El Gobierno necesita financiamiento para limitar la emisión monetaria con la que se fondea, pero emite deuda a un rendimiento por debajo del que opera el mercado. El riesgo de no subir la tasa es que la deuda dollar-linked sea la única alternativa
Uno de los ejes principales de la estrategia del ministro de Economía, Martín Guzmán, para estabilizar el mercado cambiario se encontró con un problema. El funcionario necesita conseguir tanto financiamiento en pesos como sea posible en el mercado local, pero el mercado le pide más tasa de la que está dispuesto a pagar. La diferencia no es enorme, y la situación no es límite ya que en caso de no alcanzar los objetivos de financiamiento planteados siempre se puede recurrir a bonos atados al dólar, pero es una luz amarilla que se enciende ya que la baja de las cotizaciones paralelas puede ser frágil si no hay un rendimiento en pesos detrás del que puedan alinearse inversores y ahorristas.
Mientras la baja de los dólares paralelos se tomó un descanso tras dos semanas de caída y el Banco Central continúa con dificultades para tomar reservas, la suerte de la estabilidad que busca el Gobierno depende en parte de la suerte que corran las licitaciones de deuda en pesos en los meses por venir.
Ayer la Secretaría de Finanzas que conduce Diego Bastourre consiguió recaudar $70.557 millones a través de la emisión de dos letras del Tesoro a tasa variable y dos bonos ajustados por el índice CER que sigue a la inflación. La operación buscaba refinanciar vencimientos por cerca de $75.000 millones, por lo que no alcanzó el objetivo, y dado el propósito de conseguir financiamiento extra por sobre el necesario para enfrentar vencimientos con la idea de reducir la emisión monetaria con la que el Banco Central fondea al fisco se quedó más corta todavía.
Hay, detrás de esa insuficiencia, una decisión de política. Guzmán y Bastourre le pusieron precios mínimos a las letras y bonos que se licitaron. Por debajo de ese precio, no aceptaron ofertas. Como a menor precio de suscripción mayor es la tasa que se convalida, en los hechos se trató de la fijación de un techo para la tasa en pesos.
El precio al que se colocó la Letra en pesos a tasa variable con vencimiento en enero quedó así en 37,30%, mientras que la de la otra letra ofrecida con vencimiento en marzo quedó en 37,65%. Esas tasas están por debajo de lo que exige el mercado para quedarse en pesos, si nos guiamos por los rendimientos que muestran otras emisiones de deuda del Tesoro hechas en el pasado y que cotizan en el mercado secundario.
Según un cálculo de Econviews, las emisiones de deuda en pesos a tasa fija emitidos en el pasado por la Tesorería -son instrumentos diferentes a los licitados ayer, pero dan una referencia- cambian de manos en el mercado a un precio mucho menor al que permite el Gobierno. Así, comprar una letra a descuento o un bono a tasa fija en la bolsa supone para inversores garantizarse una tasa en pesos que, en promedio, está en 41,7%, una suba respecto a rendimientos por debajo del 39% de pocas semanas atrás.
Los precios a los que cotizan las distintas emisiones de deuda del Tesoro en el mercado parecen indicarle al Gobierno que, aunque la contracción de la brecha cambiaria fue bien recibida, para quedarse tranquilos en activos en pesos aspiran a un rendimiento mayor dado lo precario que es por ahora el equilibrio del mercado.
“Las Letras a descuento que vencen en diciembre, enero y febrero están arriba del 40% en el mercado secundario. Si alguien en un fondo común de inversión o una aseguradora toma letras a una tasa menor a la que pagan otras ya emitidas que se pueden comprar en el mercado secundario, pierde el trabajo”, dijo Andrés Borenstein de Econviews.
En los últimos dos meses del año Finanzas tiene que refinanciar vencimientos en pesos con el sector privado por $428.140 millones según datos de EcoGo y tomar un 10% más con el objetivo de conseguir fondos frescos que permitan pedirle menos emisión monetaria al Banco Central. El objetivo no es imposible, pero se puede hacer cuesta arriba.
“No fue tan grave el resultado de la licitación, buscaban $75.000 millones y consiguieron $70.000 millones. Para la próxima licitación, mucho de lo que vence son títulos en los que se colocan encajes bancarios, eso se va a emitir sin problemas y son unos $150.000 millones”, explicó Santiago López Alfaro de Delphos Investment.
“Y bueno, tendrán que emitir por ahí algo de dollar-linked o quitar los precios mínimos en las licitaciones, las tasas están un poquito más arriba”, agregó López Alfaro.
“En cuanto a la calma cambiaria tenés noviembre toda esta carga de bonos y diciembre aumenta la demanda de dinero. Obviamente hay un desafío hasta marzo que es cuando empiezan a entrar los dólares y hay un desafío de hacer menor el déficit del 4.5% del presupuesto y de financiar una porción mayor con emisiones de deuda, para no usar financiamiento monetario. Quizás haya que ajustar un poco, como sacar el precio mínimo y que las tasas vayan para arriba”, concluyó el especialista de Delphos.
La expectativa de una suba de tasa es generalizada entre analistas e inversores. No es claro que Guzmán vaya a convalidarla, por otro lado.
“Debería convalidar una suba de tasas para poder financiarse en pesos, por un tema incluso estacional de mayor demanda de pesos de fin de año el mercado te pide más tasa. Si no quiere convalidar la suba de tasas, el costo que paga es descalzarse porque va a tener que emitir dollar-linked, CER o dólar que es deuda indexada”, comentó Ledesnma.