, sólo pagar un proporcional de cada gasto ya efectuado).
La iniciativa del Ministerio de Economía de regular tasas por intermedio del Banco Central (según lo habilita la última reforma de su Carta Orgánica) ha tomado una especial fuerza durante la última semana. Fue el propio viceministro de economía, Emanuel Álvarez Agis, quien definió de «abusivas» las tasas actuales, haciendo especial incapie en la financiación de saldos de tarjetas de crédito: «Distinto es si para sacar un crédito, se pide una tasa exorbitante, porque en ese caso uno puede decidir si lo toma o no. Pero sobre los saldos, no hay forma de escaparse».
La realidad nos muestra que las diferentes entidades fijan números que no siguen criterios lógicos. A eso hay que sumarle que muchas promociones crean una imagen distorsionada en la mente del usuario sobre cuáles son los bancos que más benefician a sus clientes.
Tomando como ejemplo el banco de capital extranjero más importante en nuestra plaza, la tasa nominal anual actual de financiación máxima aplicada a su tarjeta líder es de 49,40%, con un costo financiero total del 84,507%, en pesos. En comparación, un banco de capital nacional (cooperativo), en su tarjeta propia, maneja una TNA máxima del 31,50%, con un CFT del 50,58%. Es decir, que lo que un banco cobra sólo como tasa del interés, el que está a 100 metros lo cobra por tasa de interés + gastos + comisiones. Con estos números, las promociones que tanto sorprenden por sus descuentos, se licúan al llegar el momento de pagar el resumen. Si comparamos el costo financiero total de cualquier préstamo de consumo con la tasa pagada en las operaciones de depósito en plazo fijo a 30 días, comprenderemos rápidamente que el negocio de las entidades bancarias reside actualmente en la banca personal, aún cuando el riesgo de mora se incremente por la incapacidad de hacer frente a los vencimientos.
Si bien el intervencionismo del Estado en el sector privado no es aconsejable en un mercado sano, la incertidumbre que experimenta el usuario cada vez que llega el resumen de la tarjeta de crédito, hace que una regulación de tasas se convierta en necesaria si las entidades no las bajan por motus propio. El 85% de costo financiero total cobrado en Argentina le reporta al mismo banco un 250% más que en su casa matriz española por igual concepto. Y aunque pueda pensarse que los riesgos en nuestro país son mayores, la mora actual promedio en banca personal es del 2,5%, ascendiendo, según los últimos datos del Banco de España (2013), al 12,12% en la madre patria.
Otros consejos útiles para los usuarios de TC
– Si alguna vez recibió sin solicitarla una tarjeta de crédito, y no la ha usado, verifique el estado de la misma. Es común que estas campañas comerciales bonifiquen el costo de renovación anual, aunque sólo por un periodo o cuando efectivamente se produzcan consumos en el mismo. Como normalmente no pertenecen a los bancos usados habitualmente, uno pierde el control y hasta se olvida del plástico. Conclusión: cuando opera la renovación, usted acumula una deuda que a los 60 días de no cancelar, lo deja en posición de ser informado a la central de riesgo del banco central en situación dos, e irá subiendo un peldaño numérico cada 30 días.
– Cuando chequee el saldo para una operación en cuotas, también revise el monto disponible para un pago. Pocos usuarios (y negocios) saben que la primera cuota impacta sobre el saldo para compras en efectivo. Seguramente le ha sucedido querer comprar en cuotas y que, aun habiendo corroborado el monto, le indiquen «saldo insuficiente» al momento de presentar el plástico. Para que sea más claro, un ejemplo práctico: si usted desea realizar una compra de $1200 en 6 pagos, deberá tener al menos $200 para compras de contado.
– Al momento de dar de baja una tarjeta, chequee que dicha baja sea efectivizada. La forma más simple es llamando a los teléfonos de atención a usuarios que se encuentran en el dorso del plástico, que generalmente no pertenecen al banco emisor sino a la marca de tarjeta. Es importante controlar los débitos directos en tarjeta de crédito (teléfono, cable, prepaga y otros), ya que podrá tener problemas con el saldo si operan luego del cierre en el que usted lo canceló para efectuar la baja. También recuerde que se pagan intereses vencidos, por lo que debe exigir al banco que le haga una liquidación final, y no conformarse con pagar el total del resumen, ya que desde que el mismo se emitió, hubo intereses corriendo, y esto impedirá la baja definitiva.
La autora es titular de VP Consultora. Ex Ejecutiva Zonal Banco Credicoop Coop. Ltdo.